Capítulo 20

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Veinte minutos después estábamos en el coche decidiendo dónde podíamos comprar, lo antes posible, pruebas de embarazo.


- ¿Dónde se puede comprar eso? ¿En la gasolinera?


- ¿Cómo va a ser en la gasolinera? - exclamé - ¡Eso será en Estados Unidos amor! Aquí hay que ir a una Farmacia o supermercado.


-¿Me estás diciendo que en un supercorriente sí puede haber, pero no en una gasolinera? - era palpable el sarcasmo en su voz.


Muchas películas había visto este hombre si pensaba que se podía vender como churros los test de embarazado.


Se notaba que los nervios lo estaban dominando y, en parte, podía entender que, ante la situación en la que nos encontrábamos, los nervios, ansiedad o incluso miedo nos dominasen, jugándonos malas pasadas.


- Liam estás nervioso, es normal, yo también lo estoy - cogí sus manos - Vamos a mantener la calma, ¿vale? - asintió - Compraremos varios test, haremos las pruebas y saldremos de dudas.


- Es una buena idea - lo vi mover ligeramente su cabeza asintiendo, seguramente por lo que estuviera pensando dentro de su cabeza en estos momentos.


- Claro tesoro - acaricié su mejilla - Vamos a ponernos en marcha.


Liam de nuevo asintió y depositó un beso en mi frente. No pude evitar sonreír ante su acto. Estar cerca de él me reconfortaba, pero tuve que separarme de él para que pusiera las manos en el volante y nos llevara a la farmacia más cercana.


No lo iba a negar, estaba muy nerviosa, un manojo de nervios al completo, pero no quería que Liam lo notara. Suficiente tenía al lidiar con sus propias emociones como para alterarlo más.


Me había estado cuidando con las pastillas anticonceptivas que me recetó la ginecóloga. Ese era el motivo por el cual habíamos dejado de lado los preservativos.


La posibilidad de que estuviera embarazada era muy baja, al fin y al cabo estaba usando protección y me venía la regla cada mes.


***


Lavé a conciencia con jabón las palmas de mis manos, el dorso de estas y todos y cada uno de mis dedos. Seguir los pasos para obtener un resultado parecía sencillo. Al menos eso me habían hecho creer las instrucciones de estos malditos artilugios del pis. Nadie te dice que aun apuntando a la parte absorbente del test, salpicas.


¿Y qué tienes más cerca?


La mano.


Tu mano.


O eso espero.


Tarde había prestado atención a la opción de mear en un recipiente y sumergir el test en él. Por la parte indicada, obviamente. Pero sinceramente, por mucho que lo limpiara a conciencia, no creo hubiera podido beber o comer en él.

MI VIDA DESPUÉS DE...Where stories live. Discover now