19 | Una excusa más para quitártelo.

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—Como sigas gritando así voy a tener que ir a por los cascos

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—Como sigas gritando así voy a tener que ir a por los cascos.

Alicia no le hace caso y sigue dando voces diciendo lo emocionada que está, preguntándole en voz muy alta a qué dioses ha hecho un sacrificio y admitiendo sin ningún tipo de pudor la envidia insana que está teniendo en ese momento. No tendría ningún inconveniente en que ella hiciera esas cosas si no llevara en ese plan la última media hora.

—Lucas, eres el peor amigo de la historia. No puedes pedirme que no chille cuando es a ti a quien han dedicado la puta canción del Time of My Life. ¿Te haces una idea de lo icónica que es esa escena?

—Lo sé... —dice él, distraído. Sus intervenciones desde hace veinte minutos han sido un cúmulo de síes mezclados con un «claro que lo sé», un «estoy igual de emocionado que tú» y un rotundo «totalmente de acuerdo».

—Esta noche no, porque no vas a dormir...

—Alicia —la riñe.

—... pero mañana a primera hora espero recibir en mi teléfono un enlace de Amazon en el que pueda comprarme un clon de Álex. Y que baile igual de bien.

—Pero si ni siquiera le has visto bailar —protesta Lucas.

—Me da igual. Por primera vez en mi vida voy a darle al botón de envío rápido. Después de esta llamada, es una necesidad.

De pronto escucha cómo unos nudillos llaman a la puerta de su habitación y casi se atraganta. ¿Ha estado Álex escuchando toda la conversación?

—Servicio de habitaciones. —Álex ha modulado su voz para que parezca la de un empleado de un hotel—. Venía a dejar un paquete a nombre de... Lucas.

—Muchas gracias —dice Lucas desde la cama.

Aunque ninguno ha comentado nada al respecto, hay una especie de acuerdo tácito según el cual no se van a ver hasta la hora de cenar. Álex había dicho que tenía que prepararse, y lo primero que hizo Lucas al salir del salón fue coger el móvil y marcar el número de Alicia.

—¿Qué ha sido eso? —pregunta ella.

—Creo que Álex me ha dejado algo en la puerta.

—¿Y? ¿Vas a ir a ver qué es o tengo que ir yo?

—Ya voy, ya voy —se disculpa, y resopla sin que Alicia lo oiga. Empieza a arrepentirse de habérselo contado tan rápido. Lo único que está consiguiendo es subir más unas expectativas que ya están por las nubes—. Espera. Te voy a colgar y vuelvo a llamarte por videollamada.

En realidad, lo que quiere es poder ver lo que le espera en el pasillo antes que ella. Sea lo que sea, le apetece descubrirlo sin los gritos de Alicia de fondo.

—Vale, pero no me pongas la excusa de que te has quedado sin batería como la última vez, ¿eh?

—No te preocupes, ahora te llamo.

14 díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora