CAPITULO 3

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No podía decir que ChanYeol era un hijo de puta, porque respetaba a esa señora como si fuera su propia madre.

Pero en esos momentos, ChanYeol era un hijo de puta, de una madre imaginaria, cabe aclararlo.

Recibió en la mañana un mensaje de ChanYeol, quería decirle algo importante, y se le hacía más fácil llegar a una cafetería que a su casa, pero nunca se le ocurrió que al entrar a ese lugar ChanYeol estaría hablando con un hombre unos años más joven.

—¡SeHun-ah! Llegaste justo a tiempo. Él es YongHee, trabaja conmigo, es un genio en las computadoras.

A su izquierda, un tímido joven rubio, que usaba unas gafas de pasta gruesa lo miraba sorprendido, casi con la baba colgando. Como si estuviera viendo al mismísimo Brad Pitt pero coreano. Tan sólo porque movió sus ojos a ver a ChanYeol y reclamarle con la mirada, pero, pudo jurar como la boca del muchacho tembló al momento en el que intentó pronunciar una palabra. Finalmente, aclaró su garganta y extendió su mano.

Sus manos eran casi de su tamaño, a pesar de ser unos años más joven.

ChanYeol de cupido no era algo nuevo para él. Siempre lo había intentado. Unos meses después de que LuHan muriera, le decía que le quería devolver el color al rostro, que necesitaba que estuviera en el juego una vez más, que su sonrisa mientras viera el celular fuera por estar mandando mensajes cursis y tontos.

Tragó duro e intentó dejarse llevar por un sentimiento que fue enterrado en su corazón, con la persona que amaba.

Intentaba que su mente proyectara otro final de LuHan. Algo como que no se llevaron bien, un SeHun muy celoso, o un LuHan egoísta, una excusa tonta para que pueda ver que su relación era un fiasco y pudieran terminar con un final triste.

Eso sólo lo hizo caer en cuenta que el celoso era LuHan, porque odiaba cuando mujeres aprovechaban cada oportunidad para tocar su brazo en la calle, y él era el egoísta, porque no quería a LuHan para nadie más. Además, lo amaba. SeHun estaba seguro que LuHan le hubiera dicho que sí a su propuesta de matrimonio.

—YongHee ama los thirllers psicológicos. ¿Por qué no van a tu casa a ver uno? Y también ama a los gatos, Yaksok será un consentido en los brazos de este muchacho —ChanYeol dijo extendiendo su brazo y apretando el hombro derecho de YongHee, sonriéndole y haciendo que se sonrojara de una manera muy tímida.

—No puedo ir a casa en estos momentos — dijo muy despreocupado, y vio su reloj de puño, después busco con la vista por las puertas del restaurante hasta que lo vio entrar y sonrío de tranquilidad— Como dijiste que quería decirme algo importante, asumí que nuestro hyung debería de estar aquí para estirarte las orejas —extendió la mano por los aires haciéndole señales a Yesung a que este los encontrará.

La estela de enojo se dejo ver en el rostro de ChanYeol. Si, estaba un poco enojado porque la cita se estaba echando a perder.

—Llego su señor favorito —se apuntó con ambos pulgares sonriéndole a sus amigos dongsaeng.

—Hyung...— ChanYeol se levantó de su silla y saludó a su amigo, inmediatamente quitó su vena de molestia.

Ellos adoraban a su mejor amigo Yesung, su presencia siempre era la voz de la imparcialidad y sensatez. Él era algo así como el papá del grupo de amigos, aunque aún no fuera papá de verdad.

—Me da un café negro, sin azúcar —pidió al mesero antes de sentarse. Dejando su saco en el respaldo de la silla—. Cuanto tiempo sin verlos. ¿Tú quién eres? —preguntó mientras achicaba sus ojos y miraba a la persona que estaba en frente.

—Soy Kim YongHee, compañero de trabajo y amigo de ChanYeol —volvió a sonreír tímido, rebosando una sonrisa avergonzada y viendo sus mejillas volver a ser víctima del sonrojo.

INDEFINIDO || HUNHANWhere stories live. Discover now