Capítulo 2

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Caminaban por los pasillos de un edificio que había dejado embobada a la castaña por su altura, por estructura, por la hermosa iluminación que tenía, no tenía ni idea de qué hacían ahí, la ojiverde parecía haber perdido la capacidad de hablar correctamente cuando le obligó a ella y a sus amigas  algo sobre un contacto e irse, sus parecieron entender porque la rubia soltó un chillido de desesperación mientras que la negra reía.

Y ahí estaban, con una ojiverde sujetando con firmeza la mano de una morena, su amiga pelinegra reía mientras negaba con la cabeza ante la incredulidad de la situación, la cual se había salido de sus manos, solo un poco. Anteriormente, en el bar, al presentarse, la rubia la había abrazado y le había dicho que huyera, no había entendido pero no podía irse, necesitaba ese dinero, la rubia, la cual le había sorprendido con su inocencia y amabilidad, le miro a los ojos y suspiró, para después darle unas palmadas en el hombro diciéndole que comprendía.

—Ustedes fuera, cosita caliente y yo dentro—Había ordenado la ojiverde antes de cerrarle la puerta en la cara a sus dos amigas mientras la cantante veía todo avergonzada y sorprendida.

—Normani, esto es una pésima idea—Reclamó la celestial rubia cruzándose de brazos, con un poco de indignación al haber sido rechazada al entrar.

—Ella la quiere—Argumentó vagamente la morocha con una sonrisa burlona.

Ambas caminaron un poco alejadas de la puerta para colocarse la ventana, la cual estaba cubierta con persianas, para ver si podían ver un poco de lo que sea que estaban haciendo con el abogado, porque a lo que se refería Lauren con contacto, la verdad significaba contrato y abogado.

—La quiere para sexo, todos lo sabemos, ¡te apuesto que mañana va a querer deshacerse de ella!—Se descruzó de brazos y la señaló con el dedo con una increíble molestia.

—Pero ella ya esta ahí dentro decidiendo…

—¡Lauren está borracha!—Interrumpió perdiendo la paciencia que la caracterizaba—Mañana va a correrla de su casa, y te apuesto que ni siquiera van a tener sexo en su cama.

La negra no pudo contener las carcajadas ante la furia e indignación de su amiga, y las palabras que usualmente no decía.

—Tranquila brava, no creo que logra acostarse con ella—Tranquilizó palmeando su hombro con gracia.

—¡¿Viste como estaban cuando salieron el camerino de Camila?!, ¡parecían haber tenido sexo ahí dentro!—Y nuevamente ahí estaba la palabra a la cual normalmente Ally las regañaba cuando la usaban.

—Pero no tuvieron—La miro levantándose de hombros—Tú misma viste cómo estaba Lauren, y definitivamente no logró acostarse con Camila, aparte cuando baje a hablar con ella, principalmente tenía la idea de pagarle para que tuviera relaciones con ella—Comentó moviendo la mano a un lado en un ademán de explicación—Me dijo que no, le dije que mi amiga era Lauren Jauregui, y ella a pesar de que fuera Lauren Jáuregui me dijo que no—Comentó con tranquilidad y cierta burla en su tono.

— Entonces… ¿Qué hacemos aquí, si no se va a acostar con ella?—Preguntó con confusión mirando a la ventana de simuladamente, pero aún así no logró ver nada.

—No lo sé, Sunshine, no soy adivina.

Rodó los ojos en broma antes de ser interrumpida por la puerta siendo abierta violentamente, para después ver a una pálida morena salir corriendo en dirección a la cafetería, lo más probable es que ni se haya dado cuenta que se dirigía a la cafetería. Momentos después Lauren salió calmadamente sujetando con elegancia algunos papeles mientras estrechaba su mano libre con su abogado, quien parecía sumamente sorprendido.

—Gracias… Por esto, Hansen—Agradeció con una sonrisa ladeada.

—Si—Se aclaró la garganta antes de contestar—Un gusto ayudarle, señorita Jauregui—Sonrió ahora con seguridad antes de separar sus manos—Es hora de retirarme.

—Que tenga buena noche—Dijo calmada buscando algo, o alguien, en los alrededores.

El abogado murmuró lo mismo regalándole una sonrisa a las amigas de la millonaria mujer.

—Que pasen buena noche, señoritas Brooke y Hamilton—Caminó a su lado bajando levemente la cabeza.

—Gracias, señor Hansen—Le miro pícaramente logrando una baja y profunda carcajada al hombre.

—Oh, que amable señor Hansen, que usted, su esposa y sus hijos igual—Le sonrió amablemente con su ternura y amabilidad característica de ella.

—Se lo aseguró, señorta Ally, me despido—Mencionó volviendo a bajar la cabeza unos momentos antes de reincorporarse—Me saluda a mi hermana—Le guiñó un ojo burlón antes de darse la vuelta y salir de ahí.

La joven pelinegra soltó un suspiro mientras buscaba sus alrededores a la morena que había pedido un poco de espacio después de firmar el contrato para después echarse a correr.

—¿Han visto a la cosita caliente?—Preguntó con resignación al no encontrarla, volteó a ver a sus amigas, las cuales la veía me extrañadas.

—Corrió la cafetería—Respondió la morocha recibiendo un golpe en el hombro por parte de la más pequeña—¡Oye!

—Si Camila se fue, es por algo—Replicó la rubia poco indignada por el hecho de que su amiga había dicho el paradero de la cantante.

—¿Pues qué le dijiste para que huyera?—La miro interesada—¿Acaso si le propusiste firmar el contrato sobre sexo?—Sonrió burlonamente escuchando a su amiga rubia suspirar.

La millonaria las vio extrañadas y negó con la cabeza.

—Sabe cocinar…

—¿Y eso qué tiene que ver?—Frunció el ceño confundida dirigiendo una mirada de reojo a su amiga rubia, quien se encontraba igual de confundida que ella.

—Sabe barrer, trapear, acomodar—Seguía explicando ignorando las miradas de sus amigas mientras volvía a buscar a la castaña sobre el pasillo que se dirigía a la cafetería, pero no veo nada aún.

—Lauren, basta, ¿a qué te refieres?—Interrumpió la rubia viendo como únicamente su amiga empezar a parlotear sin sentido.

—La contraté…—Fue lo único que dijo por varios segundos disfrutando las caras de angustia y desesperación de sus amigas.

—¡Jodida mierda, Lauren!—Exclamó la negra desesperada—¡Habla de una jodida vez, pálida borracha!

La mujer la miro con ambas cejas levantadas y con una sonrisa burlona.

—Ella manejó mi carro, me amenazó que ella no se subiría si yo manejaba—Sus amigas suspiraron al saber que explicaría desde el inicio—No dejaría que se fuera permití que ella manejara, y como sabemos… Estoy un poquito pasada de copas…

—Estas pasadísima de copas, Lauren, apenas puedes hablar bien sin arrastrar las palabras—Replicó la rubia con molestia.

—Ajá, lo que te deje dormir por las noches—La rubia rodó los ojos con exasperación—Prosigo… Ehm… Le dije que tuviéramos sexo…

—Por Dios—Refunfuñó la rubia golpeando su frente con su palma.

—Me dijo que podía irme a meter un palo por el culo, que ella no se daría para eso—Se levantó de hombros escuchando las carcajadas de su amiga negra, y la verdad es que ella también se estaba aguantando la risa.

—¡Al fin una mujer que conoces que piensa con la cabeza y no con la entrepierna!—La rubia levantó las manos al techo con alivio.

—Lo-lo veía venir—Habló la negra entre risas—¿Entonces para qué la contrataste?

—La quiero para mi—Se cruzó de brazos teniendo cuidado con los papeles—Así que… La tendré por varios meses… Como mi sirvienta—Explicó regresando a su seriedad pensando en lo sexy que se vería la cantante estando en su casa.

Tal vez pudiera lograr que se acostaran, o tal vez no, el golpe en su brazo seguía ardiendo cuando en camino al lugar ella le dijo a Camila que no se arrepentiría de acostarse con ella, y que le daría orgasmos como a nadie, y ahora que lo pensaba un poco, tal vez si se había pasado un poco, pero ¡jamás nadie la había rechazado de esa forma, y mucho menos pegarle por ofrecerle orgasmos!, ¡¿quién en su santo juicio se niega a los orgasmos?!

—¡Santo Dios, enloqueciste!

—Creo que no volveremos a llevarla a un bar, Ally.

Había escuchado los reclamos sorprendidos con un poco de molestia en ellos, sin embargo, su mente seguía centrada en que tal vez la morena jamás había tenido un orgasmo, y que por eso se negaba acostarse con ella porque no sabía cómo se sentía y tal vez lo relacionaba con algo malo. Sus amigas trataban de hablarle para tratar de cambiar un poco su pensamiento, pero ella estaba perdida en sus pensamientos cómo sería tener una relación sexual con la cantante.

—¡Lauren!—Gritaron su nombre a lo que ella reaccionó inmediatamente volteando a ver.

—¿Sí, Ally?—Ella parecía calmada y relajada con todo y sus ojos pintaban una alegría que jamás habían visto e inmediatamente lo relacionaron con el alcohol.

—¿Por qué hiciste eso, cariño?—Bajo el tono de su voz y le habló manteniendo la calma al ver ese brillo que hacía mucho tiempo su amiga no tenía.

—Oh… La quiero para mi—Respondió simple, sus amigas la siguieron viendo en un ademán de que siguiera hablando—Y ella necesita dinero… Sabe barrer… Sabe cocinar… Sabe trapear—Enumeró con lentitud al darse cuenta que ahora le costaba un poco más hablar—Y me ofrecí… para que trabajara para mí, necesita dinero—Terminó de explicar, manteniendo una emoción en su rostro que mostraban lo satisfecha que estaba ante esa explicación.

Ambas amigas soltaron un suspiro, y se voltearon a ver para ver si alguna de las dos podría dar una explicación más lógica, pero ninguna de ellas tenía la suficiente información, ¿sería lástima?, ¿un fetiche, tal vez?

—Gasparin—La más alta vio como la pelinegra frunció la nariz con molestia ante el apodo—Bien… Lo dejaremos así, ¿de acuerdo?—La ojiverde asintió lentamente con satisfacción—Solo queremos—Señaló a la rubia para después señalarse a ella—Que no te arrepientas mañana, y que…

—¿Quién dice que me voy a arrepentir?—Replicó indignada llevándose una mano al pecho mirando a sus dos amigas.

—Uhm, por más que queramos creerte, cariño, te conocemos—Habló la rubia dando un paso adelante—Estás borracha, y cuando estas borracha sueles hacer cosas que no haces cuando estas sobria, y te arrepientes al siguiente día—Explicó con calma colocando una mano en el hombro de la pelinegra para trasmitir calma.

—Jamás me arrepiento—Refunfuñó infantilmente la pelinegra.

—¡Oh vamos!—Río con ironía la morocha—Trato con los alemanes, estabas borracha, y al día siguiente te diste cuenta de la enorme cagada que firmaste—Vio como la ojiverde rodó los ojos pero hizo una mueca al terminar.

—Recuerdo… Ese día, no fue… Para tanto—Rechistó posando su mano libre sobre la de Allyson en su hombro.

—El trato con los Marie, estabas borracha y te acotaste con la heredera, y al día siguiente estabas llamándome con desesperación porque tenías una cadena de club de strippers a tu mando—La miro con ambas cejas levantadas tratando de dar el punto en el cual se arrepentía.

—Bueno… Esa vez si fue grave…—Suspiró resignada entregándole los papeles a su pequeña amiga, al saber que podía arrugarlos.

Ally soltó su mano por unos segundos guardando los papeles en el bolso de mano que traía, usando esos pequeños segundos para pensar en otra ocasión de la cual se arrepintió, al guardarlos volvió a tomar su manos para después hablar.

—Cariño, la vez que olvidaste usar preservativos…

—¡Ya entendí, ya entendí!—Chilló la pelinegra soltando la mano de Ally para después alejarse de ambas mujeres—Trataré de recordar mañana… Y no arrepentirme.

—Ugh, valió, iré por Camila para darle el jodido cheque, y pueda huir de ti mientras sigues aquí—Se volteó para caminar a la cafetería, pero no dio ni 5 pasos cuando la ojiverde se le lanzó encima—¡Lauren, por Dios, pierdes la elegancia!—Gruñó tratando de sacar a la ojiverde sobre de ella—¡Quítate bendito culo blanco que arrugas mi vestido!

Allyson suspiró viendo a sus dos amigas siendo infantiles por el alcohol en sus sistemas, si Normani hubiera estado sobria, Lauren estaría en el suelo, y si Lauren estuviera sobria ni quisiera estarían ahí, además de que estaban tardando demasiado ¡y en sus carros estaban sus acompañantes!

Estaba tan concentrada en calmarse y no gritarles que no se dio cuenta de la presencia de cierta morena, no se dio cuenta hasta que una mano se posó en su hombro haciéndola sobresaltarse e inmediatamente voltear a defenderse.

—¡Calma, Ally!—Pidió la castaña alejándose de la pequeña rubia al ver como un golpe se dirigía a ella.

La rubia al verla, y oírla, paró de inmediato para llevarse esa misma mano al pecho respirando rápidamente.

—Dios mío, me diste un susto—Rio nerviosa levantando su mirada para conectarla a la de la castaña—Pido perdón por mi manera tan irrespetuosa de reaccionar—Hizo un intento de sonrisa nerviosa.

—Oh, no se preocupe, debería ser yo quien te pida perdón, debí hacerme notar—Movió sus manos detrás de ella.

Ambas se quedaron en un silencio ligeramente incómodo, mientras que en el fondo se escuchaba la absurda pelea de sus amigas.

—Espera… ¿No estabas en la cafetería?—Cuestionó rompiendo su silencio señalando el lado contrario del cual vino.

—Me perdí—Susurró haciendo una mueca mirando de reojo como la persona quien la había contratado peleaba infantilmente con la mujer que le pagaría por cuidarla—¿Qué… Qué les pasa?—Señaló con la mirada a ambas mujeres.

La pequeña mujer volteó a ver a sus amigas, ahora la morocha estando encima de la pelinegra.

—Peleas insignificantes—Suspiró negando—Es momento de irnos—Giro levemente el rostro mirando de reojo a la morena—¿Entonces… Trabajaras para ella?

—Uhm sí, yo-yo necesito ese trabajo, ella me pagaría bien por mantener limpia y cuidada su casa…—Balbuceó sintiéndose con la necesidad de explicar.

—Calma, calma, no necesitas explicarme, solo ten en cuenta que mañana será diferente—La mirada confusa de la castaña la hizo proseguir—Lo más probable es que mañana se comporte de una manera totalmente diferente a la de hoy, puede que sea seria, molesta, irritante y hará lo que sea para que renuncies—Explicó sabiendo lo que haría su amiga, los años que llevaban conociéndose no eran en vano—Si quieres ese trabajo… Deberás permanecer fuerte y demostrar que nada de lo que haga, hará que te rindas.

—Oh… Vaya, sí, esta bien—Asintió rápidamente comprendiendo un poco las palabras de la rubia—¿Pero… Por qué?

—Es… Lauren—Río nerviosa—Es muy cambiante, y ahora esta borracha.

La morena asintió lentamente, esta vez cruzando los brazos frente a ella mientras escuchaba los quejidos de ambas elegantes, y ahora infantiles, mujeres. No podía arrepentirse ahora, necesitaba ese trabajo para poder darle la vida que merecía su hermana, poder brindarle una verdadera vida, tal vez no llena de lujos como los demás pero no la vería sentirse triste o con una falsa felicidad que le mostraba, se cambiarían de casa definitivamente, podría llevarla a la escuela, podría comprarle ropa nueva, ¡podría comprarle esos antojos que se quedaba viendo en la calle!, e incluso ella podría terminar la universidad.

Nadie en su vida le había ofrecido un trabajo así, o más bien, bien de pagado como la señorita Lauren le ofrecía, porque había trabajo de limpieza y su paga era mínima, y Dios, le haría caso a Allyson si la actitud de la señorita Lauren cambiaba.

—¡Cosita caliente!

Tuvo que morderse los labios para evitar rodar los ojos, y maldecirla por decirle así. Ally, quien vio la acción, sonrió mirando a un lado, tal vez aquella chica no sería como las demás que conocía.

—Señorita Lauren—Murmuró levantando la cabeza al instante en el que sintió un cuerpo estrellarse contra ella—Ugh mierda—Se quejó tratando de mover los brazos para sujetar a la mujer, quien había dejado caer todo su cuerpo.

Para todos fue una sorpresa que la millonaria se echara a carcajadas mientras que la morena hacía lo posible para sostenerla. Normani y Allyson se miraron sorprendidas, en sus miradas se notaba lo felices e impactadas que estaban. Camila apretaba fuertemente el abdomen haciendo fuerza para que ninguna de las dos pudiera caer, y a pesar de que las suaves y jodidamente adorables carcajadas vibraran sorprendentemente en su cuerpo, se sentía un poco irritada

—¡Vamos a casa, cosita caliente!—Exclamó quitándose sobre la morena, la cual tuvo unos momentos para respirar antes de que la energética mujer la tomara del brazo para arrastrarla a donde se suponía que era la salida.

—¡Oye, tus amigas!—Replicó tratando de caminar tan rápido como la millonaria, porque sino terminaría siendo arrastrada.

—Ellas vienen detrás—Contestó aún sin bajar la velocidad a la que iban, haciendo que prácticamente tuviera que jalar a la morena, la cual poco a poco empezaba a quedarse más atrás.

Salieron al exterior y la millonaria ni siquiera tuvo la decencia de despedirse o al menos decirle algo a la morena antes de prácticamente subirla al automóvil en el asiento del conductor, porque ya había prendido de que la cantante no se subiría si ella conducía. Camila estaba paralizada con las manos en el volante mientras veía como la millonaria rodeaba el auto, pero no subió. Lauren se detuvo para hablar con la rubia pequeña, la cual le dio un golpe en el hombro y le reclamó, ella no pudo escuchar que pero parecía estarle dando un sermón, Camila con nerviosismo miro la elegante y carísima decoración que tenía el carro, jamás había estado en uno pero manejarlo había sido más sencillo de lo que parecía y fue aún más sencillo al tener a una millonaria de maestra, a pesar de que ella estuviera borracha.

Vio de reojo como la rubia terminó el sermón para después de extenderle algunos papeles mientras volvía a regañarla por alguna cosa, sabía que la involucraba porque señalaba y palmeaba los papeles para después señalar el carro, no podía ver la reacción de su nueva jefa pero podía adivinar por como se movía que se sentía presionada e indignada, la rubia terminó de regañarla para señalar el carro en un ademán de que se subiera, a pesar de que los vidrios eran polarizados y que Allyson no pudiera verla, le sonrió y agito su brazo como despedida. Camila abrió levemente la puerta y salió levemente para sonreírle nerviosa y agitar lentamente la mano en ademán de despedida.

—¡Cuídate, Camila!

La rubia sonreía viendo como la castaña nuevamente fue obligada a entrar al carro mientras su amiga se subía al asiento del copiloto. No conocía la cantante pero algo en su aura y en el brillo de sus ojos la hacía especial, sus ojos parecían extrañamente raros, porque en unos momentos sus ojos mostraban un alma infantil, y en otros momentos, como cuando estaban el abogacía, sus ojos parecían tener una alma vieja.

Con un suspiro vio como el automóvil se fue de ahí desapareciendo en la oscura niebla de la noche, si no fuera por las luces del auto la escena pudiera parecer de película de terror.

Aunque la película de terror pudiera ser lo que se enfrentaría la castaña al día siguiente.

***


MaidWhere stories live. Discover now