Más allá de este mundo (Libro I)

21. Love

MAINE

Playlist: Ariana Grande-pov

《●》

Edmund me llevó al mismo lugar donde organizó la noche de cine. Nos sentamos en una pequeña colina, ambos mirando el paisaje frente a nosotros, que estaba manchado por la construcción del futuro edifico perteneciente a los padres de Tai. Las maquinarias ya rodeaban el lugar. Edmund me miraba atento y curioso. Se pasó la lengua por los labios, esperó, y luego solo dijo:

-¿Estás bien?

Lloré inmediatamente.

Esto es real. Nunca he hablado con nadie sobre como me siento, en parte porque no sé cómo expresarme, y en otra porque no quiero ser sincera y preocupar a los que me rodean si ya de por si no tengo remedio ni control sobre Depresión y Ansiedad. ¿Quién, honestamente, va a poder entenderme? ¿Quién, honestamente, podrá reparar lo irreparable? Siempre he pensado que esconder la soga que tengo en el cuello de la vista de los demás es la mejor desición que he tomado. Igual, no es muy difícil, tomando en cuenta que confunden mi desinterés por todo con un "ella es así".

Sin embargo, escuchar tantas historias de vida distintas el día de hoy me ha hecho algo más que simplemente abrirme los ojos y aterrizar en la realidad: me ha hecho tener el valor de salir de mi caparazón y hablar para no perder lo que amo, empezando con Edmund, el chico más hermoso y extraño que ha convertido mi vida en algo más que llenar mis pulmones de aire para seguir existiendo.

Lo traje aquí para contarle todo. He perdido mucho por culpa de mis problemas. Ya casi lo pierdo una vez, y maldición, que me falte todo menos él.

Aún así, no es fácil, no es nada fácil.

Pero a la mierda.

Empecé por lo básico:

-Despertar no me entusiasma, el mañana es muy parecido al ayer desde mi punto de vista.

Edmund parece molesto por mi comentario, y lo confirmo cuando responde en tono sarcástico.

-Dios Maine, tu punto de vista necesita una nueva dirección.

-Si, y solo cuando estás cerca de mí me doy cuenta. Apenas dejo de verte, se me olvida.

-¿Qué quieres decir?

-Quiero morirme, Edmund, literalmente desde que nací. No recuerdo un solo día que no lo haya pensado o anhelado. Creo que, si no le tuviera miedo a la sangre o a los dolores de estómago, ya no estaría aquí. Supongo que he sido muy débil para cumplir mi sueño. La vida me parece insignificante, horrible, la detesto...quiero estar muerta, dejar de pensar...estar conmigo misma es una pesadilla, no me soporto.

Edmund me miró unos segundos que parecieron eternos. Probablemente está muy sorprendido y...

-Ya lo sabía-responde.

Me congelo.

-¿Hmm?

-Supe que algo estaba mal desde la primera vez que te vi, Maine. No parecías contenta, y tus intentos por ocultarlo solo lo hacían más obvio. Por eso me acerqué a ti en un principio, quería ayudarte, pero me terminé enamorando de ti.

-Debes estar loco, Chico Listo.

-¿Por qué crees que dije toda esa mierda sobre hablar y expresarnos durante la sesión? Quería animarte. Me alegra que funcionara.

Estaba boquiabierta.

-Debes estar muy loco.

-Que puedo decirte, los meteoritos furiosos me enloquecen.