Prólogo: "La Amigable Fantasma"

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Bakugō Katsuki tomó el celular entre sus manos y suspiró. Ahora que nadie se encontraba a su alrededor, finalmente podía tomar un respiro del gran estrés que fue la junta de la comitiva estudiantil.

Todo había sido por ese estúpido Deku. Cómo siempre, habían empezado a pelear, un golpe llevó a otro y el nivel de destrucción de la sala de entrenamiento había sido monumental. O por lo menos así lo vieron los profesores de la academia.

De pronto, su celular comenzó a zumbar.

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Aunque no quisiera admitirlo, Bakugō sintió que su presión se calmaba al leer las tonterías que sus compañeros escribían en el chat

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Aunque no quisiera admitirlo, Bakugō sintió que su presión se calmaba al leer las tonterías que sus compañeros escribían en el chat.

Se disponía a apagar la pantalla cuando un mensaje del cabello de regla le llegó.

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Bakugō rodó los ojos

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Bakugō rodó los ojos. Aunque debía de admitir que se sentía algo culpable por cruzar esa línea con Deku, él no era de pedir disculpas. Lo mejor que podía hacer para recompensar al nerd sería tratarlo de mejor manera por unos días, por lo menos hasta que el maldito nerd quitara su cara de perro pateado.

— ¡Kacchan! —El grito de Deku lo hizo rodar los ojos—. No voy a cargar tus cosas.

— ¡Ya voy, maldito nerd! ¿Tanto te cuesta cargar algunas cajas?

Deku lo miró con una ceja alzada. Finalmente, tomó aire y cargó todas las cajas que se encontraban en el suelo, comenzando a caminar hacia la salida del dormitorio.

Bakugō corrió a quitarle las cajas a Deku, evadiendo la mirada del otro mientras lo hacía.

— No lo menciones, maldito brocoli.

Deku intentó esconder una sonrisa—; No dije nada. Vamos, Kacchan. Debemos estar en el nuevo dormitorio para antes del toque de queda.

El toque de queda era una medida de prevención que se creó a partir del segundo año, cuando Bakugō y Deku eran los únicos que aún compartían el salón del 2-A. Por lo que el rubio sabía, una reportera se coló al campus y había tomado fotos comprometedoras de chicas haciendo ejercicio. Fue por esto por lo que se mejoró la seguridad en la entrada y prohibieron a los alumnos estar afuera de los dormitorios después de las seis de la tarde.

— Lo sé, maldito nerd. No me digas qué hacer.

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Bakugō suspiró, apagando su celular mientras que abría la puerta de su nueva habitación

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Bakugō suspiró, apagando su celular mientras que abría la puerta de su nueva habitación. Prácticamente se habían llevado todo de los dormitorios pasados, así que las habitaciones eran idénticas a las que estaban en el dormitorio 3-A.

El dormitorio en el que se encontraban era claramente un prototipo de los dormitorios de ahora. Solamente habían dos pisos, tres recámaras y una sala común.

Prácticamente parecía una casa. Una casa que ahora él tendría que compartir con el nerd. Toda la tarde ambos estuvieron limpiando la casa, asegurándose de que todo estuviera listo para mudarse inmediatamente.

Extrañamente, en una de las habitaciones que estaban limpiando, encontraron un reloj morado. Claramente había sido dejado por quien había vivido aquí.

Bakugó bajaba las escaleras cuando sintió la temperatura descender. De pronto, sintió claramente una mano delgada empujarlo, haciéndolo caer los últimos cinco escalones.

Al mismo momento, un mensaje llegó por su celular.

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ɢʜᴏsᴛ sᴛᴏʀʏ [Bakudeku y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora