Incredulidad y acusaciones

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La noche anterior había sido alocada para los Cooper. Los investigadores del FBI habían acudido a su morada. Buscaron por todo el departamento y negocio a Amelia, sin respuesta alguna. Claro que eso no iba a quedarse así. Pero era peligroso para la familia que la encontraran ahí. Todo ese tiempo se escondió detrás del refrigerador de la cafetería. Por poco la encuentran, pero se mantuvo a salvo.

Toda la noche los carros esperaron fuera del negocio, a verla. Querían interrogarla por Peter y por lo ocurrido en Londres.

No podía ser capturada en casa, había muchos secretos que pondrían en peligro a toda la familia ahí. Incluso su padre tuvo que esconderse.

Amelia pensaba que, si la debían interrogar, capturar o lo que fuese que hicieran con ella, sería mejor lejos de sus hermanas pequeñas.

Se escabulló con éxito por las escaleras del balcón y corrió hasta llegar a la escuela.

En la entrada de Midtown High, sus amigos eran rodeados. Muchas personas sostenían carteles de odio, insultaban a Peter y de paso a los demás por estar cerca de él. También otros sostenían sus teléfonos casi en sus rostros. Tantos gritos debían ser agobiantes.

Amelia pensaba que el acoso había tomado fuerzas cuando la muchedumbre los vio como presas fáciles.

"Bien, si nos van a odiar. Que le saquen provecho". Pensó Amelia. Caminó con la cabeza en alto, como si ese largo camino a la entrada de la escuela fuese una pasarela.

Por un momento los insultos y gritos cesaron. Al parecer estaban impactados de ver a esa chica tan segura. Y aun cuando continuaron con su odio, ella no se inmutó.

-Hola chicos.- Dijo Amelia.

-¿Qué rayos haces?- Preguntó Peter, al verla como si nada.

-No seré una presa débil. Si quieren odiarme que lo hagan y si tomarán fotos, estaré hermosa para eso.- Sacudió su melena y siguió con su camino. La seguridad le emanaba de los poros con tal naturalidad que la contagió a los demás.

A todos excepto Parker, quien se le veía molesto por su actitud. Sabía que ella no era de las chicas inseguras, pero no esperaba tal desfile de comodidad en medio de tanto odio.

Siguió con su actitud de confianza en la escuela. Le tomaban fotos, le preguntaban, la cuestionaban, etcétera. Pero ella seguía firme y eso parecía aburrir a sus compañeros.

-Mira nada más. Esperaba todo menos otra demostración de la futura reina del baile.- Jamie sonrió.

-¿Qué esperabas? ¿Qué me sentiría mal? ¿Por eso?... ¿O por ellos?- Amelia señaló a los curiosos y rio.

-¡Esa es mi chica!- Jamie y ella chocaron los cinco.- Oye espera. Si tu estas bien.. ¿Y Ned?-

-Ve y pregúntale tu misma.-

-Este no me parece el momento correcto.-

-Creo que este es el momento. Necesita distraerse y una amiga.. o algo más..-

-¡Ya!- Jamie golpeó su hombro.- Hablo en serio.-

-Igual yo.. Tarde o temprano tienes que acercarte a él o lo perderás. Como ves, la vida es muy corta.-

-Por cierto ¿Cómo está el nerd? Digo, Parker..-

-No lo sé, estaba molesto conmigo. Debiste ver su rostro cuando llegué y no estaba sintiéndome mal como el resto. –

-Eso debió dolerle. Pero estas hablando conmigo.- Susurró la castaña.- Sé honesta como te sientes.-

-Terrible, todo es horrible. Asqueroso, quiero vomitar o llorar. Lo que salga primero. Pero no les daré la satisfacción de verme débil, eso los incitaría más.- Susurró Amelia.

-Repito, esa es mi chica. Los demás deberían entender que así son presa fácil.-

La clase de literatura, la tercera del día había comenzado con normalidad. Si no fuera por las miradas de sus compañeros pensaría que era un día normal.

Pero no lo era, y más prueba de ello fue cuando hombres de traje llegaron a interrumpir, seguidos del director del colegio.

-Buenos días alumnos. Lamento interrumpir profesor, pero estos caballeros requieren la presencia de la señorita Cooper inmediatamente. – Expresó con calma.

-¿Y si me rehúso?- Preguntó Amelia sin perder su seguridad.

-Señorita tenemos ordenes de llevarla esposada.- Respondió uno de los hombres.

-Bien, adelante.-

Amy se puso de pie, y sin perder más tiempo, los desconocidos agentes la esposaron con sus manos detrás en su espalda.

Ella creía que era mejor así, era más fácil y sencillo. Y todo iba de acuerdo con el plan de su familia. Ser atrapada en un lugar que no involucrara a los demás integrantes.

Mientras caminaban por los pasillos y antes de salir. Amelia miró al director.

-Dígale a mi padre, por favor dígale a mi padre.-

El director asintió.

La metieron a un auto y la escoltaron a la estación más cercana. El camino fue silencioso, no la intentaron hacer hablar y ella no hizo el menor esfuerzo.

Aquel lugar estaba lleno de policías, agentes del FBI y demás desconocidos. A Cooper la llevaron a un cuarto encerrado, por dentro había una mesa y una silla. La obligaron a sentarse, esposada. Esperó por lo que parecieron horas.

Un desconocido de traje entró, iba balanceando de izquierda a derecha un bastón guía.

-Buenos días señorita Cooper, es un placer conocerla.- Tomó asiento en el extremo opuesto de la mesa.

-Buenos días. ¿Y usted es?-

-Oh veo que no han hablado con usted.- El desconocido rio.

-No, me botaron aquí. Nadie ha hablado conmigo y no me han dejado hablar con mi familia, pensé que tenía derecho a una llamada...-

-Debe agradecer que no se la otorgaron.-Se quitó el saco colgándolo en la silla.- Veo que su abuelo tampoco le dijo de mi.-Amelia saltó de su asiento furiosa, quiso ir a amenazarlo, pero las esposas se lo impedían.- Tranquila, yo lo conocía. Me ayudó alguna vez con.. La mano..-

-¿Usted es...?- El rostro de la pelirroja cambió.- ¡El señor Murdock!-

-Así es, y el día de hoy seré su abogado.-

-¿Cómo lo supo? No, déjeme adivinar. Las noticias hablan de esto.-

-Eso es cierto, pero su padre me lo dijo.-Ambos sonrieron.- Y descuide, estoy al tanto de la situación. Al menos parcial.-De su maletín sacó varios papeles y un bolígrafo.- Ahora necesito saber o conocer el panorama general.-

-No hay mucho que decir. Sé lo que ese tal misterio es un mentiroso. ¡Nada de lo que dice es cierto! Él usó sus drones, hizo que lucieran como ataques. Y cuando sabía que perdería, pensó en esa patética excusa. ¡Y la gente lo cree!-

-Entiendo tu frustración, pero lo hicieron parecer como un asesinato. Muchas de las pruebas apuntan a él y, por lo tanto, ustedes son cómplices. -Suspiró Matthew.- Hasta que puedan encontrar lo que en verdad sucedió, hasta que la luz salga y vea que sus testimonios coinciden y se mantienen firmes. Solo hasta ese momento dejarán de parecer culpables....- Amelia asintió.- Mira, lo que harán es entrar por esa puerta en unos minutos y van a presionarte. Yo intervendré cuando sea necesario, ya sea por decirte que no hables, que hables o que omitas cierto detalles. ¿Lo has comprendido?-

-Si, lo entiendo.. Pero... ¿Ellos no... ? ¿Sobre...?-

-Negativo, descuida de lo único que debes preocuparte es por la historia y los detalles que darás..-

-Esta bien.- Suspiró aliviada.- Una última cosa, o bueno, necesito una petición.-

-Lo que esté en mis manos.-

-Peter. Creo que él no podrá sustentar un abogado, o uno tan bueno como tú.- Amelia sonrió, aunque él no pudiese verla.

-Sabes como convencer. Bien, veré que puedo hacer.-

Ahí terminó la conversación, dos agentes entraron. Sus ceños fruncidos, sus enormes cuerpos y su actitud dominante eran lo suficiente para infundir miedo.

Amelia Cooper: Into The SpiderverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora