Capítulo 3

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Colgué el teléfono y vi una cabellera peligra asomarse por el costado del sillón. Seguro ella creía que no la podía ver, así que, sigilosamente me moví por encima del sofá hasta quedar detrás de ella. Sin esperárselo, estiré mis brazos sobre ella y comencé hacerle cosquillas. Ella botó del susto, más no esperaba esa jugada, pero dejó ese sentimiento para dar paso a una risas y quejas para que la soltara.

- Sabes que no puedo con ellas - se acomodó el pelo mientras nos incorporábamos - tengo muchas cosquillas.

Yo solo volví a reír y me quedé mirándola fijamente. Como pasa el tiempo.

En 5 años Ana había pasado de ser la niña mimada de la casa a una preadolescente. Con solo 11 años demostraba más madurez que otros chicos y chicas de su edad, por no hablar de lo responsable que era con sus deberes y obligaciones. Aunque tampoco voy a mentir, se empieza a palpar el inicio a la pubertad y lo que ello conlleva. Sin embargo, la entiendo, todos hemos pasado por ello, y aunque no lo parezca yo era igual que ella a su edad.

Miré el reloj de la pared y divisé las siete de la tarde. No nos habíamos percatado de la hora que era, pero debía llevar a Ana a casa de mis padres, sino estos me echarían una bronca como si volviera a estar en el instituto.

- Cielo ya es tarde - Liam se asomó por el umbral del comedor - debemos llevar a Ana a casa - asentí.


- Sí, justo miraba la hora - sonreí al mirarlo. No podía estar más segura de quererlo en mi vida para siempre.


- ¿Qué tengo? - preguntó burlón. Yo solo reí y le di un beso fugaz.


- Se nos hará tarde - él solo asintió. Me dirigí a la puerta con Ana delante hasta que - ¡Ah! - recibí una cachetada en la nalga. Giré sobre mis talones y él me miraba con cara de inocente, pero sus ojos lo delataban, lo conocía muy bien y podía ver la diversión en ellos.


Liam cogió la mochila de Ana y la guardó en el coche. Una vez todos dentro del vehículo, Liam arrancó dirección a casa de mis padres. Porque si, pueden pasar los años que todavía no me he sacado el carné de conducir. No puedo negarlo, he pensado decenas de veces en apuntarme a la autoescuela, más nunca encuentro tiempo para ponerme con ello.


Los viajes en coche, por muy cortos que fueran, me gustaban. Aprovecho siempre para dejar llevar a mi mente, disfrutar de la música o hablar con Liam. Sin embargo, hoy algo ocupaba mis pensamientos. 

No más de 10 minutos después ya estábamos en casa de mis padres. Esta vez Ana se había pasado todo el trayecto leyendo un libro, en vez de hablar por los codos. Agradecía que Ana disfrutara y aprovechara cada etapa de su vida y no quisiera adelantarse a probar cosas o hacer acciones que ya tendría tiempo de experimentar. Era inevitable que no se me vinieran a la cabeza casos que veía en el bufete o que me contaban compañeros.


- Esa cabecita tuya no para de dar vueltas a algo - miré a Liam. Ya estábamos de camino a nuestra casa y ni me acordaba de haber bajado y despedido a mis padres y Ana - ¿Es por el trabajo?

- Si - suspiré mientras masajeaba mis sienes.

- Sabes que me puedes contar siempre - acarició mi mano - No has de pasar por eso tu sola - me dio una mirada rápida para volver a fijar los ojos en la carretera.

- Es el caso de la niña de 11 años... embarazada - solté - se que no es de mi competencia y que no puedo hacer nada, pero...tiene la misma edad que Ana y va a tener que pasar por todo el proceso de ser madre a tan corta edad. ¿Y su salud y futuro? - suspiré exhausta - se que no tengo conocimiento sobre toda la información del caso y la decisión que tomarán profesionales y padres, pero no puedo evitar pensar en ella y su caso.


Llegamos al garaje de casa y sin intención de bajar del coche, Liam giró su cuerpo para quedar frente a mi y entrelazó sus manos con las mías. - A veces las personas, la vida, el mundo o como quieras llamarlo, son injustos y solo miran por si mismos - acarició suavemente mi mejilla, secando a su paso una lágrima que se había escapado. Sus palabras suaves iban al compás con su tacto. - Pero... por desgracia son otros profesionales quienes han de intervenir y determinar que es lo mejor para ella. No es bueno que te lleves los casos de la gente a lo personal, más cuando sabes que estás atada de pies y manos, ya que no es competencia de tu bufete - asentí. Tenía razón, no podía hacer nada al respecto, solo torturarme mentalmente - Anda ven - me presiono contra él, envolviéndome con su brazos, esos que me hacen sentir reconfortada y a salvo de todo.


- Te quiero mucho - dije presionándolo más fuerte. 


- Y yo a ti vida mía - postró un beso tierno y lento en mi frente. 


¡Hola amores!

Lamento mucho haber tardado tanto en actualizar la novela, pero espero que no me vuelva a pasar. 

Quiero recordaros que siempre aviso de novedades y de cuando voy a subir capítulo en el tablón de mi perfil. Así que tenedlo en cuenta para no perderos nada. 

Muchas gracias por todo el apoyo que he recibido y todos los mensajes. 

Mucho amor para todas xx

Carla

MI VIDA DESPUÉS DE...Where stories live. Discover now