Capítulo 4

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Se había encerrado en su cuarto dejando a la mujer que decía ser su sirvienta arreglar la casa o al menos la tarea del Lunes, ya que al terminar de comer, la ojiverde la arrastró a su oficina y le pidió que le mostrará los papeles que decía que ella era su servienta, ya te seguía creyendo que se había acostado con esa mujer y que únicamente estaba ahí haciéndole una broma.

Pero le volteó la cara cuando fácilmente señaló unos papeles en su escritorio, y la miro desafiante, y al abrir los papeles y leerlos pudo comprobar que la mujer decía la verdad, esa mujer si era su sirvienta.

—Te pagó esta cifra pero te vas hoy, sin hacer nada—Había tratado de negociar, sin embargo, la castaña se negó.

—Lo lamento, señora Lauren, pero yo ayer me comprometí a cumplir todas las cláusulas de ese contrato, y no me voy a ir hasta que termine el lapso.

No recordaba nucho de anoche, y si es sincera, sólo recordaba a la cantante únicamente en el escenario cantando, nada más, ningún otro detalle recordaba. Y para Camila había sido un poco decepcionante, pero al final terminó siendo como la amiga de Lauren había dicho.

Lauren estaba borracha.

Habían pasado una hora discutiendo y con Lauren queriéndola despedir diciéndole que el abogado no se tenía que enterar y que ella fácilmente se podría ir con el dinero en la mano a su casa, pero la castaña resultó ser una aberrante a ganar algo sin un esfuerzo, y se lo había dicho en su cara e incluso tuvo los ovarios de amenazarla diciéndole que fuera lo que hiciera ella, ella no se iría, ella seguiría trabajando esos 5 meses para ella hasta el último segundo.

Después se levantó dejando con la palabra en la boca a la millonaria, Camila sabía que no debía hacer eso con su jefa pero su molestia con la mujer era enorme y prefería irse antes que explotar y decirle algo que no debería a Lauten.

Y ahora estaba la ojiverde encerrada en su cuarto llamando a su mejor amiga, en busca de ayuda. Llamó y espero dos toques antes de que una voz malhumorada contestara.

—¿Qué quieres, culo blanco?—Interrogó la voz del otro lado del teléfono mientras ella se sentaba con nerviosismo.

—Mani… Tengo un problema—Murmuró rascándose levemente la cabeza.

—Oh por Dios, déjame llamó a Ally y la meto en la llamada—La voz malhumorada cambió inmediatamente a una animada y burlona.

—Ugh… Esta bien—Balbuceó esperando a que Normani metiera en la llamada a la rubia.

Pasaron unos segundos antes de que un quejido se escuchara por el teléfono.

—Espero que sea importante, me despertaron—Se quejó la voz de Allyson para después solo soltar otro quejido cuando se lanzó a algún lado.

—Ally, no inventes, son las 3 de la tarde—Se burló la voz de la morocha.

—Calla, para mi son las 3 de la madrugada—Refunfuñó.

—Oh vam…

—¡Oigan!, yo tengo un jodido problema—Reclamó la ojiverde interrumpiendo la ridícula pelea de sus amigas.

—Pon atención, Ally—Regañó emocionada para al final de su frase soltar una carcajada.

Lauren suspiró mirando a sus alrededores para ver si la castaña no había puesto una cámara. Al ver que no, habló.

—Desperté con una mujer…

—¡Dios, si se acostó con Camila!—Pareció sollozar al quejarse la voz de la pequeña rubia.

—¿Tuviste sexo con ella?—Preguntó sorprendida y emocionada la morocha.

—¡¿Qué?!, mierda, ¿la conocen?—Chilló enojada levantándose de la cama.

—Conocer conocer, no, conocer sí, la conocimos de una noche, la querías para ti, ella era la cantante del bar y era su última noche, me mandaste a que la consiguiera para ti—Explicó la morocha haciendo que la duda creciera aún más en Lauren.

—¿Para mi?, ¿cómo que la quería para mi?

—Mani, más tarde te daré mi carro por la apuesta, rayos, Lauren, pensé que si te acordarías—Gruñó la rubia pareciendo que se estaba volviendo a levantar de la cama por los sonidos que hacía.

—Te espero con ansias—Río la morocha con picardía.

—¡¿A qué mierda se refieren?!—Exclamó la ojiverde perdiendo la paciencia.

—Mira querida, ayer estabas pasadísima de copas, y viste a Camila cantar, quedaste embobada con ella, me ordenaste que la consiguiera para ti…

—Pero si no tuve sexo con ella—Intervino confundida cruzándose de brazos mientras sujetaba el teléfono entre su hombro y oreja.

—Espera, ¿qué?

—¡No perdí mi carro!—Chilló emocionada la rubia.

—Pero no se acuerda de ella, aún así pierdes el carro, Ally—Refunfuñó la morocha.

—¡Maldita sea!

—¿Cómo es eso, Lauren?, si no recuerdas nada ¿Cómo sabes que no te acostaste con ella?—Preguntó la morocha con voz molesta.

—Ella me lo dijo, le dije que si habíamos tenido sexo, ella necesitaba irse… Se echo a reír en mi cara diciendo que jamás logre nada, que no me preocupara con eso, y que si no le creía, que checara las cámaras, que se había dado cuenta de que tenía puesta en todos lados—Susurró sabiendo perfectamente que venían burlas.

Y en efecto, así fue. Las carcajadas de sus amigas se hicieron sonar, en especial las de su rubia amiga que parecía haber sido poseída por un demonio y ya que ésta no paraba de reír. Lauren rodó los ojos y caminó hacia la puerta entreabriéndola para poder ver si la morena rondaba por el pasillo pero no, ella seguía en el piso de abajo, al parecer moviéndose demasiado rápido por el sonido de sus pasos.

—Es-eso lo esperaba de ella—Reía la morocha, y en el fondo eso llamada Se escuchaba otra risa y la ojiverde tuvo que morderse los labios para no maldecir al saber con quién se encontraba su amiga, sabía qué esa persona le haría bullying de por vida al saber que no logró acostarse con alguien.

—Sabía que ella no se acostaría contigo, ¡Mila, estoy orgullosa de ti!—Exclamó riendo la rubia para volverse a dejar un poco de micrófono y echarse a reír a carcajadas

—¿De qué mierdas equipo están?—Habló entre siguientes la ojiverde volviendo a cerrar la puerta y centrarse en la llamada.

—Oh-oh cariño, del tuyo pero sabíamos que ella sería la primera en rechazarte—Río con más calma la rubia.

—¿Amos?, suena a manada.

—Solo Ally, Trina, su acompañante, Dinah y yo—Respondió burlona la morocha.

—¡Así es, culo blanco!, ¡sabíamos que culo moreno no se acostaría contigo!—Se escuchó la voz de Dinah en el teléfono de la morocha haciendo que Lauren suspirara.

—Bien, bien, ahora me explican ¿Por qué ella es mi sirvienta?—Interrumpió su parloteo volviendo a sujetar el teléfono con la mano

—Ah… Bueno…

—Cuando estábamos en el bar—Interrumpió a la morocha—Mani fue a pagarle para que se acostara contigo, pero ella se negó, dijo que no vendería su cuerpo fueras quien fueras, entonces tú borracha, bajaste a su camerino y te encontraste con ella mientras Mani hablaba con ella, y en eso Mani se le ocurrió la grandiosa idea de que cuidara por ti esa noche—Habló con burla—Oh por cierto, Mani, ¿ya le pagaste?—Paró su relato para preguntarle a la morocha.

—Mierda, sí es cierto, eh, al rato voy a a tu casa y pagarle—Avisó y de fondo se escuchó nuevamente la voz de Dinah, pero esta vez regañándola.

—¿Cómo?, ¿entonces ella no es mi sirvienta pero es mi cuidadora?, ¿qué mierda?

—Eh si y no, es ambas—Respondió Normani.

—Como decía—Volvió hablar la rubia volviéndose a tirar en la cama o al menos eso sospecho la ojiverde el sonido de la cama—Bajaste, y a Mani se le ocurrió la grandiosa idea de que fuera tu cuidadora esa noche, al fin de cuentas no especificaste para que la querías—Murmuró lo último como si fuera un secreto—Mani les dio tiempo y se subió, no me preguntes qué rayos hicieron abajo porque cuando subieron nada, estaban despeinadas, agitas y la marcaste con tú labial…

—¿Osea que… si me acosté con ella en el bar?—Frunció el ceño confundida.

—No, culo blanco—Se burló de nuevo la voz de Dinah, en la llamada de Normani.

—Joder, cuenten bien—Se quejó la ojiverde empezando a caminar de un lado a otro en su habitación.

— Ay pero qué desesperada—Bufó la rubia logrado la carcajada de la morocha y de Dinah—No, no lograste nada, de nuevo—Añadió susurrante la última frase, causando de nuevo risas en la llamada de Normani—Lo sabemos porque…, Dios, esto es muy vergonzoso.

—Lo sabemos porque tenías un enorme erección entre los pantalones— explicó la morocha con seriedad pero había un atisbo de burla en su voz—Y aparte, siempre te empujaba cada vez que te acercabas a ella.

—¿Y quién dice que eso no fue porque quería una segunda ronda?—Preguntó tratando de volver a conseguir un poco de dignidad.

—Oh vamos, Gasparin, parecías perro en celo, no te podías alejar de ella—Se burló la morocha logrando sacar un gruñido por parte de su amiga pálida—A parte, sólo se tardaron como 5 minutos abajo, y para salvar un poco de su dignidad, tú no puedes durar tan poco tiempo.

Lauren se quedó unos segundos en silencio, no sabía ahora como sentirse al respecto, a pesar de que el comentario de su amiga había ayudado a mejorar un poco su estado de ánimo, de que duraba más de 5 minutos, ¿Cómo rayos se debía sentir ahora?

—Como sea—Suspiró—¿Podemos seguir como mi cuidadora terminó siendo también mi sirvienta?—Pidió con un poco de tensión.

—Cuando subieron, nos ordenaste que fuéramos con tu abogado, el hermano de Dinah por si tampoco te acuerdas—Bromeó la morocha haciendo que la pelinegra rodara los ojos.

—Sí sé quien es, déjate de bromas—Su voz malhumorada hizo que Allyson riera por alguna razón.

— Camila manejó tu auto…

—¡¿Qué?!—La ojiverde casi deja caer el teléfono ante esa declaración.

—Porque no nos dejaste llevarlas, y no quería dejar tu auto en el bar, y cuando quisiste manejar el tuyo, Camila te amenazó que ella no se subiría a tu carro, si tu manejabas y como buena gobernada la dejaste manejar—Había ignorado el chillido de su amiga y si yo explicando el porque Camila había tomado su auto.

—Debe ser una maldita broma—Masculló más molesta la ojiverde.

—Cállate, Lauren—Habló la rubia un poco furiosa por la reacción de su amiga—Camila estuvo más pendiente que tú, ¡estabas borracha, por el amor de Dios!, hubieras tenido un accidente—Gruñó sintiéndose ahora un poco sentimental al imaginarse perder a su amiga—Así que agradece que Camila te salvo el trasero—Perdió lo sentimental y se volvió, otra vez, a molestar al recordar que si no hubiera sido por Camila su amiga estuviera lastimada, o tirada en algún lado.

—Fue sólo por el dinero que le prometió Normani…

—¡¿Y qué?!, hubiera sido otra persona y te hubiera dejado manejar—Replicó nuevamente la rubia.

Lauren volvió a soltar un suspiro, sabía que su amiga tenían razón pero le molestaba el que alguien cuidara de ella, la ojiverde no estaba acostumbrada a eso y le incomodaba no tener el control.

—Bien, dejemos de lado esto, ¿me pueden decir cómo terminó siendo mi sirvienta?—Pidió manteniendo la molestia que sentía dentro de ella.

—Como decía antes de qué explotaras—Prosiguió la morocha escuchando de fondo el suspiro de Allyson, quien iba a continuar el relato—Camila manejó al edificio donde trabajaba el hermano de Dinah, he de suponer que le dijiste el camino—Tomó aire para después continuar—Al llegar prácticamente la arrastraste hasta la oficina de tu abogado, y te encerraste ahí por unos cuantos minutos, después Camila salió corriendo de la oficina, y unos minutos después tú saliste estrechando la mano de el abogado, y nos dijiste que la habías contratado como tú sirvienta—Terminó de decir soltando el aire que había contenido al hablar tan rápido.

—No fue tan fácil que nos dijeras que la contrato, recuerda Mani, que sólo empezó a parlotear como borracha sin cerebro—Comentó la rubia fingiendo exasperación.

—¿Borracho sin cerebro?—Preguntó la ojiverde confundida, a pesar de toda la información que la habían dado, no podía creer que ella había hecho eso, pero el comentario de Allyson le hizo preguntar que, tal vez, con eso pudiera explicar el porque la había contratado.

—Sí, borracho sin cerebro— confirmó la rubia—Nos costó un montón sacarte la información porque te estabas burlando de nosotras, empezaste a decir: sí… sabe barrer… sabe cocinar… Ajá… Sabe trapear… la contraté—La voz que fingió pareció a la de un hombre con un tipo de retraso, causando la carcajada de Normani y de Dinah.

—No se te olvide el “ah… necesita el dinero… La contrate”—Añadió tratando de fingir la misma voz que utilizó Allison, pero la voz terminó siendo más grave y más burlona.

La pelinegra rodó los ojos nuevamente a escuchar las carcajadas de sus tres amigas por el teléfono, prometería no volver a tomar, pero sabía que no lo iba a cumplir, sin embargo, lo que sí podía cumplir era no volver a un bar.

—Mierda, voy a trabajar, adiós.

—¡Al menos un gra..!

Colgó el teléfono y sin importarle menos, lo lanzó a la cama para después ir al baño y mirarse al espejo, mi reflejo mostraban a una mujer cansada a pesar de que sus ojos verdes brillaban con un poco de vida sus ojeras se marcaban pero internamente agradecía a la castaña por aquel manjar de comida, aunque el segundo plato, el primero la estuvo por matar.

No quería ver las cámaras por temor a encontrarse a ella misma cometiendo alguna estupidez estando borracha, tal vez no se hubiera acostado con Camila, pero había tenido algo con ella, porque ambas tenían chupetones y rasguños, en especial la castaña, que a pesar de que parecía que se hubiera bañado, tenía varias marcas rojas alrededor del cuello, y ella tenía rasguños en su cintura y muñecas.

La parte que creía en ella, sabía que no habían tenido relaciones, puesto que había entrado a todos los cuartos en busca de alguna señal, como ropa interior, cosas desacomodadas e incluso el olor a sexo que usualmente quedaba, pero no hubo nada en ninguna de sus habitaciones, e incluso en su habitación lo único que había era un bote de ropa sucia, ropa que ella había utilizado la noche anterior pero al parecer estaba vomitada.

—No lo puedo creer—Susurró cubriéndose la cara avergonzada de ella misma.

Mientras tanto en la planta baja se encontraba Camila realizando la tarea del lunes que era quitar el polvo de todo, cómo en estanterías, mesas y mesillas, muebles de toda la casa, y al final barrer todo el polvo y la basura que había, porque a pesar de que la millonaria mantuviera cuidada su casa, debajo de los sillones había basura escondida, debajo de las alfombras, basura escondida, debajo de los muebles, basura escondida.

La casa era enorme, y a pesar de tener mucho espacio libre, había demasiados muebles de los cuales ella no creía necesarios tener, pero no era su casa, así que se quedaba sus opiniones y únicamente hacia su trabajo.

No sabía qué hora era exactamente pero el movimiento de arriba, le daba la señal de que eran más allá de las 4 de la tarde y necesitaba hacer la comida, algo que ellas había propuesto como buena ayudante, ya que odiaba el apodo de sirvienta. Tenía que darle algo que usualmente los estadounidenses estaban acostumbrados, ya que sus paladares eran muy sensibles para la comida nueva.

Al no saber que preparar decidió preguntarle a su jefa, a pesar de que sabía que se iba a ganar una regañiza, ya que la señora Jauregui le había dicho que no necesitaba que alguien cuidarán de ella, en uno de sus enojos que tuvieron, porque se pasaron la mayoría de la mañana discutiendo, y arreglando acuerdos, como el que la morena no podía ir a su habitación de nuevo, la morena no podía entrar a su oficina, la morena tenía que pedir permiso para subir al tercer piso, la morena tenía que pedirle permiso si quería comer algo, y la morena no podía quedarse en su casa después de las 8 de la noche, sin embargo, tenía que estar ahí a las 5 de la mañana.

Su jefa era complicada.

Pero gracias a ella tendría una buena paga y podría darse una vida mejor, así que aguantaría.

Estaba por subir las escaleras pero su teléfono empezó a sonar, alertándola, jamás nadie la llamaba, y de hecho, sólo tenía los contactos de sus vecinos y el de su hermana. Con una ligera desesperación empezó a buscar su teléfono por sus bolsillos hasta encontrarlo y sin mirar quién era contestó.

—¡Kaki!—La voz de su hermana era la que estaba de teléfono.

—Sofi, ¿todo bien?, ¿pasó algo?—Preguntó nerviosa alejándose un poco de las escaleras.

— No te preocupes, hermana, todo está bien—Tranquilizó inmediatamente soltando una risa nerviosa al notar que había preocupado su hermana—Solo quería decirte qué cómo preparó lo que me dejaste, me dejaste las instrucciones pero por accidente las mojé—Fue disminuyendo su tono de voz mediante iba hablando.

—Es la sopa y el arroz, ¿verdad?— soltó un suspiro calmado y preguntó para confirmar.

—Sip, esos son.

—Bien, eh… la sopa ya te la dejé dorada, así que únicamente la vas a poner en una olla con una taza de caldo de jitomate que te deje en el refrigerador, le vas a poner un poco de sal a tu gusto, y dejas a fuego medio hasta que empiece a hervir—Explicó escuchando en el fondo de la llamada el sonido de las ollas chocando entre ellas y su hermana mal diciendo en voz baja—¿Todo bien, Sofi?

—¡Oh si, sí!, solo me resbalé y deje caer las ollas—Volvió a reír nerviosa tomando el teléfono el cual se le había caído—Entonces me dijiste que… ¿el arroz lo ponga en tres tazas de caldo de pollo y empiece a hervir y le ponga un poco de sal a mi gusto?

Camila negó con la cabeza con una sonrisa.

—No, cariño, había dicho que pongas la sopa en la olla con una taza de caldo de jitomate y dejes hervir en fuego medio, y le pongas a tu gusto—Volvió a explicar soltando una pequeña risa al saberlo despistada que era su hermana.

—Oh… Bien, sí, sí, sopa… Con una taza de caldo de jitomate a hervir—Murmuró Sofía del otro lado del teléfono—Bien, okey, creo que lo tengo, ¿y el arroz?

—El arroz únicamente lo vas a meter al microondas, ese ya está preparado, sólo lo necesitas calentar.

—Ah… De acuerdo, bien, qué fácil era—Bromeó la chica saltando una risa al saber que no era tan complicado.

—Era sencillo, cariño—Concordó la morena con una semi sonrisa, y al instante una mueca al notar como su hombro dolía un poco, ya que el agarre que había tenido Lauren en la mañana con ella, le había dejado marcas y le dolían.

—Bueno, está bien, me las puedo arreglar ya, gracias, Kaki, te dejó trabajar, te veo en la noche—Murmuró la chica al otro lado del teléfono.

—Esta bien, cariño, hasta la noche…

Una mano detrás de ella tomó su teléfono, arrebatándoselo de su mano, ella inmediatamente se volteó indignada y vio como su jefa colgó frente a ella con una cara llena de molestia.

—¡¿Qué te sucede?!—Chilló indignada tratando de volver a tomar su teléfono pero su jefa dio un paso atrás y elevó el teléfono al aire, alejándolo de su agarre.

—Sin teléfono hasta que termines, no quiero que le andes llamando a noviecitos—Gruñó acercando su rostro al de la morena para que notara lo mucho que le molestaba que estuviera usando el teléfono.

—¡Era mi hermana!—Reclamó alejándose de su jefa unos pasos.

— Mira, “cariño”—Habló irónica—No necesitas mentir, nada. De. Teléfonos—Recalcó cada palabra volviéndose a acercar a la castaña, la cual daba un paso atrás cada vez que su jefa daba un paso hacia delante.

—Bien, nada teléfonos—Concordó entre dientes—Pero voy atender las llamadas de mi hermana—Señaló su teléfono con la mandíbula apretada—Tiene 15 años y no la voy a dejar sin atender.

El ceño de Lauren se frunció y detuvo su andar cuando la morena chocó levemente la cadera contra un mueble.

—Para eso están los padres…

Cuando dijo eso, inmediatamente se quiso retractar al ver el enorme dolor que se instaló en los ojos de la castaña y supo que había metido la pata.

—Cuando uno se están vivos, tal vez, iré a hacer la comida, si me disculpas.

Se alejó de ella volviéndola a dejar con la palabra en la boca, sintió una enorme culpabilidad recorrerla haciendo que su mano se estrellara contra el mueble en un arrebato de molestia y al ver el teléfono en su otra mano, supo que la castaña decía la verdad.

Llamada finalizada.

Sofí Cabello ❤

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