Cruel Obsesión [✅]

Capítulo 23

Abro los ojos lentamente, me siento mal, realmente mal.

Me muevo, me duele todo el cuerpo que solo está cubierto por una sábana.

Me siento y visualizo todo a mi alrededor, hago una mueca y sostengo bien la sábana.

Con cuidado retiro mi pierna del abdomen de Tarek.

—Maldito.

Lo observo detenidamente, su cabello está desordenado, su pecho está lleno de rasguños, sus labios están levemente rojos.

No lo pude aguantar más y exploté en llanto.

Terminé tenido relaciones con la persona que ha hecho de mí vida un infierno,que me a lastimado más de una vez, que me alejó de mi familia, que me arrebató a Fernando.

Con la persona que ha destruido mi vida.

Abrazo con fuerza mis rodillas dejando las lágrimas salir, ya sin importarme que me escuche.

—¿Por qué a mí? ¿Por qué a mí?—Me repito mientras siento las lágrimas resbalar por mis mejillas.

—Laisha —Siento como tocan delicadamente mi espalda, por lo que hago el afán de alejarme sosteniendo la sábana con fuerza.

—Aléjate, Tarek —Me alejó lo más posible de él —No te atrevas a tocarme—Mi visión en es borrosa por las lágrimas.

—Sabía que ibas a reaccionar así después de lo de ayer—Subió su mano a su cabello y lo desordenó aún más.

—¿En serio?—Pasó mi mano por mi nariz—¿Pues de que otra forma iba a reaccionar, idiota?—Lo miré a los ojos.

—No lo sé—Por primera vez desde que llegué a este infierno con él bajó la mirada.

—¿Por qué me haces esto?—Susurré respirando profundamente.

—Por qué te amo—Subió la mirada hacia mis ojos.

—¡Maldición! Deja de utilizar esa maldita jodida palabra, ni siquiera sabes lo que significa amar a alguien, solo me causas daño, Tarek, solo eso.

Él tragó saliva y se quedó callado.

—Aunque no lo creas, odio ser el demonio que atormente a un ángel como tú—Intentó acariciar mis labios, pero me alejé.

—Yo también lo odio, te odio a ti—Murmuré mirándolo —Te odio desde el momento en el que a apareciste en mi vida y arruinaste.

—Cállate, Laisha—Subió su mano a su cabeza.

—Te odio—Bajé la mirada sintiendo mis ojos humedecer.

—¡Cállate maldición!—Gritó tan alto que fue lo que me hizo quebrar en llanto nuevamente.

—Cállate.

Me quedé con la mirada agachada sin decir nada más.

Me duele la cabeza, el cuerpo, todo absolutamente todo..