CAPÍTULO 33

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Look what you made me do-Taylor Swift

─¿Estás segura de lo que vas a hacer?

Mi cabeza descansa sobre mi lugar favorito en el mundo, su pecho. Paseo mi dedo por todo su vientre, notando como se encoje ante mi contacto.

─¿Te refieres al hecho de llamar a Jhon después de meses sin dar señales de vida, contarle la noticia a Nikolai o enfrentarme a la mafia italiana?

─No sé, ¿cuál es más peligrosa de las tres opciones?

─Las veo todas altamente mortales.

Su risa hace que todo su cuerpo se mueva, sacudiendo el mío con él. Me subo sobre su cuerpo, tendiéndome sobre él sin preocuparme mi nivel de desnudez. Poso la palma en su corazón y los ojos de ambos bajan hasta el anillo en mi dedo.

─Empecemos por la más agradable.

A tientas busco mi teléfono móvil y no me detengo en hacer el cambio horario. Creo que esto no puede esperar más. Pongo el altavoz y aguardamos pacientemente a que descuelguen en el otro lado.

─Ya puedes tener una buena excusa, señorita.

Los dos estallamos en carcajadas pues esperábamos justo que dijera eso. Le comento todo lo que ha pasado, a sabiendas de que se iba a preocupar mucho por mí. Él me comenta que no ha estado totalmente ajeno a todo, pues Ashton desvió una de las llamadas de mi teléfono hacia el suyo y estuvo hablando con Jhon, contándole todo lo que estaba pasando y porque no respondía a sus llamadas. Eso no hizo que no estuviese enfadado conmigo. Oh, lo estaba, y mucho.

─No quiero los detalles sórdidos, solo quiero saber que estás bien.

─Estoy bien. ─suelto una bocanada de aire, mientras Aiden me acaricia la espalda para animarme a seguir con todas las cosas que tengo que contar. ─Jhon, ¿sabías lo que había pasado con mi madre?

El silencio que se extiende durante unos segundos, es respuesta suficiente. Aún así, mi corazón no alberga la posibilidad de sentir odio o reproche hacia este hombre. Es como un padre para mí, uno de verdad. Incluso a Gregory lo he perdonado por todo, así que jamás podría dirigir ni una pizca de odio hacia Jhon.

─Después de lo que pasó con ella, quedaste severamente traumada, Katherine. Tenías pesadillas todas las noches, no querías salir nunca de tu cuarto y enfermaste. Lo mejor que pudo hacer Gregory fue apartarla de ti y eliminarla de tu vida. ─suspira. ─No sé si hicimos lo correcto al decirte que había muerto, pero en ese momento pensamos que era la mejor explicación. El dolor la había desquiciado y por eso se quitó la vida. Sonaba mejor que reconocer que tu madre siempre había sentido una especie de aversión e ira hacia ti.

Las palabras, por mucho que ya fuese consciente de ellas antes de que fuesen pronunciadas, no evita que me recorra un escalofrío por la piel. El brazo de Aiden me rodea con más fuerza, atrayéndome lo suficiente como para notar la calidez de su pecho contra mi espalda. Apoya su barbilla sobre mi hombro mientras observamos el teléfono.

─Lo entiendo, queríais lo mejor para mí. ─reconozco. ─No te he llamado para reprocharte nada, solo quería saber que estás bien, que yo lo estoy y darte una noticia.

─¿Qué noticia?

─Bueno, antes tengo una pregunta más, ¿Poppy?

─Tu tarántula ha duplicado su tamaño desde la última vez que la viste, tengo pesadillas por las noches con ella.

─Es una mascota acorde a su dueña. ─agrega Aiden.

─Supongo que debería darte mis condolencias por la pérdida de Nicole.

El Juego del Escorpión #2Where stories live. Discover now