▶ 𝐏𝐋𝐀𝐘

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Las luces eran violentas, golpeaban aquellos ojos claros con una potencia desmedida, le tomaba un esfuerzo enorme conservar la mirada fija al horizonte, sin embargo, con la creciente impaciencia que ese espacio provocaba en él, una falsa sonrisa se formó en sus pálidos labios, fingiendo con experiencia una felicidad que era apropiada para la situación, permitía que su mente viajara de vez en cuando organizando los pensamientos más relajantes que llevaban su cuerpo a una tranquilidad máxima y así poder sobrellevar la situación como el valiente caballero que creían que era, pero, no todo era así de sencillo.

—¿Desde qué edad tocas el bajo? —La pregunta entro directamente en sus oídos llegando a su cabeza como una bofetada, lo saco de cualquier pensamiento extraño que estuviese disfrutando en ese momento, no podía fingir con su sonrisa, porque la pregunta era directa, iba hacia él. Aun con aquella apacible expresión, paso la punta de su lengua por sus resecos labios.

—Desde los quince años, aunque empecé a tocar guitarra a los doce, pero me apasione por el bajo y con él me case, como pueden ver. —Una que otra risita se escuchó en el público, mientras Tobías señalaba con su mano derecha su preciado instrumento, el cual reposaba a unos cuantos metros, listo para ser usado en una presentación que estaba a pocos minutos. A pesar de amar ser el centro de atención de vez en cuando, no quería serlo en ese momento.

—Todos ustedes empezaron a tocar casi a la misma edad, se podría decir que era el destino que los quería juntar desde hacía mucho tiempo. —El entrevistador tenía un traje azul brillante y una sonrisa tan grande como espeluznante que todos tenían que soportar, era de las expresiones que incomodaban a cualquiera. Ellos solo asentían con la cabeza mientras lo dejaban hablar, era sin duda, la peor entrevista a la que habían asistido y Tobías no veía la hora de salir corriendo de ahí.

Las luces continuaban siendo molestas, estaban en un punto de brillo que dejaba ciego a cualquiera, ninguno podía ver el público, lograban escucharlos aplaudir y gritar por verlos tocar, el instante que más esperaban ellos. Después de una pausa a comerciales, se habían acomodado cada uno en su instrumento para tocar, pero la noticia de que los pondrían a hacer el famoso playback los había sacado de su ánimo ligeramente positivo. Sin embargo, eran un grupo conocido por no hacer lo común.

—Esta noche, hay una sorpresa para todos ustedes. —Alcanzo a decir el vocalista antes de que apagaran todo y pusieran la pista del nuevo sencillo con el que habían logrado la fama que tanto deseaban. Ninguno se movió y la música continúo sonando, Tobías veía con incertidumbre a su líder, como no movía la boca, pero estaba moviéndose como siempre lo hacía sobre el escenario, tan rítmico y animado, a ninguno le importaba pasar la vergüenza de ser descubiertos llevando a cabo aquella práctica, Tobí no sabía cómo describir la sensación de estar parado con su hermoso bajo entre los brazos, sin poder tocarlo, porque esa había sido la orden de su líder, todos sabían cuál era el punto principal de aquel acto, cuando él reacciono vio a sus otros compañeros bailando en sus puestos, y se sintió contagiado, la energía que emanaban todos ellos era increíble y sentía que estaba en lugar adecuado.

Un silencio recorrió el espacio donde estaban, la gente ya no aplaudía, pues se habían percatado del playback, pero el ambiente en vez de ser sombrío, fue de alegría, todo contagiado por los miembros de la banda sobre el escenario, que disfrutaban de su propia música, aunque no la estuvieran tocando en vivo como tanto les gustaba hacer. Tobías se balanceaba en sus piernas y tenía los brazos al aire, era terrible para bailar, pero con tantas ganas de hacerlo, no iba a cohibirse. La canción termino y su líder tomo el micrófono con rapidez para gritar.

—¡Gracias por el apoyo! —Con la pierna derecha le dio un empujón al atril que sujetaba el micrófono, provocando que se desplomara al suelo creando un estrepitoso sonido, los demás hicieron lo mismo arrojando los instrumentos al suelo, Tobí dejándose llevar los imito a pesar de adorar su bajo, sabía que no le pasaría nada al objeto por un pequeño acto de rebeldía.

𝑵𝑨𝑺𝑬𝑬𝑴 (PAUSA)Where stories live. Discover now