CAPÍTULO 1

28.2K 1.9K 3K
                                    

Dark Side-Bishop Briggs

—Cásate conmigo.

Nuestras piernas se encuentran entrelazadas en la amplia cama redonda de su apartamento. Aún ni siquiera ha amanecido, pero las caricias y besos húmedos no han tenido ni un momento de descanso en toda la noche. Está tan prendado de mí que no me deja siquiera dormir, necesita de mi atención todo el rato. Me hace sentir un ser único.

Agarro las sábanas, cubriéndome el pecho a la vez que abandono el colchón en el que yacemos y comienzo a ponerme la ropa que traía puesta.

—Me has preguntado mil veces y mil veces te he dicho que no.

—Piénsalo de verdad, no me respondas de inmediato.

—Vicenzo. —doy pequeños saltitos mientras me enfundo los pantalones. —No me hace falta pensarlo, estoy cómoda contigo, ¿por qué hay que etiquetarlo?

—Porque quiero decirle al mundo que eres mi esposa, Kath.

Meto los brazos por la camiseta de tirantes, bajo su atenta mirada. Disfruto de mis propias vistas, su torso desnudo, con finas cicatrices blancas y trabajado durante años. El pelo azabache alborotado y salpicando su frente, sus ojos ónice cargados del brillo del deseo. Suelto las sábanas que tapan justo de su cintura para abajo y le lanzo una sonrisa traviesa.

—Confórmate con tener sexo esporádico con la enemiga de tu padre.

Su mano se lanza a la caza, rodeando mi muñeca y atrayéndome de nuevo al calor de la cama.

—Jamás me conformaré. —su rostro se entierra en la curva de mi cuello. —Nunca tendré suficiente de ti.

Su respiración hace cosquillas en mi cuello.

—Enzo, tengo que irme a entrenar.

Refunfuña como todo un niño pequeño.

—Repítelo.

—¿El qué?

—Llámame de esa forma.

—En...

Su nombre muere en mis labios cuando los suyos chocan contra mi boca. Su mano se entierra en mi melena, atrayéndome a sus labios hasta que nos fusionamos en otra de nuestras ya habituales guerras. Unas guerras donde nadie gana. Mi lengua serpentea por el borde de sus labios, saboreando su sabor. Los besos de Vicenzo son puro éxtasis. Nunca tiene suficiente de mí.

Nos apartamos en busca de aire y aprovecho el momento para escapar de lo que sin duda se volvería en sexo una vez más. Agarro mi bolso y lo miro por encima del hombro antes de cruzar el umbral de la puerta.

—¿Te veo esta noche en "Sinners"? —pregunta.

—Tengo la noche libre así que allí estaré. —le lanzo un guiño con coquetería. —Veamos con que juegos me sorprendes hoy.

Me marcho sabiendo que sus ojos no van abandonar mi figura hasta que me vea desaparecer. Salgo del apartamento sin hacer ruido y pongo rumbo al pabellón industrial con el que me hice al poco tiempo de llegar. Allí me espera Goran, un exmilitar al que expulsaron del ejercito hace bastantes años y el que se ha encargado durante estos dos años de mi entrenamiento físico.

No está muy alejado del apartamento de Vicenzo así que voy caminando a pie.

Digamos que mi vida durante este tiempo ha dado muchos giros. Ahora me desenvuelvo bastante bien en el combate cuerpo a cuerpo y tengo entrenamiento con venenos. Además de ser casi una profesional con los cuchillos y tener una puntería buenísima. Vivo en un apartamento de tres habitaciones con Dash y Dakota, que para mi sorpresa, se llevan bastante bien. Hay días, como el de hoy, que las paso en el apartamento personal de Vicenzo. Sí, Vicenzo D' Angelo.

El Juego del Escorpión #2Where stories live. Discover now