CAPÍTULO 13

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Fire-Barns Courtney

El aire dentro del vehículo se siente cargado y a pesar de que la mano de Vicenzo se apoya en mi rodilla de una forma cariñosa mientras con la otra conduce, sé que está molesto. Lo entiendo, aunque no lo comparta. Nunca me he considerado una persona que se deje llevar por la inseguridad y los celos tienen su epicentro en ello, la inseguridad

¿Le gustará esa persona más que yo? ¿Será más divertida? ¿Tendrá un mejor físico que el mío? ¿Besará mejor? Comparaciones, comparaciones y más comparaciones. Yo no he nacido para compararme o para pensar en que puede hacer el resto mejor que yo, porque no me interesa. Me intereso yo misma y lo que soy capaz de hacer en este momento. Por eso y muchas más razones, nunca me dejo llevar por ese sentimiento que parece predominar en todas las personas.

—Me hubiese gustado estar contigo en tu cumpleaños. —rompe el silencio. —Y hacer lo que prometimos.

Le prometí que haríamos una velada especial, con mis amigos. Un momento en el que juntar varios aspectos importantes de mí en un solo sitio. Como una forma de avanzar hacia alguna dirección con él, ¿presentar al chico con el que te acuestas a tus pocos amigos es como pasar a otro nivel, no?

Aunque ya se habían conocido cuando viajaron todos juntos a Moscú.

—Podemos hacerlo a mi vuelta. —tiene el rostro en calma, tan propio de él. Aun cuando está molesto, no deja que su cuerpo lo señale. —A pesar de que ya os hayáis conocido, podemos hacerlo de nuevo, de una forma más agradable.

—No creas que hice eso para intentar invadir tu intimidad. No tenía a quien más acudir, Petra está muy inestable y necesitaba que alguien la cuidara mientras yo me aseguraba de que no estabas tomando riesgos innecesarios.

—¿Qué ocurre con Petra?

Hago la pregunta con intención de desviarme de otra conversación que podría llevarme a discusión. No tomo riesgos innecesarios, cada uno de ellos es tomado por algo y no pienso ponerme a discutir sobre ello.

—Ha comenzado a tener actitudes agresivas contra ella misma.

—¿Se está autolesionando? —asiente sin apartar la mirada de la carretera. —¿Por qué?

—Una madre ausente, un padre maltratador y un hermano desastre no ayuda mucho con sus problemas. El resto es algo que debería contarte ella más que yo.

—¿Por eso la has traído a vivir contigo?

—Tenía que sacarla de allí. —me mira por un breve lapso de tiempo, buscando en mi lo que sea que necesite para proseguir. —Ella no está bien desde hace mucho tiempo, mi madre se la pasa viajando y gastando el dinero de mi padre, él por otro lado no deja de menospreciarla y de alzarle la mano cada vez que quiere y yo...la he dejado sola este tiempo. He sido un mal hermano.

—No puedes cargarte el peso de todo lo que pasa.

Una pequeña, casi minúscula sonrisa le alza las comisuras cuando decide apartar la mirada de su conducción y mirarme a mí.

—Supongo que tenemos más en común de lo que piensas.

La calidez de su mano sigue cubriendo mi rodilla y esta vez cubro la suya con la mía, dedicándole un pequeño apretón mientras sonrío.

—Volveré tan pronto que ni me echarás de menos.

—Eso lo dudo, es imposible no echarte de menos. —sus palabras recaen sobre nosotros como el almíbar espeso. —No sé que es lo que tienes, pero estar cerca de ti se vuelve una necesidad, tu presencia es como un bálsamo.

El Juego del Escorpión #2Where stories live. Discover now