CAPÍTULO XIII

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Conforme los días pasaban y la luna llena se acercaba, la sangre de los Vita que corría por las venas de la realeza de Hypen iba reaccionando ante este evento. Todos los príncipes y princesas parecían tener un aire místico conforme el plenilunio se acercaba, sus pieles se volvían más suaves y tersas, la mirada en sus ojos era más atractiva y brillante, sus facciones se volvían más atractivas, sus voces se tornaban dulces y poderosas, sus cabellos más sedosos e incluso parecía que crecían unos centímetros más; en cuanto a su condición física esta también mejoraba, eran más veloces, ágiles, fuertes y todos sus sentidos se potenciaban al igual que la magia que corría en sus venas. Todo en ellos gritaba magia antigua y poder e incluso seducción; sin embargo, eran las mellizas quienes se veían afectadas el doble por este evento, volviéndose las criaturas más puras y mágicas que alguna vez rondaron por esas tierras. El aura que expedían era de magia, poder, belleza y perfección, cada vez que pasaban la servidumbre, los guardias e incluso los príncipes y princesas, quienes naturalmente eran los únicos inmunes ante los encantos de sus compañeros, se veían atraídos inmediatamente por ellas. Parecía como si ellas fueran ese faro de luz por el que se veían atraídos todos los marinos en alta mar.

Altea se despertó a causa de la emoción, días antes el príncipe Ni-ki le había propuesto que salieran juntos a ver el amanecer, a la chica no le gustaba mucho despertarse tan temprano, pero la idea de estar con el muchacho a solas, sin chaperones o algún otro de los príncipes o de sus hermanas alrededor le había sido realmente tentadora. Quería conocer mejor al chico y la idea de estar a solas con él había rondado por su mente desde hace varios días.

Encendió una de las velas y se puso la ropa que había preparado con cuidado y emoción desde la noche anterior, claramente no le había mencionado a ninguna de sus hermanas sobre el plan, pues sabía que ellas se negarían rotundamente u ordenarían que fueran acompañados.

La menor se acercó a la puerta del balcón de su cuarto a hurtadillas y la abrió con todo el cuidado del mundo, pues no quería ser atrapada por alguna de sus hermanas. Apenas cerró la puerta tras su espalda, el rubio apareció frente a ella, sus ojos brillando de un color verde cual lámparas en la oscuridad y su repentina llegada le sacó un grito ahogado.

—Me alegra que hayas venido. —El muchacho le dio una de esas sonrisas que causaban que una percha de mariposas volaran descontroladamente en el estómago de la chica—. ¿Estás lista? —Altea miró la puerta de su habitación y lo dudó por un instante, pero apenas su mirada se posó sobre el chico, la duda desapareció.

—Vamos. —Ni-ki le extendió su mano y ella la tomó.

En cuestión de segundos el mundo dio vueltas y el estómago de la chica se revolvió, sintió una terrible opresión en todo su cuerpo y al abrir los ojos descubrió que se encontraba a las afueras del castillo, cerca del lago.

—Carajo, no creo poder acostumbrarme a eso. —Se sostuvo fuertemente del rubio pues el mareo no le permitió moverse.

—Ya verás que sí. —Apenas Tea se recuperó continuaron con su plan.

Escondido entre la flora del lago, se encontraba un pequeño bote de madera preparado con múltiples mantas y otro par de sorpresas que el joven príncipe había elaborado con ayuda de su mejor amigo, Sunoo.

Ni-ki subió con cuidado al tambaleante pedazo de madera y le ofreció su mano a la chica quien se acercó con cuidado. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, el muchacho la tomó de la cintura y la cargó para subirla. Esta acción causó que las mejillas de la joven se tornaran carmesí, cosa que lo hizo sonreír.

—Mi lady, tome asiento por favor. —Altea se sentó en la tabla de en medio, mirando directamente al muchacho, quien inició a remar.

Habían salido minutos antes de que el Sol hiciera su gran aparición, por lo que el aire era frío y fresco y estaba cargado con un fuerte olor a sal. La luna y las estrellas seguían presentes en el firmamento, pero se fueron desvaneciendo gradualmente. El barco se deslizó lenta y tranquilamente entre las aguas de la laguna y poco a poco se fueron alejando más y más del castillo.

Cursed-Blessed {Enhypen}Where stories live. Discover now