Capítulo once: bofetada.

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Capítulo dedicado a: laputadeliam lilguspp

DORIAN

Nunca había sentido una angustia tan fuerte como la que tenía en ese preciso momento, cuando Jordan había escapado al darse cuenta que yo, estaba comprometido.

No era algo que iba a ocultar por siempre, mi plan era decírselo cuando llegásemos del viaje, me sentaría con él y le explicaría todo con cautela, quizá encontraríamos una solución a todo, pensé que él tal vez podría ayudarme con esto, pero ella se había adelantado apareciéndose en su casa, y ahora, estaba jodido. Irremediablemente.

Miré a la chica a mi lado la cuál tenía las cejas fruncidas, parecía no entender nada, me di cuenta que realmente ella creía que esto era real, que "nuestra relación" lo era, así que me vi en la obligación de tomarla con sutileza, a pesar de que quería gritarle, y sacarla de la casa de los Wallet.

Ella se quejó al ver mi acción, pero al estar afuera se acomodó el vestido color azul que tenía, ajustó su bolso negro en su hombro y pasó un mechón de cabello castaño tras su oreja, pude ver el anillo y sentí mucha rabia interna, a fin de cuentas no era su culpa, yo había aceptado esto, no podía ser grosero con ella, pero tenía que dejarle claro todo.

—¿Qué está pasando?— preguntó.

—Britney, yo... — sentí mucha ansiedad, porque quería hablar con Jordan también, no imaginaba que estaba pensando él de mí —Te parece si te hablo mañana y...

La puerta de la cochera se abrió abruptamente interrumpiendo, voltee viendo el auto rojo de Jordan saliendo, al estar ya en la cera, noté que él estaba manejando, me miró y luego a ella con una expresión dolida, creí estar delirando pero parecía tener las mejillas húmedas, giró el volante para irse, tragué grueso, me iba a acercar pero se marchó al instante dejando las marcas de las llantas en la calle. De repente sentí un nudo en la garganta.

—Puedes continuar— habló Britney, le miré y ella ahora veía al suelo, pensativa.

—¿Quieres... tomar un café?— pregunté casi en un susurro.

—Si— respondió de igual forma. Tomé aire y caminé, ella me siguió y así fue por unas tres calles más, sin decir palabra, en ese tiempo estuve buscando lo que se supone que le diría al llegar al café. Pero no podía sacarme la imagen dolida del rostro de Jordan en ningún momento.

En una esquina se encontraba un cafetín, de un solo piso, abrí la puerta dejando pasar primero a Britney, y luego entré yo. Todo era muy cálido, paredes de un color verde pastel, flores plantadas en pequeñas macetas, y cuadros por montón. El lugar olía bien, me hizo sentir un poco cómodo a pesar de que estaba muriendo por dentro y temblando, mis manos lo hacían.

Tomamos asiento en una mesa de madera para dos, no habían más clientes que un chico degustando un pedazo de pastel mientras leía un libro. Una mujer con un delantal rosa se acercó a tomar la orden, pedí dos cafés y se marchó un segundo para luego dejarlos en la mesa.

—Bueno— murmuré mirando el café, alcé la vista a Britney, quien mantenía la mirada en la azúcar que vertía en su café con leche, parecía melancólica —Yo, pensé que tú sabías que esto no es... — No hallaba las palabras adecuadas —Normal... —Al decir esto último noté cómo alzó la mirada casi acuchillando la mía.

—¿Qué?— preguntó incrédula.

—Si— apreté los labios —Sabes que esto no es normal, la gente no— rasqué mi nuca —La gente no debería casarse así, no es algo normal— dije sinceramente —Deberías saberlo, hay gente que se casa porque está enamorada...

InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora