«De la tragedia a la comedia romántica sólo hay un paso».
Lucas intenta mantenerse alejado de todo lo relacionado con el amor. Escribe historias con finales catastróficos para sus parejas y así se convence de que enamorarse no merece la pena.
Basta...
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Está pillándole el truco a cocinar.
Lo bueno de aprender a preparar platos con los libros de recetas de Álex es que sirve también para aprender idiomas, teniendo en cuenta que todas las recetas aluden a la «moussaka», al «chow mein» o al «muttabal».
Así que, plato por plato, se va adentrando en el mundo de las algas wakame, las cinco especias chinas o la sal rosa del Himalaya. Absolutamente todos los ingredientes que existen están en la despensa de Álex. Al principio se había preocupado por si tenía que hacer la compra online, pero ese miedo desapareció al ver que vivía en el supermercado de Masterchef.
—Las dos y cuarto. Hora de sacar la pasta de la olla —dice Alicia.
Ha colocado a Alicia (o, más bien, a su cara dentro de la videollamada) a diez metros de la cocina, apoyada en la pared con una vista del espacio diáfano. La tiene de ayudante telemática para que controle los tiempos de cocción.
—No, es demasiado pronto —contesta Lucas, haciendo malabares con las tres sartenes que están en distintos puntos de la vitrocerámica. Aún no sabe cómo se las arregla Álex para hacer eso todos los días.
—Me has dicho que te avisara a los doce minutos. Han pasado doce minutos —insiste ella, aunque él la ignora y sigue removiendo la salsa.
Al cabo de un minuto, coge un tenedor para probar la pasta y se queja:
—Joder, se ha quedado blanda. Me he pasado de tiempo. —Y, antes de que a Alicia le dé tiempo a restregárselo por la cara, añade—: No digas nada.
Ella le fulmina con la mirada.
—Oh, no voy a decir nada. Me conformo con la satisfacción de verte comer una olla entera de pasta blandorra y pegajosa.
—Siempre podría tirarla a la basura y pedir una pizza.
—Pensaba que estabas aprendiendo a cocinar para darle una sorpresa a Álex cuando vuelva. ¿Es eso lo que vas a hacer cuando vuelva, pedir una cuatro quesos en el Domino's Pizza y hacerla pasar por casera?
—A lo mejor cuela.
—A lo mejor te echa de casa, considerando que es Álex.
Suspira y aparta todos los utensilios de cocina del fuego.
—Me rindo, esto es imposible. Soy un inútil para cocinar —dice Lucas—. Debería haber elegido otro hobby para aprender: hacer punto o...
—No es tan difícil si respetas los puntos de cocción —replica ella—. Literalmente vienen escritos en la caja de pasta por algo.
—Ya, pero he visto los espaguetis y me estaban mirando con cara de no estar cocinados todavía. —Trata de pasar por alto la mirada escéptica de Alicia—. ¡Te lo juro! Me estaban diciendo: «no me quites del fuego, estamos crudos».
