CAPITULO 5

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Estaba sentado en una de las bancas de la heladería favorita de LuHan, esperando su turno. Había citado a ChanYeol, pero este, como siempre, le había dicho que llegaría un poco tarde. Algo de un asunto que no podía posponer se le estaba presentando.

Perdió su mirada en el menú de los sabores de helado que el lugar ofrecía, que no fue consciente de que llamaron su número.

—¿SeHun? —la masculina voz que no quería escuchar lo estaba llamando. Choi Daniel.

SeHun fue consciente que ya era momento de escoger el sabor de su helado y se levantó casi ignorándolo, pero saludándolo con un gesto.

—Es genial poder verte —se paró justo a su lado.

Con un movimiento de cabeza, SeHun sólo asintió.

—Menta —susurró inevitablemente cuando la trabajadora le preguntó sobre el sabor que quería, e incluso la mujer notó la clara incomodidad en el rostro de SeHun, que se apuró a tener el cono de nieve listo y dejar a SeHun en libertad.

—Es nuevo para mí saber que te gusta el helado de menta. Prefiero algo tradicional. Chocolate.

—Eso es genial. ¿Vas a ordenar? Se está haciendo la fila —SeHun señaló hacia el frente.

Quería deshacerse de ese hombre y disfrutar unos momentos solo.

Momentos después se reprendió por ser tan grosero, y giró nuevamente al frente a invitarlo a que se sentara en su misma mesa, cuando nuevamente sus ojos no estaban dando crédito a lo que sus ojos miraban.

No había duda. Era LuHan.







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Sin despegar sus ojos del frente del lugar, caminó ido. Sin detenerse no permitiendo que lo que sus ojos estaban viendo desapareciera. No quitaría sus ojos de LuHan hasta comprobar que lo que estaba viendo era real y que no estaba volviéndose loco.

Escuchó como un niño lloraba, como su mamá lo callaba. Un teléfono celular sonar tan fuerte que lo estremeció. Pudo haber sonado la alarma contra incendios, y aun así su vista seguiría en donde estaba: en LuHan.

Se permitió un parpadeo. No necesitaba nada más que un solo parpadeo.

Y LuHan desapareció.

Soltó todo el aire que sus pulmones tenían y sintió como se mareaba, confirmando como en realidad se estaba volviendo loco.

—¿Señor está bien? —preguntó un niño. El mismo que estaba llorando.

SeHun negó y el mismo niño lo ayudo a sentarse en una silla cercana. Después Daniel llegó asustado por verlo caminar ido hacia la salida, quedándose viendo a la nada y después tambalearse.

—¿Quieres ir a un hospital? —preguntó Daniel.

Él no necesitaba ir a un hospital. Necesitaba quedarse ahí y encontrar una respuesta a eso que vio.

INDEFINIDO || HUNHANWhere stories live. Discover now