14. Verano de los 16 años

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{VERANO DE LOS 16 AÑOS}

Aquel año, la fiesta de fin de verano se hacía en nuestra playa y estaba demasiado entusiasmada por poder asistir al fin.

La fiesta era tal cual había imaginado: una fogata en el medio de la playa, círculos de amigos riéndose, parlantes de música esparcidos por la arena y cubos con botellas de alcohol y hielo en medio de los diferentes grupos de amigos.

Gina y yo nos habíamos juntado para arreglarnos en su casa antes de ir a la fiesta. Ella me había hecho una trenza en un mechón de cabello rubio con pequeños caracoles y argollas que me había encantado. Me puse una bikini negra bajo la ropa porque esa siempre era mi elección para ir a la playa, aunque fuera de noche. Había elegido un short de jean con unas pequeñas rajaduras, una camiseta blanca y encima me había puesto una chaqueta de jean por si llegaba a tener frío.

Cuando llegamos, la playa ya se encontraba llena de gente. El primero que nos interceptó fue Derek, uno de los chicos del grupo de surf de Cole. Como siempre que nos cruzábamos, se detuvo para decirme algo.

–Ay, Kaia, Kaia, ¿ya te he dicho que eres mi extranjera favorita?

Me reí y puse los ojos en blanco. Derek siempre aprovechaba para coquetear conmigo cuando nos veíamos. Me lo tomaba a gracia porque nunca se tornaba pesado, aunque sabía que lo que me decía era medio en broma, medio en serio.

–Derek, ser de la capital no es ser extranjera –me quejé.

–No me importa, eso hace más dramática nuestra relación.

–¿Qué relación? –se burló Gina con los brazos cruzados.

Derek entrecerró los ojos, mirándola mal.

–No seras la tía de nuestros hijos.

–Bien. No me gustaría ser tía de niños invisibles –respondió ella, provocándome una carcajada.

En ese momento, escuché que alguien me llamaba a lo lejos. Alcé la vista siguiendo su voz. Cole me saludó desde donde se encontraba. Estaba con Matt y sus amigos de la escuela de surf en una de las esquinas, un poco alejados de uno de los parlantes que reproducía música. En medio de ellos también había un cubo con botellas de alcohol. Tenía que recordar darle a Cole el dinero del alcohol que compró también por mí.

Cole comenzó a acercarse en nuestra dirección y Derek resopló.

–Fue bonito nuestro affair mientras duró, ahora viene tu señor. Me escarparé antes de que me descubra.

Lo miré abriendo mucho los ojos. Vaya que tenía imaginación.

–¿Le tienes miedo a Cole? –se rio Gina.

–¿A Cole estando solo? No. ¿A Cole cuando se trata de Kaia? Sí –afirmó, luego miró encima de su hombro y vio que Cole ya estaba por alcanzarnos y salió corriendo.

Miré a Gina negando con la cabeza.

–Está loco –dije.

–En parte tiene razón –murmuró justo en el momento en el que Cole se detuvo frente a nosotras.

–¡Al fin llegaron! ―exclamó Cole abriendo los brazos. Él llevaba un short de malla azul marino y una camiseta negra.

Ya estaba descalzo y yo aproveché para quitarme las ojotas.

―Qué impaciente ―respondió Gina, alzando las cejas. Comenzó a caminar hacia el grupo con el que estaba Cole y la seguimos―. ¿Nos viniste a buscar porque nos extrañabas o...?

Hasta el próximo veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora