36. Graduation and Fire

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MAINE

Playlist: Zayn-Outside.

Playlist de Edmund: Queen-Show must go on.

《●》


Apenas salí de casa y mis ojos se fijaron en lo que tenía en frente, me cubrí la boca con ambas manos para amortiguar el grito que dejé escapar. Alumbrado por la luz de la luna y las estrellas, Edmund estaba de pie en el jardín, portando un traje azul oscuro sin corbata que prometía esconder debajo unos músculos impresionantes; converse negras envolvían sus pies y su cabello oscuro iba peinado en todas las direcciones. Llevaba anillos en los dedos de la mano izquierda y un reloj en la mano derecha, desde mi distancia podía oler su sabroso perfume mezclado con su aire italiano, las baquetas no podían faltar nunca en sus oufist y por supuesto, su cara, que siendo la atracción principal estaba radiante por esa increíble sonrisa que se gasta, esos dimples no tan bien disimulados, esas líneas de Dios nórdico que le moldean la barbilla y bajan por su cuerpo hasta pintarlo por completo cuál obra de arte...a estas alturas estoy llegando a pensar que se pone más bueno cada día, y si sigue así deberé sacar mi lado más tóxico a la luz, porque si no es mío no es de nadie, bitches. Así están las cosas ahora.

Mi sorpresa no se debía a qué mi novio parecía Edward Cullen en el baile de graduación, sino que justo detrás de él no estaba el típico auto o la típica limusina. Detrás de él estaba el bus. Su bus. Nuestro bus...no lo podía creer. El bus azul pegado con cinta adhesiva de Thomas reposaba  aparcado en el jardín de mi casa, esperando ser encendido para disfrutar de un recorrido poco habitual. Además, Edmund no tenía en sus brazos el típico ramo de flores...¡Tenía dos deliciosas y grasientas hamburguesas y una coca cola de dos litros!

Me casaré con este hombre, lo juro por mi abuelita.

-Chico Listo.

-Meteorito Furioso.

-¿Qué es todo esto?-digo, incrédula e impactada, con la tarjeta madre de mi cerebro dando error.

-Primero que nada, te ves bellísima con ese vestido rosa. Bella como una camella

-No sé si deba decir gracias, pero gracias.

-Segundo, sé que no te gustan las flores como regalos. Sé que prefieres comer toda la comida chatarra que se atraviese en tu camino.

-Insisto en que es un comportamiento bastante normal.

-No, la verdad es que no, mi amor. Tercero, le alquilé el bus a Tomate Podrido por una semana...¡Sorpresa!

Me mordí el labio, calmando las ganas de correr para caerle encima como una gata en celos. Me despedí de mi familia besando a todos en la mejilla, y aceptando las flores/comida de Edmund me subí al bus y nos fuimos.

-Maine...

-Te amo-dije rápidamente-. Espero que nunca lo olvides, porque aunque a veces esté enojada y quiera cortarte en millones de pedazos y declare a todo pulmón que te odio, la verdad es que solo te amo más que en el segundo anterior.

Con The show most go on sonando de fondo, Edmund me regaló una sensible pero sensual sonrisa.

-Ese es el problema de salir con una escritora, ¿Cómo voy a superar eso?

-Dime que me amas y ya estará hecho.

-Maine, te amo, ¿Ok? También te amo.

En silencio, nos comimos las hamburguesas camino al baile. Una vez llegamos, observamos las incontables limusinas y los brillantes atuendos, los nada sutiles peinados y la increíble decoración...Edmund y yo éramos los únicos con un bus desteñido y las bocas llenas de salsa de tomate. Edmund estacionó el bus, cosa que le tomó unos cinco minutos, y después, tomados de la mano, entramos al salón de baile con las miradas persiguiendo cada paso que dábamos como cazadores.

Más allá de este mundo (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora