Capitulo 8

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Malas palabras

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Malas palabras.

Me encuentro en mi oficina, llegue mucho más temprano de la hora estipulada ya que necesito entregar lo que pidió el general lo más pronto posible.

No he comido, no me he bañado, mi cara parece de todo menos mi cara, el perfume me hace pasar desapercibida, necesito matarme lo antes posible...o irme a Grecia.

El teléfono suena con un tono irritante y lo contesto media dormida.

—Teniente coronel al habla—digo al responder y cuando voy a bostezar.

—¡Venga ya mismo!—el grito del general hace que me recomponga en un segundo.

El cuelga cuando yo iba a hablar y me levanto no sin antes colocar un poco más de perfume. Dignas hasta la muerte.

Paso al baño cuando salgo y me lavo la cara para suspirar, no lo he visto desde la disco y no lo pensaba en ver tampoco.

Camino por el pasillo, me froto las manos en señal de nerviosismo, verlo es un montón de sensaciones que hace mucho no experimentaba y me siento como una adolescente hormonal.

Cuando llego la secretaria no está por lo que deduzco que debo pasar por mi cuenta. Golpeó la puerta dos veces, se escuchan dos voces masculinas dentro, con un simple-¡adelante!-pasó con toda la valentía.

—¡Buenos días mi general!—me paro firme con el respectivo saludo.

Las dos personas fijan su vista en mi, por inercia mi cuerpo reacciona ante la mirada de Nikolaj quien me repara sin ningún descaro. El general Peñaflor solo me sonríe amablemente.

—Teniente coronel—saluda Peñaflor—Tan linda como siempre ¿no cree usted general?—lo mira.

El hace un gesto desinteresado para decir:

—No es la gran cosa tampoco—aprieto mi mandíbula.

—Acérquese por favor—pide Peñaflor y le obedezco—Queremos hablar de un tema bastante serio, esto puede subir el estatus de usted tanto como el de la central.

—¿De que se trata?—me siento junto a él.

—Los mellizos Bianco estarán de cumpleaños este fin de semana y creemos que será a lo grande como le gusta celebrar a ellos—comienza—Queremos escabullirnos en la fiesta pero para eso, necesitamos a las mejores personas—me mira—Usted es una de ellas.

—¿Quien más iría?—pregunto incómoda.

—Toda la escuadra del capitán Tyler Woods—concluye—¿Acepta?

—Que debo hacer—acepto.

—Debes fingir ser la esposa de Tyler—dice Nikolaj—Yo también iré con otra chica, pero estaremos muy bien camuflados—algo duele en mi cuando dice eso.

—Le haremos llegar más información a la tarde—dice Peñaflor y asiento—También el capitán le dirá...

—¡Señor!—interrumpen de la nada—L-o..siento—balbucea la secretaría.

Peligrosa Adicción Where stories live. Discover now