Capítulo 1

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Necesitaba demasiadas cosas, necesitaba dinero, necesitaba un lugar donde hospedarse porque la estaban a nada de desalojar del apartamento de mala muerte donde vivía con su hermana, necesitaba urgentemente un empleo, porque el trabajo de cantante-bailarina que tenía, la despidieron, y esa noche era la última en la que trabajaría ahí. Y mientras guardaba sus cosas pensaba en la posibilidad de tener un empleo aunque sea de limpia suelos en ese bar, así que con decisión se levantó terminando de guardar sus cosas y estaba por salir de su camarote cuando una espectacular mujer negra entró, vestía de un magnifico vestido negro pegado al cuerpo resaltando todas sus increíbles curvas.

—Uhm… Creo que se equivocó…

—¿Camila Cabello?—Interrumpió a la morena, la cual dio un paso hacia atrás con nerviosismo.

—Sí, ¿co-como lo sabe?—Preguntó con temor viendo como aquella mujer cerraba la puerta del camerino, haciéndola tragar saliva.

—Jamás me equivocó, tenlo claro, cariño—Ignoró con gracia su pregunta y camino a sentarse al sofá que tenía ahí.

La morena hizo una mueca y miro con urgencia el reloj que tenía en la muñeca, tenía que irse de inmediato si quería tratar de hablar con su jefe para que pudiera hablar acerca de otro trabajo.

—Necesito irme, tengo que hablar con…

—Camila Cabello, padres muertos, sin amigos, una hermana de 14 años, la cual no asiste al colegio pero tu vecina, que es maestra, le da clases a cambio de que mantengas perfecta su casa—La morena detuvo su andar cuando la morocha empezó a hablar, y con cada palabra que decía se tensaba más y perdí el color de su piel—Estas soltera, sorprendente tienes únicamente un ex—La morena apretó los puños ante el tono de gracia de la mujer—Vives en un apartamento en el barrio más peligroso y mugriento de la zona, desempleada, esta noche fue el último día en este bar, ¿estoy en lo correcto?—Vio como la castaña se daba la vuelta lentamente.

—¿Cómo mierdas sabes eso?—La morena se tuvo que sujetar de uno de los muebles de su camerino para poder mantenerse de pie.

—Tomaré eso como un afirmativo—Se levantó de hombros despreocupada—Dejaste a mi amiga maravillada, te pagare si…

—No soy prostituta—Gruñó cortando la frase de la morocha, la cual sonrió con gracia—Le puede decir a su amiga que vaya a un prostíbulo, que aquí no es, y su dinero lo puede meter por donde le quepa, puede que lo necesite pero no vendo mi cuerpo de esa manera—A pesar de que trató de hablar con calma, tratando con todas sus fuerzas maldecirla, su tono de voz fue seco, frío y duro.

La mujer negra sonrió analizando a la castaña, aquella muchachita tenía más personalidad de lo que creía.

—Oh cariño, ¿y si te dijera que ella es Lauren Jauregui?—Se levantó con lentitud del sofá mirando la reacción de la castaña, la cual frunció el ceño para después cruzarse de brazos.

—Mi respuesta seguirá siendo no—Se mantuvo firme, puede que ella estuviera desesperada pero jamás vendería su cuerpo de esa manera.

Normani sonrió, y estuvo por hablar nuevamente pero la puerta del camerino se abrió haciendo que ambas miraran a la puerta casi con susto.

—Ugh, ¿no podías esperar, culo blanco?, eres desesperante estando borracha—Rodó los ojos viendo a su mejor amiga tropezarse con el inexistente escalón extra.

—Maniiii—Sollozó la ojiverde totalmente fuera de si.

Camila abrió los ojos al reconocer quien estaba ahí, y con mayor ganas quería irse de ahí, ¡no iba a acostarse con alguien, y mucho menos cuando no podía mantenerse de pie!

—Cariño, cuando me refería con pagarte y aquello, fue precisamente por esto—Señaló a su amiga susurrar cosas sin sentido a la lámpara—Mal entendiste mis palabras, necesito una… Niñera para esta borrachita—Inventó rápidamente, su amiga había dicho que la quería, pero no le había especificado de que manera la quería.

—¿Niñera?, yo no soy niñera…

—Te pago cinco mil dólares para que la cuides esta noche—Ofreció caminando con elegancia hacia su amiga quien las miraba de reojo y volvía de inmediato a susurrarle cosas a la lámpara.

—¿Cin-cinco mil dólares?—Chilló en voz baja soltando su mochila por la impresión—¡¿Por cuidarla una noche?!

—Tienes razón—Murmuró negando con la cabeza al ver como su amiga había perdido la elegancia por tanto alcohol en su sistema, no podía entender como hacía unos cuantos minutos estaba perfectamente bien y ahora parecía niña pequeña con problemas mentales, pero de inmediato recordó que ella siempre era así, solo que ahora estaba borracha—Es demasiado poco para que te encargues de esta tonta infantil, te pagare diez mil dólares—Volteó a verla con una sonrisa, creía que la morena le había corregido la cifra al ser tan poca, y eso le pareció satisfactorio.

Sin embargo, la morena estaba completamente sorprendida, le pagarían diez mil dólares en una noche, ¡eso era lo que le pagaba el club al mes!

—Oh Dios—Susurró cubriéndose la cara escuchando de fondo una suave risa de bebé ante su expresión, y de alguna manera aquella suave risa le hizo revolver el estómago de una manera impresionante.

La negra sonrió aún más, y asintió malentendido su reacción.

—Tiene razón, soy demasiada tacaña, serán dieciséis mil dólares—Tuvo que morderse el labio para contener la sonrisa triunfadora al notar todas las reacciones de la morena—¿Acepta?—Preguntó la negra acariciando la cabeza de la pelinegra quien ahora fijamente a la castaña con la cabeza torcida para que la morocha siguiera acariciando su pelo.

En la mente de Camila se formaban planes con lo que haría dinero, la mitad lo usaría para poder lo que debe de la renta, así como la luz, agua, y lo que sobrara lo usaría para llenar las despensas para cuando se acabara el dinero, no tuvieran nuevamente escasez de comida.

—Acepto—Destapó su rostro sintiendo una calma inundarle, tal vez no sería tan sencillo cuidarla pero podría sobrevivir unos meses con el dinero.

—¡Aceptó!—La ojiverde soltó una risa sin saber exactamente a que se refería—Manibear… ¿Qué aceptó?—Susurró volteando a ver de reojo a su amiga, quien había dejado de acariciarla.

La mujer rodó los ojos burlona, y le ofreció una sonrisa a la mujer que no parecía ser lo que ella pensaba a un principio.

—Estas borracha…

—Ajá, ¿y?—La miro con seriedad reincorporándose con un ligero tambaleo.

—Me iré con Dinah, y Ally conoció a una chica, se irá con ella—La morena vio como el rostro de la atractiva mujer se transformó en muchas emociones en segundos; picardía, emoción, sorpresa, tristeza, y molestia.

—¿Me dejaran?

Parecía que el alcohol había dejado su sistema debido a su perfecta habla, pero uno se da cuenta que sigue ebria por su incapacidad de pararse en un solo lugar completamente estable, se tambaleaba de vez en cuando, y soltaba hipidos, los cuales hicieron que la morena tuviera que agacharse a tomar su mochila para que no la vieran morderse el labio para contener sonidos de ternura ante aquella millonaria infantil y borracha.

—Bueno… Si pero…

—Como sea, morenaza me acompañara—Sin dejar de ver a la morocha, movió el dedo de en medio y el índice en ademán de que Camila se acercara a ella.

La castaña se quedó paralizada por unos segundos pero cuando la magnífica mujer giró los ojos con lentitud hacia ella para verla, un gesto que la hizo ver intimidante e impotente, con nerviosismo se movió rápidamente a su lado.

—Una perfecta acompañante, te cuidara bien—Afirmó la negra viendo como la mujer frente a ella posaba su brazo sobre los hombros de la castaña atrayéndola a ella, aunque supo que lo hizo para mantener el equilibrio.

—En efre-efecto—Corrigió de inmediato acomodando su postura al darse cuenta que había estado encorvada.

Normani sonrió de lado asintiendo, estaba comprendiendo el rápido cambio de actitud de la ojiverde, porque ni estando borracha se permitía demasiado pasar vergüenza, debió haberse dado cuenta como se estaba comportando antes, y a pesar de que le encantaran las caricias y mimos, debía comportarse aunque su cabeza diera vueltas, y su cuerpo ardiera ante el toque de la morena.

—Con esto me refería, cariño, será difícil, es demasiado bipolar—Se dirigió a la castaña, la cual estaba extrañamente alterada—Puede que en unos minutos te pida que tengan sexo, luego te hara firmar algo, se comportara empalagosa y con necesidad de mimos…

—Sigo aquí—Interrumpió frunciendo el ceño con molestia.

—Solo no le hagas caso—La ignoró por completo.

—¿Siempre… Es así cuando esta ebria?—Interrogó sujetando la cintura de la pelinegra quien estuvo a nada de caerse nuevamente.

—Esta es su primera vez que sale a un bar—Se levantó de hombros quitándole importancia al hecho.

—¡¿Su-su primera vez?!—Volteó a mirarla con impacto sintiendo como los dedos de la más alta presionaban más su hombro.

—Por supuesto, ¿si la conoces, no?—Frunció el ceño confundida, todo el mundo sabía como era su mejor amiga, pero al ver la mueca que hizo supo que apenas la reconocía—Oh, ella bebe, sí, pero jamás sale de casa, esta es su primera vez—Explicó tomando la mano de la ojiverde, la cual la habia estirado para picar su rostro.

—¿La van a dejar sola su primera vez?—Cuestionó indignada sintiendo una palmadita en su hombro por parte de la mujer que la sujetaba.

—¿Sola… Me dejaran?—Hizo un puchero perdiendo nuevamente la seriedad que tenía.

—Oh no, cariño, te cuidaremos estando aquí—Extendió su mano libre haciendo ademán al lugar—Pero te dejaremos en casa, y la morenaza te cuidará ahí.

Ambas mujeres asintieron, una más conmocionada que la otra, la ojiverde miro a la morena a su lado, y sin soportar la tentación, quito su mano del agarre de la negra y enterró sus dedos con suavidad en la melena castaña de la morena.

—Uhm… ¿Señorita, qué hace?—Su voz salió temblorosa y baja, sus ojos miraban de reojo a la magnífica mujer que parecía encantada con pasar sus dedos por su pelo.

—¡Como sea!, estamos perdiendo el tiempo, vayamos al bar y divirtámonos—Aplaudió dos veces llamando la atención las mujeres, las cuales únicamente la morena la miró—Y Camila—Le llamo en tono de advertencia, que hizo tensar a la cantante—No bebas, querrás estar en tus 5 sentidos estando con esta mujercita—Advirtió empezando a caminar hacia la salida—Las espero arriba, señoritas, estaremos en la zona VIP—Volteó a verlas sobre su hombro para después regalarles una sonrisa, y salir finalmente de ahí caminando con tanta sensualidad que Camila se preguntaba si era modelo, en lugar de empresaria.

Soltó un suspiro sin aún creerse que ya tenía un trabajo de una noche, ¡podría pagar lo que le faltaba!, miro a la persona por la cual le pagaron demasiado, pero al verla se paralizó por completo. Aquella deslumbrante mujer la miraba fijamente, sus ojos parecían brillar con asombro y maravilla, sus pupilas dilatas y su agarre en su cabello habían hecho que el ambiente se cargara de erotismo y tensión. Lauren quedo estupefacta al contacto de esos mares de chocolate, sentía como se adentraba en ese mar y su magestial brillo y abundantes tonalidades marrones la deslumbraban, parecía el tipo perfecto de adicción, del cual no querría curarse jamás.

—¿No-nos vamos?—La cantante habló con voz baja y ronca, un timbre de voz tan perfecto que provocó que un escalofrío recorriera todo su cuerpo, su agarre se dirigió a la cintura de la menor de estatura y la haló hacia ella queriendo sentir más de cerca aquel adictivo calor que desprendía de cada poro de piel de la morena—¿Señorita…?

—Lauren… Amor para ti—Sonrió con gracia al ver como las tonalidades rojas inundaban el rostro moreno de la maravillosa cantante.

—Su amiga nos espera arriba—Balbuceó nerviosa queriendo alejarse del agarre de la mayor de estatura, sin embargo, soltó un chillido cuando sintió estrellarse contra una pared para ser acorralada por la deslumbrante millonaria—¡Señorita Lauren!

Sus manos se dirigieron a los hombros suaves de la mujer en un intento absurdo de mantener distancia, pero fue imposible mantenerla cuando una fuerte, y borracha, mujer hacía lo que fuera para acortar la distancia, una de sus manos soltó el agarre de cintura y en un movimiento tan rápido que la morena no pudo prevenir, tomó sus manos y las puso sobre su cabeza, y así corto la poca distancia que tenían.

—Hueles maravilloso—Susurró con lentitud mientras su cara bajaba lentamente a su cuello inhalando suavemente la esencia y aroma natural de la cantante.

—Te-tenemos que subir—Tartamudeó con los ojos cerrados tratando de alejar su cuello lejos de aquella sensual mujer.

—Solo unos segundos más—Exigió soltando un suspiro, subió con lentitud su cabeza y esta vez enterró su nariz en la melena de la cantante aspirando su olor.

La morena maldijo internamente, la candente mujer era de las escasas personas que conocía que a pesar de oler a alcohol, tenían un olor en particular que los hacía oler maravillosamente, trató de mover las manos sobre su cabeza pero la ojiverde tenía un agarre fuerte y casi inmovible. Soltó un quejido bajo al sentir la mano ardiente de la mujer descender a su muslo descubierto, por la abertura del vestido, y apretar con suavidad su muslo.

—Lauren… No-no—Mordió su labio al terminar lo dicho para contener la maldición que estaba por escapar al sentir como la ojiverde levantó su muslo, y ella como instinto, rodeó su cadera con la pierna.

—Tu piel… Es tan suave como la seda—Descendió su cabeza nuevamente y con su nariz acaricio con lentitud la curva de su cuello.

—Para…—Soltó un jadeo al sentir la suave y cálida mano de la pelinegra pasearse por su trasero, metiendo su mano dentro del vestido—Descarada—Masculló con molestia, y aún más al reconocer su propia reacción.

La pierna que rodeaba la cadera de la millonaria, apretó contra ella a la pelinegra. La risa suave y burlona de Lauren hizó vibrar su cuerpo, y aún más al sentir un bulto contra su entrepierna apenas cubierta.

—Oh cariño, tendrás que zafarte tú—Todos los nervios del cuerpo de la cantante se alteraron al timbre femenino y ronquecino de la millonaria—Porque… Estoy caliente y no te soltaré.

Camila se paralizó, sentía la mano ardiente de la ojiverde apretar y acariciar su piel, su boca besó su cuello dejando una marca de su labial rojo, y al ver la marca, pareció calentarse aún más, pues empezó a besar, chupar y lamer su cuello de una manera tan ardiente y erótica que la morena tuvo que apretar más a la mayor contra ella para apagar las llamas que empezaba a sentir en su interior, tenía que morder sus labios para contener los sonidos de excitación, para así no dar ninguna satisfacción a la mayor, a pesar de que su cuerpo la traicionara de una manera cruel.

En eso, sintió la fuerza del agarre en sus manos disminuir, y se quedó quieta.

¿Debía alejarse?

Su cuerpo ardía en las brasas del fuego ardiente de la pasión y lujuria, la mano traviesa de la mayor recorría sin pudor sus muslos y trasero, amasando y apretando con fulgor, las manos que la sujetaban apretaban de una manera que hacía únicamente que el erotismo y sensualidad aumentara, los carnosos labios de la mujer paseaban con lentitud por todo su cuello, clavículas y su mandíbula, marcando toda la zona con el tinte rojo de su labial. Su centro latía y gritaba por más atención, más porque el bulto que tenía la mujer entre sus piernas se frotaba contra ella únicamente sirviendo como la pólvora para una futura explosión. 

Explosión que no se daría, puesto que su cerebro pareció prenderse dejando a un lado las brasas de la excitación y erotismo dándose cuenta de la situación. Haló sus manos con tanta fuerza para después bajar su pierna y empujar a la pelinegra, sin mirar atrás corrió detrás de un pequeño sofá para mantener su distancia. La ojiverde parecía un animal salvaje, sus ojos habían oscurecido en una neblina de lujuria y pasión, su respiración acelerada, sus labios hinchados y con el labial corrido dando una vista tan exótica y sensual que por unos segundos para castaña se maldijo por parar.

—Va-vamos a subir e irnos, estas demasiado—Tragó saliva con dificultad—Ebria.

La sonrisa malvada que creció por los labios hinchados y rojizos de la mujer en estado salvaje, la hizo estremecer de pies a cabeza, tuvo que sujetarse más fuerte del pequeño sofá para no caer… O para no correr a sus brazos y ordenarle que la follara.

Porque a pesar de no conocerla demasiado bien, como la mayoría de las personas hacía con los famosos, y en especial con los que se pudrían en dinero, sabía perfectamente lo que esos pantalones elegantes y holgados ocultaban, no era un secreto para nadie, aunque tenia que admitir que sólo sabía porque su hermana era una aficionada con esa mujer.

—Sabes…—El tono ronco de su voz la hizo estremecer, y puedo jurar que tembló otra vez cuando aquellos ojos verdes la miraron fijamente—Tienes… Razón, debemos subir, cosita caliente.

Camila podría jurar que todo el cuerpo de la mujer estaba esculpido en piedra de erotismo y pasión, pero las risas que soltaba eran increíblemente tiernas, y por alguna razón, su atracción hacía ella incrementó.

—No me digas así—Pidió entre dientes al haber aceptado ya su atracción hacía ella.

—¿Cosita caliente?—La ojiverde habló bajo y sensual, su voz parecía haber sido sacada de un mundo irreal—Suena… Caliente—Bromeó soltando una risa cantarina caminando con lentitud hacia la morena—No me pidas que deje de decir algo, cosita caliente, porque me prendo más—Advirtió una vez estando frente a ella, aunque separadas por lo ancho del sofá, pero la morena pudo jurar sentir el aliento alcohólico y de hiervas aromáticas acariciar su rostro.

—Solo vámonos—Pidió en voz baja rodeando el sofá y alejándose lo más posible de la ojiverde, aunque en eso recordó la mochila que ni se había dado cuenta que tenía, pero al ver donde estaba, se tensó.

La ojiverde pasó su mano por el cabello acomodándolo del lado contrario del que estaba, y se dio cuenta de que la sensual morena estaba inmóvil. Frunció el ceño y siguió la mirada a donde Camila veía, no pudo contener la risotada al verla justo a sus pies.

—Vamos, cosita caliente, ven y tómala—Levantó la mochila sujetándola fuertemente en su mano con desafío.

La morena la fulminó con la mirada, y casi renuente se acercó a ella, sin quitarle la mirada molesta de encima. Al estar a dos pasos de ella se estiró para tomarla pero la mayor levantó la mochila fuera de su alcance.

—Dame mi jodida mochila, señorita ebria—Habló entre dientes con molestia acercándose otro poco para tomarla pero la mayor la elevó más.

Justamente cayó en la trampa.

Lauren la tomó de la cintura y la acercó a ella, atrayéndola en un agarre fuerte y caliente, el sonido de la mochila estrellarse contra el suelo no era nada contra los insultos de la castaña.

—Cosita caliente—Murmuró acercado su rostro con el de la morena, la cual estaba maldiciéndola, y trataba de separarse de ella, pero la mano en su cintura y la otra en la espalda únicamente la hacían acercarse más.

—¡Puta madre, Lauren, suéltame…!

Fue silenciada por los labios carnosos contra los suyos, la mayor atrapó su labio superior entre los suyos y succionó con sensualidad para después comenzar una erótica danza, la cual Camila correspondió sin poder negar la candente acción, su cuerpo temblaba y sin darse cuenta, sus manos se enterraron en la melena negra de la mayor para juntarla más contra ella.

Sus bocas se conocían, e iniciaban batallas por el liderazgo de aquel beso que alborotaba cada célula de su cuerpo, las manos de la millonaria parecían salvajes mientras recorrían la suave piel de la menor dentro del vestido nuevamente, ambas cabezas ligeramente ladeadas para poder besarse libremente, los dientes de la cantante mordisquearon con ganas los labios de Lauren en venganza a las burlonas acciones que había dado momentos atrás.

El profundo gemido de la ojiverde resonó haciéndola temblar, sentía las manos de la mayor apretar con descaro su voluptuoso trasero acercándola aun más a ella.

—Nos vamos de aquí, ya—Ordenó la ojiverde besando su mejilla con la intención de marcar su ahora casi inexistente labial rojo.

Camila sintió la perdida de la calidez que brindaba el ardiente cuerpo de la ojiverde, y abrió los ojos notando como aquella mujer la miraba con una sonrisa triunfadora, lo cual la hizo reaccionar a lo que acababan de hacer.

—Eso no…

—Nos vamos, ya.


***

MaidWhere stories live. Discover now