Belleza Letal (primer libro) ✔️

Capítulo: También te mataré a ti.

Noticia: Civiles hacen manifestaciones agresivas, ya que según ellos, nuestro gobierno no está haciendo nada para combatir la Red fog.
"Nos están poniendo en riesgo, y lo único que hacen es pedirnos que no salgamos. Ellos no hacen nada para acabar con esa casa roja".
Son las palabras de algunos ciudadanos.

7/abril/2025

Estoy con Lucy, ella parece no querer separarse de mí. Realmente no es algo que me afecte y también alguien que se ha quedado mucho con nosotros es Alicia. Las dos son bastante lindas y parecen llevarse muy bien, ellas son las que suelen hablar y a veces juegan aunque sea muy bajo, pero lo hacen. Alicia de verdad que le gusta estar con Lucy y yo solo me mantengo observándolas.

— Bela — me llama Lucy quien está sentada a un lado mío.

— Dime.

— ¿Tú no tienes papás?

No sé que tipo de conversación estaban teniendo Alicia y Lucy, pero las dos parecen muy curiosas por saber la respuesta a esa pregunta.

— No, hace mucho que no veo a mis papás.

— ¿No tienes familia?

Cómo le digo a esta niña que no recuerdo si tengo o no familia. Lo más cercano que he tenido a familia es Raúl y en este momento no tengo ni idea de donde se encuentre.

— Sí, tengo a alguien.

— ¿Cómo se llama? — la pequeña se acomoda para mirarme sin tener que voltear toda la cara.

— Raúl, se llama Raúl.

— Tiene bonito nombre.

Sonrío por el comentario de la niña, Raúl jamás abría imaginado que ese nombre fuera lindo para alguien. Él hubiese cambiado su nombre por algo más extravagante.

— ¿Dónde está?

Esa pregunta es la que no quería que hiciera, no suelo llorar mucho estando aquí, hay ya bastantes personas llorando todos los días que me quitan las ganas de también expresar lo que siento. Porque por más que llore no voy a salir de aquí o alguien tendrá compasión por mí.

— Lucy ve a dormir un rato, Bela tiene que descansar para ir a pelear.

Lucy le hace caso, pero antes me da un beso en la mejilla.

— Te espero para la cena — me dice Lucy mientras si manita acaricia mi mejilla.

La niña se acuesta en un tendido que hay junto a la pared y descansa dándonos la espalda.

— Gracias.

— No hay de que — Alicia se queda callada, sin embargo, por el constante contacto visual que hace conmigo me hace saber que quiere decir algo.

— ¿Qué es lo que quieras preguntar?

— No quiero ser imprudente.

— Tu mirada no es muy discreta que digamos.

— Lo siento.