Capítulo 6

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Seguir las instrucciones al pie de la letra no era algo que Lauren hiciera a la perfección, incluso sería un milagro si seguía una orden que no implicará su trabajo, al menos pudo controlarse en términos de no explotar frente a la castaña, e incluso la castaña estaba demasiado sorprendida.

Habían pasado días y siempre que regresaba la casa de su jefa no encontraba ningún plato tirado o rastros de comida tirada, e incluso fue a investigar en los botes de basura si su comida no estaba tirada, Lauren cuando vio la cabeza metida en en el bote de basura, no pudo controlarse y se burló de ella.

—¿Qué haces?, ¿buscas a tus amigos ratas?

Era una de sus ridiculeces que hacía para burlarse, pero al segundo que dijo eso, la castaña vio como la mujer palidecía, se dio la vuelta sin hablarle, y tampoco permitiéndole contestarle, para después irse a encerrar a su oficina.

Y en las comidas, sorprendentemente le ordenó que comiera con ella en la misma mesa, en el mismo horario, cuando meses atrás le había prohibido comer en su comedor, y frente a ella. Durante la comida, la ojiverde le lanzó al rostro un tipo de masa extendida y plana, Camila jamás le decía el nombre de lo que comían, pero Lauren juraba que eso se llamaba tortilla, podría no ser nacida en un país latinoamericano, pero tenía ascendencia cubana, y sabía algunos nombres, pero como gracia y maldad jamás le dijo a la morena, y tampoco le dijo que sabía español, y disfrutaba que la morena le dijera cosas en español creyendo que ella no entendía.

—¿Qué miras tanto?—Inquirió con seriedad después de haberle lanzado lo que ella creía firmemente que era tortilla.

Mierda, ¿qué mosca te picó?—Había reclamado en voz baja mirandola con muecas mientras tomaba la tortilla y ls colocaba en su lugar.

—¿Qué?—Tuvo que reprimir su sonrisa ante el comentario de la morena.

—Que estoy sorprendida, señora Lauren—Respondió con una fingida sonrisa mientras movía con la cuchara el arroz rojo que había hecho.

—Ah—No supo que decir haciendo que quedaran en un silencio bastante incómodo—Come y deja de hablar español—Masculló molesta consigo misma bajando la cabeza hacia su plato.

Gringos hermosos pero desesperantes—Murmuró entre dientes sin tener la molestia de disimular.

Y si hubiera levantado la cabeza, se hubiera dado cuenta del color rojizo que su jefa adquirió en su tono de piel.

—Entendí lo de gringos, Camila—Mintió llevándose una cucharada de la comida a la boca, y silenciosamente disfrutando de ese manjar.

—Dije que ustedes los gringos son muy especiales, mi señora.

Ambas se sonrojaron ante lo último dicho por la morena, pero esta vez ninguna de las dos habló, y se centraron únicamente en comer en silencio.

El silencio.

Algo que ahora las caracterizaba demasiado antes, ambas estaban en su propio lío, la ojiverde ponía musica a todo volumen con sus enormes y potentes bocinas para fastidiar a la morena, pero ahora silencio, el único ruido eran los sonidos de los pasos de Camila contra el suelo, el sonido de muebles moviendose ligeramente, e incluso el sonido que hacía el roceador para limpiar superficies 100% de madera.

—Camila.

El sonido de su nombre la hizo pegar un chillido y un salto del susto, inevitablemente se volteó con el roceador como arma, y al ver a su jefa suspiró, ¿no se suponía que estaba acostumbraba a sus repentinas apariciones?

—¿Me necesita para algo, señora Lauren?—Preguntó nerviosa y confundida totalmente cuando escuchó la risa encantandora de la mujer.

—Voy a salir, y quería... Preguntarte si... ¿Me acompañarías?—Camila podría morir en ese momento.

MaidWhere stories live. Discover now