𝕄𝕦𝕥𝕖 ♧ 𝕁𝕒𝕪𝕨𝕠𝕟 ♧

XXXIV

—¿Todavía no le dijiste lo que sientes?

Jay negó, manteniendo su seriedad, Ni-ki, por su parte, parecía decepcionado.

—¿Pero lo has visto?

Jay asintió.

—El otro día lo vi... Bien, estaba en su cada, era lógico, pero con su madre pensábamos que llegaría más tarde— contó—. Pero me vió, practicando las señas, y cuando quise decir algo se fue... Y yo solo me congele, no pude ir— Mintió.

Ni-ki se frotó el rostro, suspirando pesadamente.

—Que idiota...

—¿Por qué?— Jay alzó una ceja— ¿Por no decir mis sentimientos?

—Exactamente— concordó el castaño.

—Oh, vaya, a quién me suena— dijo el rubio con ironía.

Ni-ki lo miró unos segundos hasta comprender a que se refería.

—Bien, bien... Nunca dije que yo no fuera un idiota, digo, somos amigos, tenemos cosas en común.

Jay lo miró con el ceño fruncido.

—Idiota empedernido— dijo, y tomó su mochila para levantarse del pasto y caminar hacia la escuela.

—No me dejes hablando solo, Jay— Ni-ki apareció luego de correr hasta llegar a su lado.

El rubio lo miró alzando una ceja con indignación.

—Mira, no eres mejor que yo en esto de confesarse, así que no actúes como si yo estuviera haciendo mal las cosas— dijo el castaño.

—La gracia de la vida es que tienes que ser mejor que el resto— Jay sonrió, largó el aire en un conto suspiro—. Yo... Voy a confesarme a Jungwon hoy, aquí en la escuela.

Ni-ki sonrió y aplaudió.

—Al fin demuestras algo de huevos en la vida.

Jay hizo una mueca de asco ante la expresión.

—Me disgustas— dijo por lo bajo.