Temporada 1| COCLUIDA
Temporada 2| EN DEPRESIÓN
Arlene es la mejor en su trabajo... por lo menos hasta que se topa con Cinco Hargreaves que amenaza con quitarle su empleo y prívilegios. Las peleas se hacen cada vez más fuertes hasta que explotan en...
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Cinco Hargreaves
Cuando mis ojos se abren no veo nada más que oscuridad y un la luz sobre mí. ¿Dónde demonios estoy?, me preguntó. Hago el inútil esfuerzo por teletransportarme del otro lado de la pared, pero un campo de fuerza me lo impide . Dos pequeñas máquinas a mi derecha e izquierda me electrocutan en un mínimo movimiento, dejándome adolorido y débil.
Reviso con la mirada rápidamente el lugar, algún punto frágil para escapar lo más pronto posible, pero no lo encuentro. Todo está muy bien pensado para mantener a alguien aquí.
No recuerdo nada. Hace tan solo unos segundos veía a Arlene alejarse con miedo y tristeza. Su rostro estaba pálido y parecía asustada. Por primera vez en mi vida, que Ella soltara mi mano con tal temor me apretujó el pecho.
¿Me daría un paro cardíaco?, ¿qué era ese sentimiento de no querer dejarla ir?. Jamás había sentido algo cerca del corazón y sumamente extraño.
Me he estado preguntando a cerca de cómo decirle que es mi hermana. Porque no es tan fácil hacerlo, no sólo porque sé que no reaccionará de la mejor manera sino porque sé que yo no lo quiero aceptar.
Arlene no fue tratada de la mejor manera gracias a que siempre quiso estar conmigo. Fue víctima de burlas y maltratados de parte de mis hermanos. La Encargada la ha obligado a hacer cosas que realmente odia.
Por otro lado, mi padre no es el mejor hombre del mundo. Ni siquiera se merece el honor de tener a alguien tan benévolo como su hija, él no merece a Arlene. En realidad yo tampoco. ¿Y si no quiere saber nada más de mí cuando sepa que Reginald Hargreaves es mi padre?
Escucho un sonido parecido al de una puerta cerrarse, también el de una cuchara rodeando la taza de un café. Las luces son encendidas dejándome ver a la mujer de cabello blanco frente a mí. Se ve demasiado perturbadora con su labial rojo.
Camina despacio y sus tacones suenan. Puedo ver una ventana sin barrotes al pasillo, Arlene está sentada, abrazándose a sí misma y podría decir que vibrando.
—¿Es buen momento para decirte que nuestro trato tuvo un cambio de planes? —pregunta la encargada acercándose— creo que es obvio que Arlene eligió a su madre.
