Cruel Obsesión [✅]

Capítulo 43

Arullo a mi bebé entre mis brazos, no ha dejado de llorar en toda la noche, y no me ha dejado dormir, ni a mí, ni a Tarek.

Me siento en la orilla de la cama haciendo sonidos con mi boca intentando tranquilizarlo, pero todo parece inútil.

—Vamos, Alexander. Duerme, pequeño.—Casi rompo a llorar, ya que me estresa no poderle dar la tranquilidad necesaria a mi niño.

—Ven, amor—Habla Tarek, y yo lo volteó a ver.—Duerme, yo me encargo del niño.—Estira sus brazos hacía mi dándome a entender que le entregue a mi bebé.

Dudo un momento en hacerlo, pero finalmente termino accediendo.

Con cuidado le entrego a Alexander entre sus brazos, y antes de que pudiera levantarme me jaló con cuidado recostadome en su pecho igual.

Tarek se encontraba semi acostado, con la espalda recargada en la cabecera de la cama, conmigo y Alex entre sus brazos. Tarek empezó a mecer a Alexander con suavidad mientras le sonreía, y unos minutos después se había quedado dormido.

Y eso me hizo sentir mal. ¿Por qué conmigo no podía quedarse dormido de esa manera?

Observe con el ceño fruncido a Tarek que sigue viendo a mi hijo con una sonrisa, y de vez en cuando acaricia su rostro con su mano libre.

—¿Por qué esa cara, Lai?—Me miró confundido.

Solamente negué con la cabeza escondiendo mi rostro en su pecho, no quería que preguntará sobre eso, ni siquiera era capaz de cuidar a mi propio hijo.

—Se quedó tan tranquilo contigo.—Susurré.

—Eso también me sigue sorprendiendo.—Rió haciendo que su pecho vibre.—Es raro que se ponga tranquilo conmigo, y no contigo.

No respondí, y solo solté un suspiro.

—Lo pondré en su cuna.—Avisó soltandome.

Le di una asentimiento, y también yo me separé. Me acomodé en la cama dándole la espalda al lado de Tarek.

—Amor.

Respondí un bajo <hmm> porque lo único que quería en este momento era dormir. Sentí su mano acariciando mi brazo con delicadeza con un patrón de arriba, y abajo.

Intenté no tomarle importancia, hasta que sentí cómo todo su cuerpo se pegó a mí.

—Estoy cansada.—Me moví un poco para poder evitar su tacto.

—También yo.—Susurró escondiendo su rostro entre mi cuello y espalda.

—Entonces duerme—Y deja de tocarme.

—Quiero estar contigo.

Yo no quiero estar contigo.

—Estás conmigo, estás acostado a mi lado.—Desgraciadamente.