CAPITULO 4

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Justo como lo sospechaba.

YongHee no era malo, era buena persona, amante de los animales, vegetariano, practica basquetbol y es católico. Si tiene que agregar más palomitas a la lista de virtudes de ese chico, se podría acabar una libreta.

Pero lo cierto era que no es su tipo. Es alguien agradable con quien pasar el tiempo, pero hasta ahí. Y eso lo hacía sacarlo indudablemente de la lista de prospectos amorosos que alguna vez en su adolescencia tuvo.

Afortunadamente podía poner en la lista de defectos que no sabía bailar.

¡Por Dios! ¿Cuántas listas tenía?

No es que SeHun fuera un Michael Jackson en la pista de baile, pero mínimo si iba a estar consciente y no con ganas de olvidar su nombre en el alcohol, no quería nada más estar viendo.

Era muy malo comparando, y su comparación era muy mala y fuera de lugar, pero LuHan adoraba estar en una pista de baile, y más si era con él.

Y recordó la primera vez que lo llevo a la fiesta de aniversario de la empresa. De ser aburridas, se convirtieron en lo opuesto.

Tienes que dar vuelta a la página, SeHun. Se repetía una y otra vez, con los ojos cerrados, y aferrándose a las sonrisas despreocupadas de sus compañeros de oficina. Sonrió en un sentido paternal al ver a SooJin, su asistente, bailando con su novio HwiTaek

—¿Seguro que no quieres bailar? —preguntó SeHun una vez más a su cita de la noche.

YongHee negó silenciosamente y lo vio casi asustado y apenado. No sabía bailar. Aunque ya era demasiado tarde, la mala impresión ya la había dado.

—Creí que ibas a estar en tu casa dormido —se escuchó la indiscreta voz de Choi retumbar por sus oídos a pesar de la música fuerte.

Llevaba una copa de vino tinto en su mano derecha. Su mirada ya se notaba un tanto perdida y arrastraba sus palabras. Un poco borracho para estar casi al principio de la noche. Ni siquiera habían dado el típico discurso aburrido de agradecimiento donde parecía que Heo siempre fingía su llanto, pero eran lágrimas reales.

El viejo adoraba su patrimonio, casi como amaba al dinero.

—¿Por qué no te sientas? —señalo la silla libre que estaba al lado de YongHee.

Cualquier excusa que se le presentara, por más tonta que esta fuera, la estaría aprovechando para no tener que seguir soportando ese momento aburrido e incómodo que tenía que lidiar con su apreciable cita de esa noche. Odiaba ponerse a platicar en una fiesta. Él quería bailar. Y ahora Choi caía como un ángel salvador.

—Apuntaré esta fiesta como la primera vez en la que me ofreces sentarme en la misma mesa que tú.

SeHun se sonrojo apenado. Era verdad, siempre lo evitaba. Y el año pasado ni se molesto en ir a la fiesta. Fue muchísimo más sencillo decir que estaba enfermo y se la pasó dormido.

—Sólo intento salir de mi caparazón y ser sociable con todos —encogió los hombros. Aquello, había sido lo más sincero que nunca antes le había dicho. Y también lo más amable—. Si piensas que seré un amargado como lo he sido, no te culpo, he sido un gilipollas en ese sentido, pero quiero ser diferente. Eso es todo.

El brillo en los ojos de Choi fue algo notorio dentro de su borrachera. Había estado esperando ese momento en el que SeHun dejara de ver su dolor y ver a su alrededor.

El sonido de los micrófonos siendo prendidos y los músicos dejando de tocar un jazz que era muy rimbombante en esa clase de fiestas fue la señal que esperaban. Después de eso ya podía irse de ese lugar e ir a una fiesta de verdad, tomar unos tragos demás y encontrarse con un desconocido que si quisiera bailar.

INDEFINIDO || HUNHANWhere stories live. Discover now