CAPÍTULO LVII

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Reika y Sunghoon se encontraban caminando por los pasillos del castillo mientras conversaban alegremente.

Desde el día de aquel importante descubrimiento en el cuarto escondido, los príncipes habían decidido tomarse un descanso de la investigación y ahora dedicaban su tiempo a conocerse mucho mejor.

La mayor parte del tiempo caminaban por el lugar sin algún rumbo fijo, platicaban, se hacían bromas, se tomaban de las manos, se robaban miradas, caricias y dulces besos, jugaban juegos e intentaban varias actividades juntos. Había noches en las que simplemente se escapaban del castillo para salir a caminar bajo las estrellas mientras tenían profundas conversaciones y regresaban hasta después del amanecer. El lazo que estaban formando crecía día con día y eso los volvía muy felices a ambos.

Los chicos caminaban por los pasillos mientras reían alegremente, pero se detuvieron tras reconocer la figura de alguien quien leía apaciblemente en una de las cornisas de la ventana.

—Buenas tardes, Selina. —Sunghoon le hizo una reverencia, desconcentrando a la chica de su lectura.

—Oh, hola —saludó a ambos sin mucha emoción.

—¿Qué haces aquí? Creí que irías al pueblo junto con Jake para comprarle un regalo al príncipe Heeseung —habló Reika.

—Creí lo mismo pero lo canceló de último momento, parece ser que alguien más lo acompañó al pueblo —soltó un suspiro—. ¿Tú ya tienes tu regalo, Hoon?

—Sí, lo conseguí con anticipación para no salir a comprarlo de último minuto. —La chica asintió.

—Lamento arruinarles el paseo y traer el tema a colación, pero últimamente he estado pensando sobre cómo saldremos de aquí durante la luna nueva. —Reika y Sunghoon intercambiaron miradas cómplices.

—Nosotros pensamos lo mismo y creemos que lo mejor es pedirle permiso al príncipe Jungwon para no levantar sospechas —contestó Reika.

—¿Y qué le dirás? —preguntó su hermana con curiosidad.

—Que en Engenia teníamos la tradición de ir a orar a un lugar sagrado durante cuatro días por nuestro cumpleaños.

—El lugar más cercano a eso sería la Cueva Circular así que no habrá problema con eso —dijo el pelinegro mientras le sonreía a su amada.

—¿Y cuál será la excusa para que los chicos nos acompañen?

—Protección —contestó la pareja al unísono.

—Pero ¿y los guardias?

—Los humanos no pueden llegar tan lejos por los poderes de la cueva —le recordó el príncipe.

—Genial, entonces supongo que sólo nos queda pedir permiso y contarle a Altea.

—Sí... Quizás deberíamos hacerlo todo hoy, así tendremos tiempo de planear mejor las cosas —comentó la mayor.

—Te llevaré con Jungwon para que le preguntes, si se encuentra de buen humor posiblemente nos dé permiso sin hacer tantas preguntas —ofreció Sunghoon.

—Entonces les deseo suerte —Selina le sonrió a ambos.

La pareja se dirigió en silencio hasta el despacho del heredero de Erontios, ambos esperaban que su plan funcionara lo suficientemente bien como para que el menor aceptara sin hacer muchas preguntas.

Cuando estuvieron frente a la puerta, Reika se detuvo.

—Creo que será mejor si yo entro sola. —El pelinegro la miró confundido—. Necesitas ir a arreglarte para el cumpleaños del príncipe Heeseung y si voy yo sola Jungwon no sospechara nada.

Cursed-Blessed {Enhypen}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora