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Skyler

Cojo aire y miro el sobre. En efecto dentro de la caja habían fotos mías de pequeña y un sobre.

Cogí el sobre con manos temblorosas y lo abrí.

- Tranquila cariño, estoy aquí.

- Gracias.

Querida hija:

Si lees esta carta, significa que ya has tenido el valor y la fuerza para leerme la carta.

Sé que lo que te he echo ha sido horrible y algo sin excusas, pero... No era la indicada para cuidarte y enseñarte.

Desde que te vi al nacer entre mis brazos, supe que tu eras la luz de mi vida, de mi oscura vida. Tu has sido esa persona que me ha animado a ser mejor madre, a querer mejorar por ti pequeña mía.

Nunca tuve una buena vida, a decir verdad tu fuiste un bebe sin querer porque fuiste fruto de una noche sin cuidado. Pero... El pensar que iba a ser madre, que iba por primera vez a asumir algo grande e importante en mi vida, me hizo seguir con fuerza para que tu salieras a luz.

Comencé a trabajar en un trabajo decente y tu padre desapareció durante mucho tiempo hasta que según él quería ser tu padre.

A esa edad tu tendrías unos 2 años, todo iba bien hasta que un par de años después todo comenzó a romperse. Tu creciste sana y eras preciosa pero tu padre se cegó en malos sitios, drogas y alcohol.

Comenzaron las discusiones y tu, mi pequeña criatura, comenzaste a distanciarte de todo, a tener la mirada apagada. Cuando él murió, yo ya estaba con muchos problemas, volví a fumar y a drogarme como hacía mucho antes porque tal era mi ansiedad y temor de que algo te pasara que fui por el camino fácil e incorrecto.

Al darme cuenta de lo que estaba haciendo y en lo que me estaba haciendo, decidí darte mis sentimientos todo de mí y dejarte ser libre.

Espero amor, que hayas encontrado un refugio y espero que algún dia, hija mia, puedas perdonarme por haberte dejado sola.

Te observo desde arriba, y te cuido desde lejos, tu madre te ama y siempre lo hará.

Terminé de leer y no sabía que hacer o decir. No podía odiarla ya que la amaba aunque la culpará de haberme dejado sola.

- ¿Pequeña? - preguntó preocupada.

- Estoy bien... Dentro de lo que cabe si...

- Ven pequeña. Te quiero mucho.

Me sumergí entre sus brazos, era cálido y me sentía segura con ella.

- Alex... No te vayas de mi lado por favor, no me dejes sola.

- Jamás. Eres mía y no te dejaré hehe. - ella me acarició la cabeza con mucho cuidado. Sus caricias me relajaron y aspiré su aroma.

Me abracé aún más fuerte a Alex y ella me comenzó a dar pequeños besos en mi cabeza mientras acariciaba con ternura mi espalda.

Me cargó en brazos y dio pasos como si estuviera calmando a un bebe. Eso me hizo reir internamente.

Me separé de ella y la miré a sus ojos. Sus ojos me observaban con amor y ternura. Ella me miraba, me cuidaba y estaba conmigo en este momento.

- No estoy sola... - susurré en bajito cerrando mis ojos y acurrucándone en el pecho de Alex.

- Eres preciosa... Que hice yo para merecerte pequeña mia...

Alcé mi vista sorprendida y rápidamente le di un beso en el puente de su nariz la cual estaba arrugada mientras me veía con tal amor que me quedaba sin aliento.

- Alex... ¿Nos vamos? Quiero descansar que mañana tengo instituto. - dije apenada.

- Claro princesa. Tus órdenes al momento.

- Te quiero... - cerré los ojos inhalando ese aroma que tan tranquila y a salvo me dejaba.

Ilógico todo esto. Yo una persona que creía que jamás amaría a alguien ni que fuera amada, acurrucada en los brazos de una mujer bella, madura y cariñosa...

Como mencioné hace mucho en el tablón de anuncios, me quiero centrar en la novela de lobos que creé pero como estaba super feliz por mi primera historia decidí daros este pequeño regalito hehe. Seguro que alguna tarde continuaré esta historia pero no aseguro aunque llega el verano y tal vez... Me anime ¿No? 🤭🤭

Dulce deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora