Capítulo 3: "Yagami ____ "

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Frente a Midoriya, una chica apareció. Su cabello estaba atado en una coleta alta, con un listón rojo colgando y enredándose entre los mechones cafés. Sus ojos cafés parecían estar bastante alerta, a pesar de que teóricamente la chica estaba muerta. Su cuerpo portaba un uniforme tradicional japonés, y encima llevaba una bata de laboratorio. Sus manos delgadas estaban cerradas alrededor de un teléfono, claramente por el cual ella se estaba comunicando con ellos.

Midoriya no pudo evitar soltar un grito agudo ante su aparición repentina, y la chica enfrente suyo hizo un gesto de dolor mientras se cubría los oídos. Cuando Midoriya se detuvo, la chica lo miró mal y escribió un texto.

Midoriya lo leyó lentamente, sin poder evitar que una sonrisa leve surcara sus labios ante el mensaje cómico. La chica pareció aliviarse ante la sonrisa de él.

De pronto, unos pasos pesados se escucharon bajar por las escaleras. Midoriya observó a Kacchan entrar por el umbral del comedor. El rubio portaba su preocupación notoriamente en su rostro, y paró en seco al ver a la chica casi transparente frente suyo.

Inmediatamente, el sonido de pequeñas explosiones comenzó a sonar desde las palmas del chico. Midoriya miró alarmado a Kacchan— ¡Kacchan, espera!

El rubio tomó la mano del otro chico y la usó para jalarlo hacia sí mismo. Rápidamente Bakugō se posó en frente de él, como si lo estuviera protegiendo.

La chica alzó las manos en señal de paz. Bakugō también se detuvo en frente de ella, esperando a que la adolescente actuara para poder atacar. Si algo le había enseñado la academia, era que debía tener paciencia y así atacar como defensa, nunca como ofensa.

Por unos minutos todo quedó en silencio. Finalmente, Bakugō lo interrumpió—, ¿Quién eres, maldita villana? ¿Qué quieres de nosotros?

La chica alzó una ceja ante la última pregunta y abrió la boca. A pesar de que sus labios se movían claramente, en señal de que estaba hablando, ninguno de los chicos escuchó algo. Ante la falta de sonido, la cara de la menor pareció decaer. Sus dedos tocaron sus labios rosados, imitando la mueca de alguien que piensa. Finalmente su rostro se iluminó, como si hubiera descubierto algo.

Unos segundos después, el celular del rubio comenzó a sonar. La cara de la chica decía claramente que quería que Bakugō contestara, por lo que él recibió la llamada con obvia resistencia.

La chica acercó el celular a su boca— Oh por dios, creo que esto funcionará —una voz que no era ni muy aguda ni muy gruesa salió del teléfono—. ¡Hola! Soy Yagami ____, y ustedes están en mi casa.

Bakugō rodó los ojos— Sí perdedora, creo que todos esos mensajes nos dejaron en claro que piensas que estamos invadiendo tu casa. Escucha, cara de mierda, ¿este es tu quirk? ¿Volverte semi invisible y actuar como fantasma? Sea lo que sea, perdedora, deberías de hablar con el rector de la U.A para tener de vuelta tu casa.

Midoriya tosió incómodo— Kacchan, esto no es un quirk —el chico sacó su celular y le mostró al rubio la foto del acta de defunción de la chica—. Ella realmente está muerta...

Bakugō inspeccionó el acta con detenimiento, y no pudo negar que la foto de la chica en el acta era idéntica a la chica frente a ellos. Bakugō no era supersticioso, por lo que nunca creyó en cosas como fantasmas. Sin embargo, era indudable que la chica frente suyo era la misma que la que estaba declarada como muerta en el acta.

El rubio miró atónito a la chica. La menor le sonrió algo insegura y alzó una mano, como si lo estuviera saludando. Bakugō la observó por unos segundos y después simplemente se dio la media vuelta y comenzó a subir las escaleras.

ɢʜᴏsᴛ sᴛᴏʀʏ [Bakudeku y tú]Onde histórias criam vida. Descubra agora