Capítulo XI: ¿Qué está pasándome?

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Lucas:

Por ahí dicen, que nunca sabes cuándo estás enamorado, hasta que no te hacen daño o hasta que no dañas tú. Especulan, de que el amor y el dolor van juntos, porque solo pueden herirnos, las personas a las que una vez amamos.

Yo solía pensar diferente, tenía la errónea idea de que el cariño estaba hecho para sanar. Pero es que si no hay nada roto, no tenemos nada que arreglar. Por ende, el primer paso del amor, es hacer daño, corromper almas, vaciar corazones, ese es su primer instinto.

Por cobardía o quizá por experiencia, me alejé de cualquier sensación que me acercara a enamorarme y con el paso de los años, comprendí que a veces, es mejor estar solo. Que hay momentos donde el mejor consejo no lo da un amigo, sino la almohada.

Entendí que el silencio no es para pensar, sino para torturarse y que la imaginación, es un cuchillo de doble filo. Que no hay nada más difícil que querer a ciegas y que no hay dolor más intenso, que el de intentar olvidar.

Con esos pensamientos había forjado mi carácter. Mi marioneta. El ser que le mostraba al mundo, con el que me sentía protegido.

Pero a pesar de estar consciente de que, todos teníamos una de esas personalidades, con las que nos sentimos seguros, desde que le conté mi historia a Josslyn. Sentí que todo eso, que tanto me costó construir, se estaba desmoronado.

Ser ese ¨alguien¨ que había invitado yo mismo, con ella, se volvía cada vez más difícil. La máscara que tanto me brindo protección, frente a Josslyn se caía sin más. Y es que la extraña sensación de que le mentía, me hacía incluso, dudar de mis palabras. Solo que, mi pregunta era, ¿si le mentía a todos, por qué con ella tenía ese raro afán de querer ser sincero?

He escuchado que los monstruos se reconocen entre sí, pero las víctimas también lo hacen y, entre ellas, igual se cazan. Yo desde el inicio supe qué y quién era, pero el dilema era, ¿nos ayudábamos o nos destruíamos?

- ¿Ya regresó? -interrumpió Tiana mis pensamientos.

Desde que Josslyn había abandonado la casa, Tiana no paraba de dar vueltas de la cocina a la sala. Repetía una y otra vez que perdería su empleo, que la familia no confiaría nuevamente en ella, eso y un grupo enorme de lamentaciones.

-Creo que voy a ir a buscarla -restregué mis manos sudorosas en la tela de mis pantalones.

-Lucas, déjale, quiere estar sola -intentó acurrucarse a mi lado, Jessy, pero la aparté de inmediato.

-No quiero ahora, necesito saber que está bien.

O al menos saber dónde está, con eso me basta.

- ¿Pero a ti qué más te da si está bien o no? -en su voz se denotaba la molestia que emanaba de sus palabras.

Si lo supiera te contestaría sin pensarlo, tenlo por seguro.

-Es mi responsabilidad, de hecho, no sé qué hago sentado aquí, voy a buscarla -me levanté obviando la cara de Jessy y subí a por un abrigo-. Ah -hablé en el umbral de la escalera-, y vete por favor.

- ¿Quieres que me vaya por culpa de esa niña?

Dramas de una mujer histérica ahora no.

-Esa niña, como tú le dices, tiene prioridad en esta casa.

-Bastante poco que te importó mientras gemías a mi oído, Lucas -soltó sin más-, pero tranquilo, yo me voy, hacer estos espectáculos dejaron de formar parte de mi vida a los 16.

-Sabes que en entre nosotros no hay lugar para celos y escenas Jessy, no tenemos nada, solo sexo y ya está.

-Claro -rió irónica-, yo soy un lindo juguete de consolación, ¿no?

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