Capítulo 12

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Narrador omnisciente

–¿Tara, te mareaste? –Preguntó la voz de la chiquilla rubia, haciendo que la castaña abriera los ojos y soltara el brazo del chico a su lado.

Tara sintió que le volvía el alma al cuerpo al igual que este se inundaba de euforia porque su mente, aún estando recién despierta, reconocía lo que significaba que Harley estuviera allí ante ellos. El plan estaba yendo a la perfección.

–Se detuvieron por gasolina y algo de comer, les pedí unos dulces de una marca que inventé así que posiblemente tardarán un poco –Explicó la rubia mientras le ayudaba a salir de la caja, a la vez que Toby salía por su cuenta de allí.

–Gracias, Hars –Le regaló una sonrisa para después acercarse al baúl dónde estaban los otros dos apretujados– Rogers, ayúdame con esto –Ordenó haciendo que el castaño se acercara apenas terminó de salir.

Tenían que apresurarse.

Entonces mientras ellos sacaban a Dione y Luxen, la chiquilla hacía de campana en las puertas de la camioneta. Luego tomaron algunos vestuarios para reemplazar el uniforme del reformatorio y bajaron con premura, asegurándose de que no los vieran correr a un lado de la tienda dónde había pared en lugar de cristal para poder ocultarse.

La castaña apretujó a Harley entre ella y Toby para cubrirla, por si acaso, mientras la morena vigilaba los movimientos de los otros.

–¿No crees que la vayan a buscar? –Preguntó, en voz baja, Luxen mientras se acomodaba el cabello negro dentro de la boina que había tomado de uno de los baúles.

–Lo harán –Contestó la castaña y miró a su pequeña amiga– Pero Harley dejó una nota, debemos tener confianza en que no la buscarán demasiado... Después de todo, la sacaron a escondidas, si lo hicieran demasiado público se delatarían y tendrían problemas legales por ello –

El pelinegro le dedicó una mirada que indicaba que no estaba muy convencido, pero pareció dispuesto a aceptar esa respuesta, porque luego regresó junto a Dione, murmurándole algo por lo bajo que le hizo preguntarse a Tara si habrían estado en completo silencio cuando estuvieron encerrados o acaso habría ocurrido algo allí. Lo dudaba porque hasta donde sabía Dio era lesbiana y tenía novia, pero ¿Quién sabía? Tenían entre dieciséis y diecisiete, todavía podían descubrir cosas de sí mismos.

Eso le hizo girar la cabeza hacia Toby, preguntándose que edad tenía él. Nunca se lo había preguntado, realmente no sabía mucho de él más allá de su nombre, sus tics, y que era bueno para hacer daño. Eso último le trajo a la mente el recuerdo de cuando lo encontró tras haber atacado al hijo menor de la directora y su grupo, supo que el escalofrío que ese recuerdo le traía no era normal, porque... nadie podía sentir atracción por alguien tan peligroso ¿o sí?

Bueno, ella no era ninguna santa, al fin y al cabo.

En ese momento el castaño cruzó su mirada con la de ella y Tara se relamió los labios, notando como entonces él imitaba el gesto descendiendo la vista a sus labios. Se sentía conflictiva con la sensación de desear más, de tocarlo más o siquiera aceptar que le gustaba.

El sonido de las ruedas girando fuera del estacionamiento de la gasolinera llamó su atención, haciendo que volteara hacia la otra parte del lugar, alcanzando a ver la parte trasera de la camioneta que se marchaba del lugar. Pero esta vez Dione se le adelantó y en cuanto el vehículo desapareció tras retomar la carretera, la morena se giró hacia ellos lanzando el puño al aire mientras exclamaba con emoción:

–¡Somos libres, carajo! –Luxen se echó a reír igual que Tara, quien sintió el brazo de Toby rodeándole la cintura mientras sonreía apenas.

©El Reformatorio ||Ticci Toby|| [PAUSADA]Where stories live. Discover now