12

69 13 0
                                    

Alexa

Por fin era sábado. Iba a recoger a Noah junto con su novio Fernando y a Jud. Hoy iba a darle su regalo. Por estudios no he podido hablar mucho con ella y quiero recompensar el tiempo perdido.

-Hermana, conduce Fer, tu ves atrás con la cumpleañera.

Asentí confundida y salí del coche para entrar en la parte trasera.

- Hola pequeña, felicidades. - dije dándole un beso en la mejilla.

- Muchas gracias. ¿Quieres dormir un poco?

- ¿Por?

- Tienes ojeras, ven te dejo apoyarte, duerme. - me dijo sonriente.

Acepté y me recosté en ella. Se sentí increíble añadiendo que me daba pequeñas caricias.

- Sophie también vendrá, al final accedió. - dije feliz.

- Me alegro muchísimo. Descansa yo te despierto.

Cerré los ojos como respuesta y dormí hasta que Jud me despertó.

Salimos y cogimos las cosas para llevarlas adentro.

- Fer, aunque seas mi novio yo dormiré con Jud y tu solo.

- No pasa nada amor, lo entiendo.

Fernando era un buen chico. A diferencia de los demás ricachones este era muy amable, participaba en obras caricativas y era un caballero con mi hermana.

- Tenemos barbacoa para comer y a la noche pizza. - dijo feliz Noah.

- Que rico. - dijo entusiasmada Jud.

Comimos en relativa tranquilidad y fuimos a cambiarnos.

- Alex, ni se te ocurra ser una pervertida con mi Jud.

- ¿Por qué lo dices Noah? - pregunté confundida.

- Bikini, lago, agua, bañarse.

Mi cabeza hizo un click y me sonrojé.

- No voy a hacerle nada tranquila.

- Esta bien, Sophie acaba de llegar.

Asentí y fui a recibirla.

- Amiga, espero que tu regalo sea digno, no quiero que defraudes a la pequeña.

- Tranquila, me lo he currado.

- ¿Le vas a pedir salir?

- Yo, em... Si pero tenía pensado el domingo. - dije nerviosa.

- Ánimo Alex, seguro que te dice que si.

- ¿Y sino?, Le hice mucho daño y...

- Gilipollas. Cuando ella te ve, su muro se rompe y es totalmente diferente. Sonríe, hace muestras de cariño, ríe, se le ve mucho menos tensa, etc.

- Esta bien, si me dice que no, preparate el helado de menta.

- Sisis, bueno, ves a arreglarte, vamos al lago.

Nos arreglamos y fuimos al lago. La casa de veraneo de mis padres era espectacular y lo más bonito era sin duda alguna el lago.

Era simplemente hermoso. Las vistas que habían eran puramente vegetación.

- Alex, ven necesitamos tu ayuda. - Grito Fernando con las neveras.

- Voy.

Al acabar busqué con la mirada a Jud y no la vi.

- Tu amorcito esta en el agua.

Giré inmediatamente la vista y joder, madre santísima.

- Sophie, pellízcame. No creo que esto sea real.

Auch. De verdad me pellizcó.

Y no, no era un sueño. Frente a mi vista tenía a Jud saliendo del agua lentamente. Si ella supiera que me estaba torturando.

Estaba hermosa. Llevaba un bikini rojo que resaltaba el blanco de su piel y sus ojos miel. Su cabello estaba suelto y oscuro haciéndome tragar.

Posó su mirada hacia mi y me sonrió.

Mierda Jud, me vas a matar algún día de estos.

- Cierra la boca no sea que babees más.

- Cállate. Esta preciosa.

- No lo niego. Anda quítate el bikini y ves al agua.

Asentí y comencé a quitarme la ropa bajo la atenta mirada de Jud.

Judith

Estaba saliendo del agua y noté una mirada hacia mi.

Era Alex. Me estaba mirando con lujuria y un gran brillo en sus ojos.

Sonreí y se me paró el aire al ver como ella también se quitaba la ropa.

Dios mío gracias por estas vistas.

Se notaba a millas que estaba en forma, tenía un abdomen de infarto, no marcadísimo como las deportistas y menos mal porque aquello no me encantaba.

Sus ojos verdes relucían aún más con su cabello y con ese bikini.

Dios, me miraba como si fuera su presa. Un bikini de leopardo.

Se acercó a mi y me sonrió.

- Estas preciosa y realmente sexy.

Mierda. Ahora mismo seguro era un tomate.

- Tu también estas preciosa, me encanta el bikini.

- ¿Seguro qué es el bikini? - preguntó pícaramente.

- Cierto. La que me encanta eres tu. - me reí, le devolví su broma y tampoco es que mintiera, me encantaba.

- Mejor ir al agua, que seguro la calentáis con vuestro calor corporal. - dijo Sophie.

- Pero... - refutó Alex.

- Pero nada. La otra pareja se fue a caminar y yo me voy a tomar el sol.

Asentimos las dos y fuimos al agua. Alex tomó mi mano y al pisar el agua gritó.

- Dios mío, este lago esta helado.

Me adelanté hasta que el agua me cubría por completo

- Sí me coges, te doy un beso. - dije sonriente.

Ella me miró y luego miró al agua. Tragó en seco y comenzó a venir.

Ups no pensaba que lo haría. Al notar su cercanía me puse a nadar y noté como ella me cogió.

- No te me escapas. - dijo sonriente.

La miré nerviosa. Estábamos muy juntas y eso no ayudaba nada.

Me cogió de la cintura y juntó nuestras frentes.

- Alex.... - susurré al cerrar los ojos.

- Tranquila, al menos déjame estar así. No te besaré su tu no quieres.

Al oír eso me armé de valor y junté nuestros labios.

Ella se mostró sorprendida y luego me juntó más a ella. Sentí nuestros pechos juntarse y juro que podía escuchar sus latidos.

- Dios mío. Estoy en el paraíso. - dijo acariciando mi espalda.

La cogí del cuello para profundizar el beso y noté como ella pedía permiso para que nuestras lenguas se conocieran.

Accedí y ella entrelazó nuestras lenguas lentamente y con tranquilidad.

Nos separamos por falta de aire y nos miramos durante unos minutos.

- Eres simplemente preciosa.

Me sonrojé ante tales palabras y escuché como nos llamaban.

- Jud, ¿Te molestaría que durmiera con sophie?, Es que tengo que preguntarle unas cosas por la uni.

- Tranquila, duermo en el sofá.

- Nono, es tu cumple, tu con Alex. - dijo tranquila Sophie.

- Pero...

- A mi no me molesta y prometo no hacerle nada.

Y tampoco es la primera vez que dormimos juntas. Pensé.

Dulce deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora