Capítulo VI: Acción y reacción

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Josslyn:

Llegamos del aeropuerto y no hice escala. Fui directamente a mi habitación, me puse mi pijama de dos partes y me lancé en la cama, con "Culpa Mía" entre las manos. Solo me faltaban unas cien páginas para terminar, así que aproveché la oportunidad.

Luego de lo que sería una hora entre las páginas del libro de Mercedes Ron, mis ojos cedieron ante el cansancio. ¨Culpa Mía¨ se resbaló de mi regazo y vino a encontrar lugar, en el helado frío de la habitación.

...

(Tres días después)

La verdad es que eso de acostarse tarde se me estaba haciendo costumbre y no lo decía yo, sino las contundentes ojeras que aparecieron bajo mis ojos. Tenía el rostro hinchado por la falta de sueño y un dolor de cabeza digno de un Grammy en la categoría de heavy metal.

Arrastré los pies hasta fuera de la habitación y bajé hasta el comedor, con mi mejor pasta. Allí Tiana ya había dejado nuestro desayuno, perfectamente servido.

—Te amo —le grité a la cocinera estrella, desde mi lugar.

— ¿Qué necesidad tienes? —habló Lucas delante de mí, bajando la revista que parecía leer.

Y después te quejabas de ti.

— ¿Pero qué te pasó en la cara? —llevé mis manos a la boca.

Lucas tenía unos círculos negros y los ojos chinitos, peor que los alérgicos y eso es mucho decir. ¿Será alérgico?

—Tú y la discreción como que no empastan —le restó importancia a mi rostro, que no podía ser más expresivo.

— ¿Tienes alergias? —yo seguía en sintonía con mi cadena de pensamientos.

—Sí.

Soy una crack.

—Lo sabía —sonreí—, ¿quieres juguito?

—Quiero que te calles, Josslyn, y me dejes desayunar.

Insoportable, solo quería ser amable.

Terminé de comer lo que había en mi plato y me levanté, con intenciones de devolverme a mi cueva. Pasar una semana así sería una tortura, aunque solo me faltaba 4 días. Al menos, cuando no vivía aquí, podía pasar mis tardes con Ashley, pero el odioso de Lucas no me quería cerca.

Ubiqué el cómodo mueble, incrustado en la pared de mi cuarto y me senté con mi laptop entre las piernas. Abrí un enlace que encontré mientras navegaba en internet, lo que me llevó a un curso random de alemán.

Pos a aprender alemán se ha dicho.

(Veinte minutos después)

—Ni mierda, no entiendo nada con esta mujer —le grité a la señora de la computadora, que seguía hablando sin parar.

El alemán no era para mí, sin dudas.

—Y tú vieja loca, eres una pésima maestra.

—Me pregunto ¿qué diría Ángela si te oyese?

Levanté mi vista del computador y me encontré con el alérgico, recostado al marco de mi puerta. El muy idiota, aún con su cara hinchada, lucía demasiado bien.

— ¿Ángela? —inquirí dudosa.

—Sí, eso ha dicho ella.

— ¿Estudias alemán con esta vieja senil?

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