Capitulo 20

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Cuando Spooky pensaba acercarse por el arma alguien de verde llegó a la entrada de la habitación de Cesar.

— ¿Qué tenemos aquí?

Era el líder de los profetas... 
Apuntó con el arma a Cesar, el corazón de ambos pareció detenerse abruptamente.
Una risa amarga salió de la garganta del profeta frente a ellos, los miró fijamente y jaló el gatillo del arma haciendo que los hermanos se abrazaran con fuerza, pero del arma no salió ninguna bala.
Con la mirada encendida Spooky miró al líder de los contrarios.

— Tienen 3... —se corrigió — no, dos días para irse, y hoy es uno. O mañana, a las 12 del medio día, Latrelle terminará lo que empezaron.

Se dió la vuelta y caminó lentamente hacia la salida.

— Sabía que abrías la puerta — giró la cabeza sobre su hombro y sonrió de lado con una pequeña risa, para después volver a su camino. 

Spooky había cometido un error que casi les cuesta la vida, no miro sobre su hombro.
No hacía falta ser un genio para saber que lo estaban vigilando porque, gracias a un golpe de suerte o algo no habían logrado abrir la puerta para matar a Cesar la noche anterior.

Cuando el puto profeta se fue, después de unos minutos de calmar a Cesar de aquel shock en el que se había metido, se llevaron algunas cosas importantes en una maleta, así como ropa "normal" de Cesar.
Nostálgicos dieron un último adiós a la casa de su infancia, que su padre fuera después encontrara y arreglará el basurero.
Al fin de cuentas, todo esto era su culpa.
Oscar se volvió Spooky para cuidar a Cesar y lo terminó convirtiendo en un pequeño Spooky.
Las drogas, las peleas, armas, insultos, fumar, alcohol. Todo su culpa.
Un nudo se formó en la garganta de Spooky, quizá también fuese su culpa por convertirse en eso.
Pasaron mucho tiempo en la casa, dejar el pasado era difícil, pero era eso o morir.
Caminaron, o mejor dicho, corrieron a la casa de Yulia.
Así es la vida y el mundo, a veces los planes más elaborados no funcionan.
La única manera ahora era irse.
Al llegar a casa Yulia se asustó, no los esperaba tan temprano.
Le contaron con calma lo sucedido, pues un susto fuerte podría hacerle daño.

— Tenemos que irnos ya — habló con un poco de temblor en la voz.

Oscar se levantó, besó su frente mientras Yulia intentaba levantarse del sofá en el que se había sentado. Cuando logró hacerlo, él la abrazó con fuerza pero sin lastimarla. Casi como un último abrazo antes de una despedida.

— Arregla las maletas lo antes posible — ordenó él.

Ambos subieron a arreglar maletas mientras Cesar vigilaba en la llanta baja y colectaba todo lo de valor, sentimental y monetario, no había que dejar nada de valor en Fredigge.

A eso de las 10 habían terminado de recoger todo.
Estaban a punto de salir de la casa cuando sonaron las sirenas de varios autos de policía.
Por el altavoz decían: "Toque de queda, han matado a una persona, se levanta hasta mañana a las 11"
"Patrullaremos hasta el amanecer. Nadie sale o entra"

Sintieron un vacío en el estómago, Yulia se tambaleó un poco y preocupado Cesar dejó caer las maletas que tenía en manos y la sujetó, Oscar volteó desde la puerta aterrado; era el fin.
No había más que hacer, cenaron lo poco que había en la casa, pues Yulia necesitaba comer sin importar el mal día.
Después de cepillar sus dientes se fueron a dormir, Cesar en el cuarto de invitados no podía pegar el ojo, intentaba escuchar a Spooky y Yulia platicar.
Pusieron alarmas a las 9 de la mañana, las maletas cerca de la puerta y todo listo para salir de la casa lo más rápido posible.
Lo que más preocupaba a Oscar era tener que conducir a alta velocidad, un choque y podría suceder una tragedia... Su bebé estaba en riesgo.

— Tengo miedo — dijo Yulia.
Oscar alargó una mano a su vientre, se sentía moverse.
— Todo va a estar bien — habló el con preocupación, besó su frente y acarició su vientre.
Se acurrucó junto ella e inmediatamente sintió un abrazo.
No importa que pasara al día siguiente, Oscar se aseguraría de que su esposa estuviera bien.

¡Bip! ¡Bip!
Música y alarmas sonaban tan fuerte, como si gritaran advirtiendo algo, se levantaron y vistieron la rápido como pudieron.
Obligaron a Yulia a comer algo, lo necesitaba, aunque no quería hacerlo.
El tiempo pasó tan rápido, la preocupación aumentó.
Salieron de la casa cargados de maletas, directo a los Impalas, abrieron las cajuelas y acomodaron todo en ellas.

11:30

César subió al Impala de Oscar, que estaba delante del de Yulia.
Yulia y Oscar estaban parados al lado de su Impala.

— Olvidé algo, suban al auto vuelvo rápido — dijo Cesar bajando.

Oscar obligó a Yulia a ponerse del lado del conductor en su Impala, pero está no subió, César salió de la casa con algunas cartas ocultas en el bolsillo.
Caminaba sonriente mirando a su hermano que tenía cara de preocupación .
Lo que siguió no lo esperaban.
Las patrullas se habían ido, las calles estaban desiertas a excepción de ellos y un hombre más que caminaba en dirección a Cesar.
Fue rápido pero Spooky lo hizo más, se interpuso entre Cesar y el arma, recibiendo un disparo en el estómago.
El hombre misterioso siguió corriendo, no se detuvo a mirar lo que hizo.
Un grito desgarrador se escuchó por toda la calle, Yulia corrio hacia ellos sin dejar de gritar.
De algún modo la bala yacía en el suelo, había atravesado a Spooky sin golpear a Cesar.
Oscar yacía en el suelo, respirando con dificultad, Yulia se arrodilló, sostuvo su cabeza en su regazo.

— ¡Llamen una ambulancia! — Gritó desesperada.

Ni siquiera supo cómo o cuando llegaron los amigos de Cesar a su lado.

— ¡Por favor no! — le rogaba Yulia a gritos.

Oscar intentaba tomar su mano, pero solo lograba manchar más su ropa de sangre.

— Tendremos un hijo, lo tienes que conocer — las lágrimas no dejaban de brota de sus ojos — me pediste casarnos — intentaba hablar sin que su voz se cortara — la vida juntos...

Cesar y sus amigos lloraban, las sirenas de la ambulancia se escuchaban cada vez más cerca y entonces Spooky cerró los ojos.

— ¡No, no, por favor! — gritó Yulia.
Mientras Cesar intentaba mantenerlo despierto golpeando con palmadas leves su rostro.

La ambulancia llegó, subieron a Oscar y César pidió lo llevarán a un hospital fuera de Fredigge, aunque técnicamente no había opción.
Jamal subió en la parte tracera de la ambulancia con Spooky.
Con lágrimas en los ojos y dolor en el corazón Cesar y Yulia condujeron los autos al hospital.

Oscar: Un disparo, recibí un disparo. Y ahora todo lo que veo es la nada.

Las ambulancias se alejaron por freridgee dejando el susurro de su llanto.

Prácticamente el último capítulo, esperen el epílogo.
Espero que les guste ❤

THE LAST BULLET (En pausa por edición)Where stories live. Discover now