Capítulo 5

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Habían pasado 3 meses, tres meses los cuales habían sido un completo infierno para la castaña.

Todo era demasiado confuso para ella, después de aquella vez el comentario de sus padres el primer día, Lauren le había regalado una margarita al día siguiente, y así fue siendo cada día después que Lauren hacía algo mal, pero aún así, ella no cambiaba.

Sus reglas cada vez parecían más estrictas, la calma con la que antes la atendía, aunque no totalmente, desvaneció, ahora su jefa la trataba con frialdad y una crueldad que la hacían sentir mal a momentos, desde el ridículo y absurdo traje de "típica" sirvienta, el cual irritaba terriblemente su piel, hasta el que la millonaria tirara su comida al basurero, incluso frente a ella.

—Camila—Su nombre pronunciado con repulsión y asco la hicieron estremecer, apenas levantó la mirada cuando un fuerte estruendo la hizó apretar la mandíbula y aguantar las ganas de gritar y maldecir.

A pesar de empezar a tener cierto odio a la ojiverde, rápidamente fue a auxiliarla cuando esta tropezó con las escaleras, rompiendo con ella todo el contenido de la bandeja.

—¡¿Se encuentra bien?!—Preguntó verdaderamente preocupada al notar como de la palma de la mano empezaba a escurrir sangre, trató de ayudarla a reincorporarse pero la mayor golpeó con la palma su brazo.

—Estoy bien, no necesito ayuda—Habló entre dientes con dolor y molestia mientras se levantaba apretando en un puño su mano lastimada.

Camila notó el estado moribundo de su jefa, su jefa había estado sintiéndose mal desde la mañana, lo había notado en el desayuno, antes de que su jefa se fuera a encerrar a su oficina.

—Está sangrando—Murmuró volviéndose a acercar a la ojiverde tomando su brazo con fuerza.

—Dime algo que no sepa—Rechistó tratando de alejar su brazo del cálido y atrayente calor de agarre de la sirvienta.

—Alejemonos de los vidrios y curemos su herida—Escuchó a la ojiverde gruñir, pero aún así se dejo llevar por la csstaña teniendo el cuidado de no pisar los cristales.

—Limpiarás todo—Refunfuñó la ojuverde dejándose llevar al baño.

—Ese es mi trabajo—Suspiró la morena.

La ojiverde se dejo llevar hasta al baño por la morena, la cual parecía ahora más seria. Mientras la llevaba pudo apreciar su espalda, su cintura, trasero y piernas, todo parecía tan distribuido en su cuerpo perfectamente, ella no era como las demás que se mataba haciendo ejercicio para mantenerse con el abdomen plano, con las piernas muy delgadas, y casi sin grasa, lo que Camila tenía era natural, piernas gorditas y musculosas, tenía un trasero que únicamente podría agradecer a Dios de tener la bendición de poder ver, bajo el ridículo traje que le había dado, sabía que escondía una cintura no tan marcada pero perfectamente para darse una figura magnífica. Y el movimiento que hacía al moverse era magistral, porque a pesar de no pertenecer a alguna familia rica, o algo parecido, la forma que tenía de moverse parecía tan elegante, parecía como si hubiera practicado su caminata miles de veces hasta que le quedará a la perfección, pero a la vez tenía algo tan natural y simbólico que odiaba desear.

Pero mientras ella notaba de ese detalle se fijó en su cuello y noto pequeñas manchas rojas alrededor de el, ¿de qué serian?, ¿chupetones?, no era chupetones, Lauren sabía cómo se le veía los chupetones en su cuello, y eso parecía más como rasguñadas y piquetes que chupetones, ¿piquetes de mosco?, podría ser sí estos eran salvajes y no tuvieran cuidado, ¿alergia, tal vez?

—Hazlo, Lauren—Señaló con el dedo el lavabo mientras ella se volteaba a buscar algo en los gabinetes que tenía colgados en la parte atrás a la que se encontraba ella viendo.

MaidWhere stories live. Discover now