II

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Osamu se encuentra sentado tras el mostrador, leyendo El manual del suicidio como ya es costumbre. Está tan absorto y apacible que cualquiera podría pensar que está leyendo una novela juvenil o tal vez algo de misterio como Sherlock Holmes o inclusive un cuento infantil. Cualquier otra cosa que no sea un manual explícito de cómo acabar con su vida.

En algún sitio de la cafetería está sentado un rubio de ojos verdes que porta anteojos y al otro lado se encuentra un pelirrojo. Ambos clientes están en sus propias cosas. El rubio, escribiendo con suma concentración en una agenda bien cuidada y el pelirrojo está bebiendo su té verde mientras sostiene una hoja de papel, leyendo su contenido con evidente desaprobación.

Al término de diez minutos, el hombre de ojos verdes se acerca al mostrador para pagar.

"Dazai." Se dirige hacia el castaño, quien en automático cierra su libro para atenderle. "¿Ese hombre es el que dices que viene todos los días?" Inquiere saber a la vez que saca de su billetera un par de billetes.

No hay que pedir especificaciones, él sabe de quién habla.

"Lo es, Kunikida-kun. No entiendo, tú y yo sabemos que el café de aquí no es tan bueno..." Comenta con evidente confusión, sacando de la caja registradora el cambio para el contrario.

"Mmh... En el turno de la noche jamás he visto a ese sujeto. Sólo viene en tu horario." Sí, Kunikida trabaja en la misma cafetería, pero en el segundo turno porque debe atender clases por las mañanas. Hoy es su día libre y Osamu le pidió que fuera para observar al pelirrojo.

"¿Crees que deba decirle al jefe? No, ¿verdad? Tal vez es pura coincidencia que venga cuando estoy yo. Además, no me ha dado ningún problema y hemos mantenido conversaciones agradables."

Doppo levantó una ceja con interés. "¿Has hablado con él?"

Mierda.

"A veces." Confiesa el vendado fingiendo que era algo sin relevancia. "Es buena persona, creo, sólo me parece muy misterioso."

"Tal vez viene por ti, Dazai." Concluye el de mirada verde con tono monótono, zanjando el tema. "No lo arruines como siempre. Hasta mañana."

Aquellas palabras dejaron pasmado al joven de iris marrones por varios segundos.

¿Que no lo arruine? ¿Se refería a todas las anteriores veces que se dejó llevar por sus miedos...? Honestamente, si alguien podía reprender a Dazai sin delicadeza para que ponga los pies sobre la tierra, ese era Doppo y éste fue un golpe bajo e inesperado.

Es más fácil hablar, claro.

Suspirando, se dispuso a limpiar el mostrador. En algún momento, posó sus orbes sobre el cliente de baja estatura: éste doblaba la hoja de antes con una obvia inconformidad.

Dazai se mordió el interior de la mejilla. No. No podía.

No ahora y tal vez nunca.

Si las sospechas que tiene desde hace días son ciertas y, que al parecer su amigo también tiene, debe cortar este problema de raíz lo más pronto posible en cuanto tuviese oportunidad.

Temor [SOUKOKU]Where stories live. Discover now