15. Verano de los 17 años

587 52 18
                                    

Mi anteúltimo año de instituto en mi ciudad fue el más difícil.

Nunca había sido muy unida a mis amigas en el instituto, pero en el último año todo empeoró. Surgieron rivalidades y dramas de los que yo no me terminaba de enterar del todo, pero tuve que elegir un "bando" cuando mi grupo de amigas se dividió en dos y como traté de estar en ambos grupos, pronto se me vio como una persona falsa. Sentía que las chicas que me hablaban lo hacían por compromiso, no me prestaban real atención y no volví a sentir que tenía una conexión real con ninguna de ellas. Eventualmente, terminé dejando de hablar con la mayoría.

En mi casa las cosas tampoco iban bien. Mi padre se había cambiado de trabajo, por lo que trabajaba más horas de las que solía. Lo que significaba pasar más tiempo en mi casa sola con mi madre y nuestra relación, como todos los años, había empeorado. Ahora apenas podíamos mantener una conversación sin que ella dijera algún comentario que no me pusiera de mal humor. Por lo que trataba de pasar el mayor tiempo posible fuera de mi casa. Lo que era difícil teniendo pocas amigas.

Otro aspecto negativo era que apenas hablaba con Cole. Él nunca había sido una persona muy amante del celular, como pasaba la mayor parte del tiempo en la playa y en el mar, dejaba su celular en su casa y la mayoría del tiempo lo tenía sin batería. De todas formas, durante el año hacía un esfuerzo por mantenerse en contacto conmigo y hacer videollamadas cada tanto. Ese año, apenas hablamos por mensajes. Yo sabía que empezaba a ser una época decisiva para él con respecto al deporte. Él siempre había sabido que cuando terminara el instituto iba a dedicarse al surf profesional, así que era el momento indicado para entrenar todo lo que pudiera y darse a conocer para que patrocinadores y otros entrenadores lo observaran y lo conocieran; a pesar de que su nombre ya resonaba en El Monte gracias a todas las competiciones que había ganado a lo largo de su adolescencia. Así que Cole y yo apenas hablábamos.

Con los demás nunca había sido de hablar mucho durante el año, salvo con Gina, pero con ella éramos de hablar de cosas puntuales cada tanto y no de preguntarnos todos los días cómo estábamos.

Fue el primer año en el que realmente deseé vivir en El Monte y no en Wellington.

Mi único momento de felicidad eran mis clases de pintura. Había empezado el año anterior y me encantaba ir. Eran dos veces por semana y eran los mejores días de la semana para mí.

A mitad de año las cosas mejoraron gracias a que conocí a Joe.

Joe era un chico de mi edad y empezó a tomar clases de pintura a mitad de año. Su arte era completamente diferente al mío. Yo era una persona que usaba colores vibrantes y le encantaban los paisajes y retratar momentos alegres. Joe era mucho más clásico y meticuloso. Nunca se dejaba llevar con respecto al arte y calculaba todo con suma precisión antes de lanzarse a pintar. Yo siempre improvisaba. Tal vez por eso me gustó, porque era lo opuesto a mí.

Bueno, por eso y por el hecho de que me dejaba claro que estaba interesado en mí. En ese momento sentía que Joe era la única persona que realmente me prestaba atención y así fue como comenzamos a salir. Me empecé a sentir menos sola. Empecé a pasar todas las tardes con él y estuve mucho más feliz de lo que había estado meses atrás. La adrenalina y la novedad de estar en una relación con alguien ocupaba todo mi tiempo y estaba constantemente pensando en él.

Era gracioso como a pesar de que éramos completamente opuestos, nos complementábamos muy bien. Joe me acompañó a hacerme el piercing en la nariz aunque no estaba muy de acuerdo con él. Era la típica persona que no le gustaban los tatuajes y los piercings. Hasta le daba impresión tocar mi piercing del ombligo. A mí no me importaba, solo era cuestión de intereses y no interesaba si no nos gustaba lo mismo mientras nos gustáramos nosotros.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 09 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Hasta el próximo veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora