Capítulo dos: ¿Qué deseas?

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JORDAN

Tragué grueso mientras veía hacía las agujetas de mis zapatos deportivos, los cuales ahora se encontraban repletos de barro gracias al partido anterior.

Me encontraba sentado en la banca de los vestidores, los demás comenzaban a irse, mientras unos se quedaron repartiéndose porros. Mordía mi labio pensando en que por una vez, sería una persona mas mierda de lo normal.

Me levanté perezoso y tomé una corta ducha para luego cambiarme por mi ropa común, por un momento pensé que ella no llegaría, pero se apareció por la puerta con un aire de resentimiento, removió su cabello castaño y mire a los chicos que quedaban en el lugar indicándoles que se marcharan, hicieron caso y nos quedamos solos.

—Habla— dijo mirándome con el ceño fruncido. Sus ojos marrones estaban serios.

No hablábamos desde hace dos semanas, cuando le dije la verdad estando ebrio, mis palabras fueron...

«Nunca me gustaste, ya era momento de decírtelo, no es el típico "No eres tú, soy yo" eres tú» Si, eso es todo lo que recuerdo haberle dicho, el resto es historia, pero seguramente fue algo peor.

—Esto es simple— dije —Vuelve conmigo, y nadie se entera lo de tu hermana.

La mirada de Amelia se volvió oscura, le dolió, y sentí algo en mi pecho, nunca había hecho algo así. Incluso se puso más pálida de lo normal.

Amelia fue mi primera y única relación, ambos sabíamos desde el principio que era por conveniencia, sabíamos que no había amor. Nuestros padres son amigos, ella es una de las chicas más populares del campus, yo soy el capitán del equipo y mi hermana la capitana de las porristas, es su mejor amiga, todo debía ser así, sé que ambos sentimos que era lo que debía pasar. Teníamos que ser la relación más perfecta.

Pero nada estaba perfecto.

En dos años pocas veces nos besamos, solo nos reuníamos en cenas con nuestros padres y sacaban las fotos perfectas para Instagram, incluso salimos en el periódico una vez gracias a la popularidad en nuestras familias, todo era ejemplar. Cómo tenía que ser.

La realidad era que yo le mentía con chicas diferentes cada día, mientras ella seguía en su burbuja de perfección, buscándome para fotos en sus historias, con frases típicas que buscaba en internet, y para celebrar al final de los partidos tomando mi mano diez minutos y yéndose temprano para darme privacidad de montarle los cuernos, en el fondo sé que ella lo sabía, sabía que todo estaba mal.

Y fue esa noche al salir de una de las fiestas de Lonan, que lo dije lo que no recuerdo ebrio, y al otro día, todo se acabo, no había mucho, pero se terminó. Hace dos semanas exactamente.

Dos semanas las cuales he vivido mi infierno aún más mierda de lo normal, mi padre y mi madre preguntando cuando invitaré a comer a Amelia. Las palabras de mi padre ayer por la cena, fueron: "Espero que vuelvas con ella, deben casarse, sabes que es lo correcto, y espero que lo arregles pronto, de lo contrario, prometo que haré que te eliminen del equipo ese de mierda"

Jamás dejaré que me arrebaten mi sueño, y si chantajear a Amelia con él único secreto que me confío en dos años, el cuál es que su hermana es adoptada, lo haré.

Una fuerte bofetada me sacó de mis pensamientos, sentí la piel de mi mejilla arder.

—¿¡Cómo puedes pensar en chantajearme!?— gritó, bajé él rostro de inmediato sintiendo pena, la había herido realmente —¿Por qué?— apretó sus cabellos.

InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora