𝕄𝕦𝕥𝕖 ♧ 𝕁𝕒𝕪𝕨𝕠𝕟 ♧

XXIII

Jay acompaño a Jungwon en todos sus estudios, mirando de lejos con ojos asustados a todas las máquinas que usaron para ver en su interior, por más que le decían que todo eso eran como una radiografía más moderna, las palabras de los médicos no lo ponían más tranquilo.

Eso hacía que estuviera mucho más encima de Jungwon cada vez que terminaba algún estudio, tomando su muñeca para caminar junto a él, abrazandolo cada vez que salía y dejando un abrazo sobre los hombros del chico cuando los doctores le explicaban la situación.

Todo salía bien, según ellos, todo estaba correcto, aunque Jay notaba los ánimos de Jungwon bajar por esas palabras, y sabía lo que el chico pensaba.

"Todo está bien, pero sigo siendo mudo. Sigo sin poder hablar. Nada está bien"

Casi siempre quedaba con esos ánimos varias horas, hasta que Jay lograba hacer sentir mejor.

Cómo Jungwon era mudo solían hacerle estudios en sus oídos por si llegaba a desarrollar sordera, cosa que no estaba directamente relacionada pero era algo que querían tomas con precaución.

Y Jay notaba a Jungwon tener miedo al respecto, por lo que le había recordado que cualquier cosa que pasara, el se quedaría a su lado.

Jungwon sólo había sonreído, una sonrisa que no lo convenció del todo.

La señora Yang estaba feliz que Jay lo apoyara y cuidara tanto de su hijo, y siempre los miraba con una sonrisa.

—Seongie— llamó la señora Yang antes de una cena, haciendo que Jay se detuviera en su camino a la mesa, le hizo una seña para que lo acompañara, llendo hasta la cocina para hablar con el en privado—. Gracias por cuidar de Wonie.

Jay sonrió, asintiendo, eran palabras que había escuchado varias veces.

—Seongie... ¿Sabes que mi hijo te quiere muchísimo, no?

—Yo también lo quiero, Omma Yang.

—Si, Seongie, eso lo sé— dijo—. Pero no se si Wonie te quiere más de lo que te imaginas, más de lo que te demuestra.

Jay frunció el ceño.

—Él es un chico muy cerrado, no sé si te cuenta muchas cosas, aunque seguro sabes más que yo, es más abierto hacía tí.

Jay asintió, Jungwon le había dicho cosas que sólo le confiaba a él.

—Sólo pido que no rompas su corazón— dijo la señora Yang, y el rubio se ofendió un poco.

—Nunca haría algo así— respondió automáticamente.