CAPÍTULO 24

19.2K 1.6K 1.5K
                                    

AIDEN

Prisoner-Raphael Lake

Todo está en la mierda más absoluta.

Alina, la hermana de Lev, ha vuelto a nuestras vidas arrasando con todo. Todavía siento contraído el pecho cuando pienso en su estado y en los ojos llenos de pánico que tenía en el callejón. Confío demasiado en Dimitri como para no mantener cierta esperanza, joder, pensábamos que estaba muerta. Ahora más que nunca es momento de tener esperanza.

Lástima que Lev no lo vea igual que yo. Él está totalmente destrozado, entiendo que es duro que Alina parezca no recordarlo. Nos aferramos a que solo sea una amnesia temporal, tal vez algún efecto del trauma severo que tiene. Dimitri dice que tal vez su mente se haya cerrado en banda, protegiéndola de recordar todo lo que ha perdido estos años y consecuencia de ello no recuerde absolutamente nada. Sus recuerdos comienzan una vez ya estaba capturada por Roy y jamás ha escuchado su nombre, solo el número que le asignaron.

6-6-4.

Por otro lado, no hay ni rastro de Roy, los restos hallados entre la explosión aún están a la espera de ser examinados, mas no guardo esperanzas. Los cabrones como él o como yo tenemos más vidas que un gato, pero yo estoy dispuesto a arrebatárselas una a una. Entre las ruinas del edificio vimos muchos cuerpos casi intactos, de una sola pieza, y conseguimos identificar algunos rostros que nos eran familiares. Todos pertenecientes a la mafia italiana. Sin duda no estarán muy contentos con las bajas.

Y para finalizar esta serie de catastróficas desdichas, hoy es mi último día de libertad. O así lo veo yo. En unas horas estaré esperando a Nicole, prometiéndole un amor eterno que no siento, echando por la borda todo lo que podría tener y no tendré. Pruebo un último intento, yendo hasta la mansión con la esperanza de encontrarme con Nikolai y en su lugar lo que encuentro es un despacho vacío.

—Papaíto no está.

La voz melosa de Olympia me hace girarme de inmediato, esperando encontrármela con cualquier arma entre las manos y más que dispuesta a matarme. Después de todo, no dudó intentarlo con su hija.

—Ya veo. —recupero la compostura, irguiendo los hombros. —Me voy pues.

—No tienes porque irte tan rápido, podemos charlar un rato.

La belleza de su rostro es perpetua. No desaparece por mucho que pasen los años y el que esta sea tan similar a la de Katherine no hace más que mantenerme con los ojos clavados en su persona. El gen de las arañas parece diseñado para hacernos caer en su belleza, obsesionarnos con ellas, ansiando poseerlas. Nos hace necios, nos hechiza, tal y como parece estar Nikolai con los encantos de la viuda negra.

—Gracias por el ofrecimiento. —respondo dibujando una sonrisa lupina. —Pero no es algo que me apetezca hacer en estos momentos.

La esquivo, sorteando su figura junto a la puerta, caminando recto por el pasillo silencioso. Solo he dado unos cuantos pasos cuando su voz habla de nuevo deteniéndose en mitad de mi marcha.

—¿Sabes? Te conocí cuando eras niño.

Me detengo en seco.

—Nikolai te había recogido de ese contenedor casi dos años antes, te vi en algunas ocasiones mientras eras un bebé cuando vine a algunas reuniones. Me mirabas con unos ojos enormes y grises... —dice pensativa. —Eras un niño precioso que se aferró a la vida durante dos días, aguantando el frío y el hambre con apenas días de vida. Sencillamente, increíble.

—No hables más. —siseo.

—Me sentí tan curiosa que no pude evitar investigar sobre tu madre, ¿no quieres saber más sobre ella?

El Juego del Escorpión #2Where stories live. Discover now