Cruel Obsesión [✅]

Capitulo 49

2 años después.

—Cariño.—Reprocho.—Deja a tu papá en paz.—Intento tomarlo entre brazos pero Tarek me lo niega; haciéndome suspirar.

—Te está molestando, se puede lastimar estás cocinando.—Intento esconder una sonrisa cuando Alex jala del cabello de Tarek con fuerza.

—Solo está jugando.—Se ríe junto con Alex.

—No, dámelo. Vamos Alexander, deja a tu papá.—Estiro mis brazos hacía él, pero niega, y esconde su cabeza en el cuello de Tarek.

—Me encanta qué me llames así.—Susurra tomándome de la cintura para pegarme a él.

—Eres su papá, ¿de qué otra forma te llamaría?—Digo mientras evito hacer alguna mueca de disgusto.

Sonríe de manera perversa, y no puedo evitar soltarle un golpe en el hombro.

—Tienes a tu hijo a lado, se consiente.—Reprocho antes de qué se lo ocurra decir alguna estupidez.

—Nuestro hijo sabe qué su mamá, y su papá se aman mucho, ¿no es así, cariño?—Murmura con una sonrisa dejando un beso en la mejilla de Alex.

Alexander asiente con entusiasmo.

Desvío la mirada al sentir presión en mi pecho. Y era verdad... Alexander había crecido pensando qué nosotros somos cómo cualquier pareja normal, había puesto todo mi esfuerzo para que no creciera escuchando nuestras discusiones, y todo lo qué su padre me hacía cuando estábamos a... Solas.

Y aunque me costará admitirlo, Tarek era un padre genial, sus comportamientos eran completamente diferentes a los qué tiene conmigo. Con nuestro hijo siempre ha mostrado su lado “humano” había crecido a nuestro hijo con amor, y con mucha protección.

Siempre me lo recuerda diciendo: “Quiero qué mi hijo tenga la infancia qué nunca tuve”

Y lo peor para mi era qué de verdad lo estaba cumpliendo, Alexander ha pasado sus tres años llenos de felicidad, y cuidados. Pero por una parte no puedo dejar de pensar en mí... Y en todo lo qué he sufrido por tener qué vivir a su lado.

La manera tan cruel, e inhumana en la qué me había tratado, sus abusos, sus insultos, las heridas emocionales, nada de eso había sanado.

Seguían ahí; dentro de lo más profundo de mi corazón, eran cómo heridas qué en cualquier momento se abrían, y volvían a sangrar. Pero mi hijo era feliz a lado de su padre, y yo seguía en el mismo infierno de siempre.

Había intentado escapar, pero me dolía admitirlo, mi hijo se sentía mas cómodo a lado de Tarek. Yo nunca pude darle la tranquilidad qué Tarek le da, y aún sigo sin comprender la razón.

—Amor.—Escucho la voz de Tarek llamarme, e inmediatamente me giro hacía él.—¿Por qué no vienes a jugar con nosotros?

Me quedo callada analizando sus acciones, mi hijo corre hacía los brazos de Tarek de vez en cuándo. Su risa se escucha fuerte, y la sonrisa qué tiene Tarek es sincera, la más sincera qué he visto desde hace tiempo.