Capitulo 10

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Las sábanas se sienten calidad sobre su cuerpo un poco cansado, se movió un poco en la cama sintiendo las telas rozar, se quejó un poco y abrió los ojos. Extendió la mano hacia un lado con la esperanza de sentir el cuerpo de Spooky, pero fue en vano, no debió tener esperanzas.
Se levantó. Aún en el suelo tirada está una camisa cuadrada de manga larga color negro y gris.
Raro. Spooky no traía camisa cuando llegó.
La levantó del suelo y se la puso, le queda lo suficientemente larga para cubrir sus glúteos.
Salió de la habitación descalza y bajo a la cocina para buscar algo de comer.
No pudo Spooky esperar a ese día por la noche, al viernes y no al jueves cuando tiene que trabajar al día siguiente. Da igual, fue bueno de todas maneras.
Una sonrisa se formó en su rostro al recordar la noche anterior.
Entró a la cocina distraída, bajo una taza de la alacena, mientras bostezaba unos brazos la sujetaron por la cintura.

— Buenos días mi vida — le dijo Spooky al oído. — No quise despertarte.

Besó su mejilla, y su cuello mientras acariciaba su vientre con sus fuertes manos. Yulia se giró y lo besó en los labios.

— Preparé el desayuno — dijo haciéndose hacia atrás dejándola ver la mesa bien arreglada con el desayuno servido. — Siéntate hermosa, ya preparé tu café.

Le tomó un momento reaccionar.

— ¿Esa es mi camisa? — interrogó encargando la ceja.
— Admitelo, adoras que solo use tu camisa — sonríe de lado.
— Nunca lo negué — le guiñó el ojo.

Se sentaron a desayunar, el había preparado el platillo favorito de Yulia.
Dió un trago a su café sin dejar de mirar a Oscar a los ojos.

— No te quitaste el collar ayer — afirmó tratando de ocultar una sonrisa mientras daba un sorbo al café.

En un acto reflejo Yulia lo tomó entre sus dedos.

— Pudiste haberte ahorcado — dijo bebiendo el café, con los ojos dibujados con una sonrisa.

Yulia se rió y el no aguantó más, provocando que el café escurriera por su barbilla.

— No esperaba que lo hicieramos tan de repente. Ni siquiera me diste tiempo de quitarme el collar. — acusa ella.
— Al menos los sonidos no eran porque te ahorcabas. — levantó las cejas insinuante y sonriendo de lado.

Yulia le lanzó la cuchara pequeña con la que había mezclado el café mientras ambos reían, él por el cucharazo y ella por su comentario.

— Auch — se quejó, la cuchara le dió en un hombro —, ahora los Santos pensaran que una pandilla rival me golpeó.
— Dezataré una guerra — dice sarcástica.

Se levanta de la mesa tras terminar su último bocado. Ama esos momentos en los que está a su lado, solo ellos dos, riendo sin preocupaciones, sintiendo que fueron hechos para estar juntos.
Sintiendo que aunque están completos son el complemento del otro.
Se sentó a horcajadas frente a él sin dejar de sonreír, lo besó en los labios y pasó sus brazos al rededor su cuello y el colocó las suyas en su cintura.

— Te amo, eres el amor de mi vida — dijo juntando sus frentes.

Unas lágrimas de alegría dejaron los ojos de Yulia.

— Te amo con toda mi alma.

Se quedaron abrazados, disfrutando el momento, sintiéndose en paz, tranquilos... Completos juntos.

— No quisiera que este momento terminara, pero tienes que ir a trabajar — sonrió levemente besando su mejilla.

Yulia se levantó.

THE LAST BULLET (En pausa por edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora