Capítulo: Dime que no lo haga.

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7:00 p. m.

El sol se está ocultando, dibujando un atardecer que hace una hermosa imagen junto a las rosas negras que contrastan con esa inmensa nube de rojo carmín.

— ¿Por cuánto tiempo hemos estado inconsciente? — cuestiono mientras me pongo de pie.

— Demasiadas horas, para cuando salimos era temprano y ya está anocheciendo — responde Raúl, quien me toma de la mano para empezar a caminar.

— ¿A dónde iremos?

— A la población ejército. Dudo que piensen en volver por nosotros y si lo hacen solo llegaran hasta donde se los permita la neblina — la neblina está por todas partes haciéndome un poco difícil verle el fin — Así que, tendremos que caminar hasta que veamos el camino libre.

Y lo hacemos, caminamos y caminamos. Logramos llegar a una casa un poco apartada de todo y cuando digo apartada es porque no hay nada al rededor, es como una pequeña cabaña.

— Tenemos que esperar, ya casi va a salir la niebla y no veremos el final — explica él.

Raúl abre la puerta de una patada y como dije es pequeña, nada más hay una sala en la cual se encuentran: una cama, un sillón, una mesa, una televisión vieja y un pequeño refrigerador.

— Buscaré si hay velas — dice, yéndose a rebuscar el pequeño lugar.

— ¿Encontraste algo? — le pregunto mientras me permito ver el sitio.

— No, tendremos que estar a oscuras.

— Vale — con la poca luz que hay puedo ver el camino hacia la cama y con mucho cuidado me dirijo a ella.

— ¿Tienes sueño? — me pregunta, tocándome el cabello delicadamente.

— No, ¿Y tú?

— Tampoco.

Dejamos que el silencioso reine, un silencio que resulta ser realmente relajante.

— Es raro, ¿Verdad? — cuestiona de la nada.

— ¿El que?

— La cicatriz, la niebla, todo...

— Lo es, pero no le encuentro ninguna lógica — recuesto mi cabeza en su pecho logrando escuchar los latidos de su corazón — A menos de que la niebla en vez de dañar nos ayude.

Belleza Letal (primer libro) ✔️Where stories live. Discover now