08. Verano de los 15 años

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{VERANO DE LOS 15 AÑOS}

Llegué a los escalones de la entrada de mi casa y me dejé caer en el primer escalón con mi mochila en el regazo. Agarré mi celular del bolsillo delantero y le escribí un rápido mensaje a Cole.

KAIA: EMERGENCIA. SOS. CÓDIGO ROJO. 3321.

Cole me llamó al instante.

―¿Qué pasó? ¿Estás bien? ―preguntó con preocupación.

―Sí, sí. Pero, ¿puedes venir a mi casa ahora? ―le pedí con urgencia en mi voz.

―Voy ―contestó de inmediato.

Diez minutos después apareció Cole corriendo hacia la entrada de mi casa.

―¿Qué pasó? ―preguntó cuando llegó a mi, pero yo no le contesté.

Me levanté y él me siguió hasta que entramos a mi casa. Saludamos a mi padre que estaba en la cocina hablando por teléfono. Mi padre asintió con la cabeza y se levantó para irse hacia el jardín, seguramente para que no lo molestáramos, pero yo le indiqué a Cole que me siguiera hacia mi habitación.

Dejé mi mochila en la cama y me dirigí hacia mi baño. Cole no entendía nada, pero me siguió igual con el ceño fruncido.

―Kaia, me estás preocupando. ¿Qué pasa?

Agarré mi cepillo de dientes junto a la pasta y me di vuelta para mirar a Cole con decepción.

―¡Di mi primer beso! ―le conté finalmente mientras ponía la pasta en mi cepillo― ¡Y fue la experiencia más traumática de mi vida!

Acto seguido comencé a cepillarme los dientes con insistencia. Cole bajó la tapa del inodoro y se sentó para mirarme con atención.

―¿Con quién? ―quiso saber.

―Con Jeremy. Va a tu colegio ―traté de decir con la pasta de dientes en la boca.

―¿Con ese? ―inquirió Cole frunciendo la nariz.

Estaba claro que a él no le gustaba.

―Sí. ¡Y fue horrible! ―exclamé.

Cole se tenso al ver mi expresión triste y se puso más serio.

―¿Te hizo algo?

―¿Además de darme un beso horrible? No.

Cole pareció relajarse. Me agaché y escupí la pasta en el lavabo.

―Kaia, te estás manchando todo el cabello con pasta ―me regañó y se levantó para sostenerme el cabello hacia atrás mientras yo agarraba agua con mis manos y me volvía a enjuagar.

Cuando me enderecé, él se volvió a sentar.

―Fue horrible, Cole ―comencé a contarle―. Estábamos en el centro luego de tomar un batido y toda la situación fue demasiado incómoda. Ambos cerramos los ojos a la vez aunque estábamos bastante lejos y cuando nuestras caras chocaron ¡ninguno había atinado a la posición de nuestras bocas! Él me besó la nariz y yo el mentón ―Cole lanzó una carcajada, pero se calló cuando lo miré mal―. En ese momento me quise morir, pero me reí porque, ¿qué iba a hacer? ¡Pero él no se rio! ¡Me siguió mirando fijamente totalmente serio!

Cole frunció el ceño.

―Un poco psicópata.

―Si, pero volvimos a probar y esta vez atinamos.

―¡Yayyy!

―¡Pero fue peor aún! ―corté su entusiasmo.

―Ouch ―dijo en cambio.

Hasta el próximo veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora