Capítulo XVIII: Shh, silencio

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Josslyn:

Bajé con dirección a la entrada, pretendía evitar a toda costa cualquier tipo de contacto con los Will. Después de haber pasado una semana de incógnita en su casa, digamos que verles no me causaría mucha satisfacción.

Llegué a la puerta de la entrada principal y me encontré con mi madre, abrazándose a sí misma y la vista perdida en las enormes lozas del suelo. Ella no notó mi presencia, aunque estaba parada detrás de sí.

-Mamá -apoyé las manos sobre sus hombros, provocando que se sobresaltase-, ¿qué haces aquí?, ¿pasó algo?

-No -evitó el contacto visual-. Necesito ir a verle -mustió de forma casi inaudible, como si se hablase a sí misma.

- ¿A quién?

- ¿Eh? -se volteó para quedar de frente-, ¿de qué hablas, Joss?

Definitivamente ella tenía algo.

-No lo sé, dijiste que necesitabas ir a verle -me expliqué-, ¿a quién vas a ver?

-Ah, no es nada mi niña, solo estoy en mis cosas, no te preocupes.

- ¿Segura estás bien? -hice un segundo intento porque me respondiese, pero ella lo esquivó como toda una maestra.

-Vaya, parece que Marcos sí logró sacarte de la cueva.

Debes aprender un poquito más de tu madre, para evitar conversaciones incómodas.

-Sí -sonreí a medias-, él fue quién, no solo me sacó de la cueva, como dices, también me trajo un poco de paz consigo.

- ¿Paz? -repitió-, ¿cómo?

-Owen, él me perdonó, mamá -Luz me abrazó, me apretó con fuerza contra su cuerpo, haciéndolo ver como un con consuelo para mí, pero en este caso, estaba segura que ella lo necesitó mucho más.

-Y, ¿hablaron?, ¿viste a su madre?, ¿cómo sabes que te perdonó?

-Hizo una carta antes de suicidarse, digamos que yo fui su último pensamiento.

-Ay, mi niña -agarró mi rostro entre sus manos-, todo va a estar bien, vamos a ser una familia linda de nuevo.

- ¿Acaso no lo somos?

-Claro -soltó un suspiro cansado.

Iba a continuar con el cuestionario, pero entonces, bajó Lucas. Llevaba el cabello negro recogido hacia atrás, con una pequeña liga, dejando como principal atractivo, sus ojos casi grises, hermosos. El suéter mostraba parte de su pecho, gracias a que él caminaba jugando con el zíper.

- ¿Te gusta, cierto? -mustió mi madre a mí lado, antes que él pudiese oírnos.

-No, no, no -negué continuas veces.
Supongamos que te creo.

-Venga ya, conozco a mi hija -chocó mi hombro, nada discreto-, solo ándate con cuidado con él, lo bonito muchas veces puede ser lo más complicado.

Le miré con extrañeza, pero ella se limitó a guiñarme un ojo. No esperó a que Lucas se acercase a saludarle y salió andando, para volver a entrar en la casa.

-La quiero como mismo está -dijo mi mamá, segundos antes de desaparecer por completo-, el cabello un poco desordenado y me van a tener que contar hasta los por menores.

-Sí, jefa -hice una posición militar y salí acompañada de Lucas hasta donde su auto.

La verdad, me esperaba su motocicleta, pero no, él prefirió algo más tranquilo y seguro de paso. Nos adentramos en el vehículo y el calor agradable del interior, me inundó en segundos. Él encendió la radio, con una canción random y yo me limité a tararear los coros.

AzulWhere stories live. Discover now