CAPÍTULO XXII

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Reika despertó de golpe e inhaló profundamente, dejando así que el aire llenara nuevamente sus pulmones. Lentamente tomó asiento y observó las tinieblas en las que estaba sumida la habitación. Tentó con torpeza la superficie del mueble a su lado hasta que dio con lo que buscaba, pasó la mano sobre la vela y está instantáneamente prendió, iluminando el lugar tenuemente. La mayor la tomó con cuidado, salió de su cama y caminó hasta la ventana, deslizó la cortina un poco, dándose cuenta como la luz del día alboreaba.

Se acercó al sillón, hallándose con el cuerpo de su hermana menor quien dormía apaciblemente, agarró la cobija que se había caído al suelo y con mucho cuidado de no despertarla la tapó. Luego caminó de regreso a su cama, sobre  esta se encontraba descansando Selina. La mayor tocó su rostro con suavidad dándose cuenta de lo frío que este era al tacto, cosa que la puso triste.

Tras cerciorarse de que ambas muchachas se encontraran bien, Reika se fue al baño y tomó una larga y relajante ducha. Cuando terminó se arregló para iniciar el día, sin embargo, sus hermanas todavía no se encontraban conscientes. Ella había despertado con la urgente necesidad de salir de ese cuarto, caminar, recorrer y ver nuevos paisajes, por lo que no esperó al resto y antes de abandonar la habitación, simplemente escribió una nota para avisar sobre su paradero.

Eran cerca de las ocho de la mañana cuando la peli plateada salió de su alcoba para luego iniciar a caminar hacia el comedor, por lo que esperaba encontrarse gente ahí y no se equivocó, pues dentro se encontraban la princesa Dabin y el príncipe Heeseung, quienes hablaban cordialmente entre ellos y no con su característico tono de odio mutuo. Cuando la chica puso un pie dentro, ambos se separaron abruptamente.

Dabin le sonrió a Reika e instantáneamente se puso de pie.

—Princesa Reika, es un placer verla por aquí, me alegra que su salud haya mejorado. —Hizo una reverencia mientras le regalaba una enorme sonrisa.

—Es un alivio saber que se encuentra bien. —La actitud cordial de Heeseung sorprendió a la princesa, pero decidió no decir nada al respecto—. ¿Gusta tomar asiento? —preguntó abriendo la silla que estaba a su lado. El acto de caballerosidad hizo que la peli plateada lo mirara con desconfianza.

—Por favor. —La sonrisa que Dabin le dio también le pareció algo extraña, pero a pesar de eso tomó asiento.

—¿De qué me he perdido en los últimos días? —preguntó la heredera de Engenia para romper el hielo.

—Nada interesante en realidad, más que los berrinches del príncipe Jake —comentó Heeseung quitándole importancia al asunto.

—Me parece que la última vez que estuve despi... —Reika se detuvo abruptamente—. Princesa Dabin, ¿no había ido usted al frente?

—Sí, así fue.

—¿Qué noticias hay sobre la guerra entonces?

—No muy buenas, la mitad del territorio de Engenia se ha perdido. —La pelirrosa la miró con pena, ciertamente esta noticia fue un golpe fuerte para la menor—. El enemigo cada vez se acerca más a la Cordillera Dukia y si logran atravesar...

—Estaremos perdidos —completó la de ojos lila.

La tristeza, silencio y tensión se instalaron en la habitación.

—Supongo que su hermana le ha entregado la feliz noticia —habló la heredera de Nostriel para deshacerse de aquel horrible ambiente.

—¿Noticia? ¿Cuál noticia? —Reika se veía realmente confundida ante la situación.

—La de...

—Shhhh —el príncipe puso un dedo sobre los labios de la pelirrosa—. ¿Por qué no mejor dejas que Jay se lo cuente? —Dabin lo miró con complicidad y asintió.

Cursed-Blessed {Enhypen}Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt