Capítulo 9

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Lauren llevó la reja principal a Camila mientras le cuidaba la espalda y veía de reojo sus alrededores, ambas se encontraban vestidas totalmente, sin embargo, jamás se sabía de los peligros. El plan principal era que la mayor dejaría a la castaña en la esquina para que la mujer pudiera tomar el autobús, y por más que no le gustaría la idea de dejarla sola, la morena le había negado el acompañarla hasta su casa, y renuente, Lauren aceptó.

Después del llanto de la castaña, Camila había tomado el rostro de la millonaria y juntó sus frentes mientras susurraba "No fue tu culpa, enserio" tranquilizando a la ojiverde, la cual de había sentido culpable de la decaída sentimental de la muchacha.

—Gracias por... Todo, Lauren—Agradeció la castaña deteniéndose en la parada de autobuses girando para ver el rostro de la mujer.

—Gracias a ti—Sonrió levemente estirando la mano para llevar un mechón del pelo de Camila detrás de su oreja.

La castaña se quedó paralizada sintiendo el bombeo de su corazón fuertemente, la mayor la veía con un brillo especial, el cual podía ver gracias a la lámpara que había en las calles, que nuevamente quiso lanzarse a sus brazos y no salir de ellos jamás, pero no podía y no debía. Ambas se veían fijamente a los ojos sin importarles el alrededor, la mano de la mayor se quedó quieta en la mejilla de la castaña disfrutando la piel suave bajo su palma.

Sin darse cuenta, ambas se habían acercado poco a poco hasta que sus narices se rozaban, el aliento de la otra chocaba contra sus rostros dejándoles saber que verdaderamente estaban ahí, fueron acercándose más pero una fuerte luz y el sonido de las llantas pesadas, las hizo sonreír mientras la castaña recargaba su frente en el hombro de la mujer soltando un suspiro.

—Ese es mi autobús—Anunció la castaña separandose de la ojiverde, quien asintió soltando su mejilla viendo de reojo el autobús detenerse frente a ellas.

—Cuidate mucho, por favor—Pidió la ojiverde siguiendo a la castaña hasta la puerta del autobús.

—Hare lo que pueda—Sonrió subiendo los escalones con lentitud viendo al hombre esperándola con paciencia, estuvo por subir otro escalón pero se detuvo y volteó a ver a la ojiverde, quien la veía esperanzada—Adiós, señora Lauren—Bromeó bajando un escalón estirándose para dejar un suave beso sobre sus labios dejandola totalmente embobada mientras volvía a subir viendo las puertas cerrarse frente a ella.

Soltó un suspiro y se volteó volviendo a subir mientras buscaba dinero en sus bolsillos para pagarle al señor, sacó el dinero y le sonrió amablemente mientras le daba el dinero sujetándose fuertemente del tubo cuando el autobús empezó a moverse.

—De acuerdo, señorita, le aconsejo que tome asiento—Le sonrió amablemente antes de volverse a centrar en el camino.

—Sí, muchas gracias—Murmuró tomando los tubos para sujetarse y buscar el primer asiento libre, debido a que el camión estaba lleno de personas que acaban de salir de estudiar o trabajar.

Soltó un quejido al sentarse debido al haberse encajado el objeto donde se cerraba el cinturón de seguridad, se acarició levemente el muslo y el trasero teniendo discreción para acomodarse en el asiento y dirigir su mirada a la ventana del camión.

Varios minutos pasaron, muchas personas se bajaron y muchas se subieron, pero ella estaba perdida en la sensación del recuerdo de estar atrapada bajo el cuerpo cálido de la ojiverde, sus manos recorriendola, su boca estando sobre ella besando cada parte de su ser, su cuerpo frotándose en busca de algo más.

—No se mueva—Se paralizó al sentir a alguien sentarse a su lado sosteniendo algo filoso contra su costado, levantó espantada su cabeza pero sintió la punta del arma punzante enterrarse levemente en su piel—Le dije que no se moviera—Gruñó acercándose a ella asquerosamente.

MaidWhere stories live. Discover now