023. 𝗈𝗋𝖽𝗂𝗇𝖺𝗋𝗒 𝗉𝖾𝗈𝗉𝗅𝖾

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CAPÍTULO
VEINTITRÉS

"personas ordinarias"

"personas ordinarias"

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Voy abriendo los ojos cuando la cabeza deja de palpitarme.

La luz me hace cerrarlos de nuevo, así que me lo tomo con lentitud hasta que me acostumbro a la claridad. ¿Dónde rayos estaba?

Pasados unos segundos noto que me encuentro sobre una cama, aunque la habitación no era una que conociera. Miro las paredes de color rojo intenso con varias imperfecciones, como si allí se hubieran librado varias batallas. Al poner los pies en el suelo y levantarme me golpea el calor. El aire casi quemaba al respirarlo.

La puerta de la habitación se abre, cosa que me espanta. Estiro el brazo, pero nada pasa. Bajo la mirada quedando desconectada al ver que no traía mi brazalete.

—Ya era tiempo de que despertaras. —es lo primero que dice el hombre que se adentra a la habitación.

Era alto y delgado con facciones delicadas. Su cabello rubio sedoso le caía sobre los hombros en ondas perfectas.

—¿Dónde estoy? —pregunto con la voz jadeante.

—Mis padres desean hablar contigo. —se hace a un lado y extiende el brazo señalando el pasillo fuera de la habitación.

Estaba en un lugar desconocido y desarmada. No tuve más opción que seguir el camino que me indicaba mientras pensaba en un modo de escapar si las cosas resultaban tomando un camino menos favorable.

Caminamos varios minutos en total silencio. Yo me limitaba a mirar discretamente todo a mi alrededor buscando cualquier señal de hostilidad, pero no pude ver ninguna. Al contrario. Cada cierto tiempo pasaban cerca nuestro algunas personas con las caras relajadas como si vivieran en una utopía. Aunque un detalle que no dejé pasar fue que siempre parecía haber alguien haciéndole compañía a cada individuo, y estos tenían un aspecto de ferocidad como si fueran sus protectores.

Llegamos a una sala inmensa columnas de un dorado reluciente que contrastaban con las paredes rojas. Al final de la sala habían dos tronos en donde nos esperaban los que supose serían los gobernantes del lugar.

Ambos eran iguales al hombre que me escoltaba. La mujer se veía impresionate a pesar del insoportable calor, aunque ese detalle no parecía afectarle. Su rostro era indudablemente perfecto y hermoso, sin mencionar el cabello dorado que le caía hasta la cintura. La dorada corona sobre su cabeza era un claro recordatorio de su poder. Era la reina.

El rey se aclara la garganta para llamar mi atención. La reina sonríe mínimamente al darse cuenta de que le había quitado protagonismo al rey ante mis ojos.

Al sacudir la cabeza alterno la atención entre ambos monarcas, y es cuando me doy cuenta de que detrás de cada uno habían dos mujeres de piel morena. La que estaba detrás del rey tenía el cabello largo de un tono negro. La otra, que estaba detrás de la reina, era algo más baja con rizos color caramelo. Lo más extraño es que sentí un calor agradable en el pecho al mirarlas, lo que me resultó extraño pues ni las conocía.

𝗪𝗢𝗥𝗧𝗛𝗬 | 𝗍𝗁𝗈𝗋 𝗈𝖽𝗂𝗇𝗌𝗈𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora